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Cronofobia, o el tiempo como amenaza

Cronofobia
Isbelia E. Farías

Es cierto que el paso del tiempo puede ser rápido, aunque mucho se ha discutido si más bien esto se trata de una percepción o no. Lo cierto es que hay quienes disfrutan del día y aprecian los atardeceres, sin sentir ningún malestar por ver partir el día.

Pero no todas las personas sienten lo mismo, pues, también hay quienes no soportan percibir cómo el tiempo transcurre, sobre todo porque se trata de un hecho que escapa de su control.

A este último grupo de personas se les podría considerar que padecen de cronofobia, una condición que les lleva a experimentar mucho sufrimiento.

Con el término cronofobia, en realidad se hace referencia a un trastorno de la ansiedad caracterizado por un temor irracional hacia el paso del tiempo. Dicho trastorno se clasifica dentro del grupo de fobias específicas del manual diagnóstico DSM-5, las cuales deben cumplir con los siguientes criterios:

  • Miedo o ansiedad ante una situación específica asociada al tiempo
  • Evitación de dicha situación específica
  • Ansiedad o miedo desproporcionado al peligro que representa el tiempo
  • Una duración de seis meses o más
  • Deterioro de las relaciones laborales, sociales y familiares.

Síntomas de la cronofobia

Los síntomas que acompañan esta condición pueden ser de índole física o psicológica, y son los mismos que se asocian al resto de fobias específicas recogidas en los manuales diagnósticos. Algunos de ellos son los siguientes:

  • Mareos y dolores de cabeza
  • Temblores
  • Confusión y alta de concentración
  • Palpitaciones y dificultad respiratoria
  • Temor respecto a la vida
  • Pensamientos sobre la muerte
  • Vómitos y náuseas
  • Sensación de ahogo o falta de aire

Si bien la presencia de alguno de estos síntomas no es claro indicio de que se padece de cronofobia, sí se deben considerar para establecer un diagnóstico. No obstante, la valoración debe ser realizada siempre por un profesional de la salud.

Cómo se manifiesta la fobia al paso del tiempo

La persona que sufre de cronofobia se suele obsesionar con el reloj y los calendarios, pudiendo incluso aislarse socialmente. No existe un reporte exacto sobre la incidencia de esta condición.

Sin embargo, la cronofobia pudiese ser un trastorno común entre los internos carcelarios, si bien en este caso se le conoce como neurosis de prisión.

De igual modo, un grupo de personas que pudiesen también experimentar este temor exacerbado son las personas que padecen de una enfermedad terminal, ya que son más conscientes de su finitud y de que les resta un tiempo limitado de existencia.

Quien ha sufrido de un accidente, un desastre natural o un atentado, también pudiese experimentar esta fobia, pues, se trata de personas que piensan más en el tiempo que va pasando y experimentan la sensación de que el futuro es acortado.

La población de personas ancianas también pudiese experimentar esta fobia, al igual que algunos pacientes con algún padecimiento psicológico.

En cuanto a su origen, algunos expertos consideran que se debe a una combinación entre factores genéticos y ambientales, pese a que también se puede relacionar con otros padecimientos, como el trastorno de ansiedad o depresión.

Por lo general, la cronofobia se agudiza en algunos días o épocas en especial, tales como los cumpleaños, fallecimientos, aniversario de fallecimiento de un ser querido, el nacimiento de los hijos o los nietos, la Navidad o el Año Nuevo, fechas en las que se hace más presente que el tiempo va transcurriendo.

Quien sufre de cronofobia también pudiese sentir terror ante la idea de envejecer. Esta fobia pudiera llevar a que, en una situación de extremo, se experimente despersonalización, es decir, la sensación de estar separado del propio cuerpo.

Asimismo, es probable que la persona que sufra de este temor sienta claustrofobia o patrones de pensamientos circulares, acelerados o inquietantes.

Cómo superar la cronofobia

Algunas técnicas de relajación, la meditación o técnicas para el manejo del estrés pudiesen aportar buenos resultados, en combinación con la terapia cognitivo-conductual.

Todas las fobias pueden impactar de forma negativa en la vida de la persona, por lo que es necesario un abordaje que permita su manejo. En algunos casos puede llegar a ser necesaria la administración de psicofármacos, pero esto debe ser supervisado con un médico especialista.

No siempre el paso del tiempo es un hecho negativo, pues, algunas veces coloca a las personas de frente a una realidad que es imposible de modificar y que le obliga a introducir cambios en su vida para retomar su rumbo hacia el futuro.

Bibliografía

  • Morin, I. (2015). Las consecuencias de la fobia en el lazo social. Desde el jardín de Freud: revista de psicoanálisis, (15), 103-113.
  • Squassina, A. (2012). Tiempo que destruye, tiempo que conserva: Sentido del tiempo y conciencia conservativa. Loggia, Arquitectura & Restauración, (24-25), 26-43.

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