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– Corifeo: ¿Entonces mujer vas a matar a tu descendencia?
– Medea: Sí porque es lo que más dolerá a mi marido.
– Corifeo: Pero gran infelicidad te causarás con ello.
– Medea: ¡Ah, de sobra están las palabras inútiles, vamos!
Las relaciones suelen ser conflictivas, de eso no cabe duda. Donde hay dos personas existen conflictos y diferencias. Las parejas no son la excepción, y sus conflictos pueden llegar a tener desenlaces bastante perversos, el llamado Síndrome de Medea es un ejemplo de ello.
El síndrome de Medea se manifiesta cuando uno de los progenitores, usando a sus hijos como un instrumento de poder, se venga del otro miembro de la pareja. Tiene su origen en la tragedia griega de Eurípides.
Este síndrome describe una situación patológica en la que la madre o el padre puede llegar a abandonar a sus hijos, causarle daño físico, afectivo-emocional, económico, e incluso la muerte, como un acto de venganza hacia su pareja.
Cual es el origen del Síndrome de Medea
El síndrome de Medea nace de la mitología griega. Medea era hija de Eetes, el rey de Cólquida. También era una mujer hechicera. Jasón llegó a Cólquida al frente de los Argonautas, buscando el vellocino de oro, y Medea cae enamorada de este héroe.
Jasón le promete a Medea llevarla con él a Grecia, pero lo que hizo fue servirse de los poderes mágicos de ella para engañar a su padre y conseguir el vellocino. Son varias las ocasiones en las que Jasón se sirve de los poderes de Medea y ella siempre es complaciente.
Posteriormente, Jasón y Medea zarpan hacia Corinto, lugar en el que tienen dos hijos y viven felices, pero la felicidad no es eterna, pues, Jasón se enamora de la hija del rey Creonte y le promete matrimonio. Se entiende que Medea era una concubina.
Esto enfurece a Medea, quien no solo causa la muerte de su rival al enviarle un vestido de boda que está envenenado y que consume a la víctima en llamas, sino que, con temor de que Jasón quisiera vengar la muerte de su prometida, Medea termina por causar daño a sus propios hijos y los mata.
En resumen, el síndrome de Medea relata la trágica historia de una madre enfurecida que, para castigar la traición de Jasón, quien la abandona por otra, sacrifica la vida de sus hijos.
En la antigüedad, los hijos eran muy importantes para el padre, ya que representaban la perpetuación del nombre y la familia, sin embargo, algunos autores señalan que los hijos de Medea, al ser ella una concubina, no tendrían el futuro promisorio que pudiesen tener otros hijos nacidos bajo matrimonio.
Síndrome de Medea en psicología
En la psicología se hace mención al síndrome de Medea para hacer referencia a una diversidad de síntomas que generalmente se presentan más en la madre, cuando ella descarga su frustración en sus hijos, por medio de conductas agresivas. Así, ante los conflictos con su pareja, la madre se venga usando a sus hijos.
Algunos autores estiman que las mujeres que encarnan el síndrome de Medea identifican la maternidad con la feminidad, la cual reafirman al asesinar a sus hijos, destruyendo, en consecuencia, el vínculo con sus compañeros. Sin embargo, no existen estudios científicos que avalen tal hipótesis. Lo cierto es que estas mujeres tratan a sus hijos como si fuesen adquisiciones materiales.
Aunque no figure propiamente en un manual de psicología o de trastornos, sí es un hecho que ocurre con la suficiente frecuencia en la actualidad como para ser observado o analizado, pues, es creciente el número de hombres y mujeres que, en venganza hacia sus parejas, maltratan o matan a sus propios hijos, o a los hijos de su pareja. Muchos de estos progenitores se suicidan después.
¿Por qué sucede?
Los motivos por los cuales quienes sufren este síndrome incurren en el asesinato de sus hijos pueden ser varios, y van desde el conocimiento de que con la muerte lastiman al cónyuge, hasta el proyectar en sus hijos el odio que sienten hacia la pareja.
En algunos casos, manifiestan que los mataron para prevenir un daño peor, como el estar en manos enemigas. En la mitología, Medea se plantea un dilema sobre si matar a sus hijos o no, pero se autosugestiona con la idea de que estarán mejor muertos que en otras manos. Así, hoy día, algunas personas podrían matar a sus hijos para que ellos no estén con su padre o su madre, en caso de que le den la custodia.
También pueden figurar entre los motivos el odio o la repulsión, así como la proyección de la pareja, un defecto físico, una discapacidad, la incapacidad de tener empatía hacia sus hijos, entre otros.
Hay quienes padecen de psicosis alucinatoria y ven a sus hijos como si fuesen monstruos, o como si ellos tratasen de hacerle daño y representasen una amenaza. Asimismo, alucinan con que sus hijos están poseídos por demonios u otra entidad maligna, o simplemente se los han cambiado y no son sus verdaderos hijos, pero esto es más frecuente en personas con esquizofrenia.
Hay otros casos en los que los padres intentan eludir la responsabilidad que implica la paternidad, por lo que prefieren abandonarlos en lugares donde la muerte es lo más probable, sobre todo si aún son indefensos, como los bebés.
Quienes han analizado el mito de Medea, han concluido que ella padecía de un trastorno narcisista, por lo que sitúa al infanticidio en el terreno de la enfermedad mental.
En todo caso, las Medeas de la era moderna tal vez no deseen matar a sus hijos, pero sí vengarse de sus exparejas, destruyendo la relación que tienen los pequeños con el otro progenitor. Este síndrome iniciaría con la crisis en el matrimonio, siendo éste habitualmente el conflicto primario que desencadena las conductas de maltrato vicario.
No existe una cura para el síndrome de Medea. Si una persona siente resentimiento hacia sus hijos, o tiene problemas con su pareja, la sugerencia es acudir con un especialista para recibir terapia y aprender a canalizar esos malos sentimientos de un modo menos dañino.
Bibliografía
- Ávila Carranza, I. C. (2021). Contextualización y adaptación de la tragedia de Eurípides Medea, a la contemporaneidad (Bachelor’s thesis, Universidad del Azuay).
- Cavallone, A. (2008). La sindrome di Medea: cosa fa uccidere il proprio figlio. Psychofenia: Ricerca ed Analisi Psicologica, (18), 123-172.
- Gómez, L. P. (2018). Del mito de Medea al “Síndrome de Medea”. Florentia Iliberritana, 29, 211-238.