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Qué es la venganza y por qué nos vengamos

Venganza
María Laura Iuzzolino

“La venganza es un plato que se sirve frío”, una frase que seguro has escuchado alguna vez. Ante una ofensa, a nosotros mismos o a un ser querido, desear venganza es normal, a todos nos ha pasado.

Es incluso humano, ante sentimientos negativos como esta clase de enfado, desear que quien hizo mal sienta lo mismo que aquel que resultó ofendido. Sin embargo, aquí reflexionaremos acerca del concepto de venganza y sus implicaciones.

Muchas veces, con la finalidad de impartir justicia, tomamos la decisión de vengarnos. Esta es una decisión errónea, por supuesto, ya que de esa manera en lugar de poner un fin al mal estaremos propagándolo.

Por ello hoy aquí te presentaremos el concepto de venganza, qué implica y por qué no deberías aplicarla. La respuesta correcta siempre estará en la justicia y el perdón. 

Definición de venganza

Según la Real Academia Española, la venganza consiste en la satisfacción que se toma de agravios recibidos. Es decir, la venganza implica una forma de castigo que aplica alguien que ha sido ofendido o maltratado, en un intento por reparar lo sucedido. Son comportamientos dirigidos a una persona o a un grupo entendidos como culpables o responsables de causar daño a otros.

Podríamos decir que la venganza es una forma de gestionar sentimientos negativos hacia otra persona (u otras), intentando, a través de una agresión, reparar el daño que han generado. Quien practica venganza intenta compensar daños, muchas veces entendiendo que están ejerciendo justicia, cuando nada está más lejos de la realidad.

En general, un propósito de este estilo tiene la finalidad de hacer sentir a una persona que perjudicó a otra de la misma manera en que su víctima se sintió. Sin embargo, si nos rigiéramos por estas leyes, la vida en sociedad sería caótica. Lo que sucede es que la venganza jamás reparará el daño recibido, por ello es necesario reflexionar acerca de ella y por qué no debería practicarse.

¿Qué nos motiva a buscar venganza?

La “sed” de venganza surge ante un daño o agravio recibido. Todos nos sentimos dolidos cuando nos lastiman, cuando nos ofenden o lo hacen respecto a un ser querido. Sentir la necesidad de devolverle al agresor aquello que dio, hacerlo sentir como hizo sentir a su víctima es lo que la venganza implica.

Sin embargo, pensándolo racionalmente, perjudicar al victimario jamás reparará el daño y, solo logrará que luego de efectuar la agresión, te sientas vacío, pues lo sucedido ya no cambiará.

Por este motivo es que, ante el surgimiento de sentimientos negativos y de la idea de necesidad de venganza, recomendamos dar un paso atrás para reflexionar y pensar al respecto. ¿Realmente valdrá la pena vengarse, o la solución estará en el perdón y dejar el mal atrás?

Consecuencias de la venganza

Por lo que hasta ahora te hemos presentado, habrás de suponer que la venganza es poco recomendable, y que deja tras ella más desventajas que beneficios. Piensa en la crueldad que implica basar el propio bienestar en el mal ajeno, ¿eso es lo que quieres?

Vengándote no harás más que convertirte en una persona tal como el agresor al que buscas ofender, estarás cayendo en su propio juego. Ahora hablaremos de las desventajas de la venganza, para que puedas pensar al respecto y comprender que no es la solución.

Algunas consecuencias negativas y realmente graves de la venganza implican:

  • La satisfacción que obtendrás será superficial, y cuando repares en el daño hecho no sentirás más que dolor.
  • Al final no acabarás reparando la situación original que te motivó a cobrar venganza.
  • Involucrar a personas inocentes en el acto de venganza que no tendrían nada que ver y terminan perjudicándose.
  • Herir a alguien más con intenciones de hacerlo.
  • Podrías incluso iniciar un desencadenamiento de actos agresivos. Si cobras venganza probablemente aquel del que te vengas querrá hacerlo también, y así la ola de negatividad no tendrá fin.
  • Las consecuencias del acto de venganza pueden ser significativamente graves.

La venganza no es justicia

“El mal tiene consecuencias”, esta es una frase con la que crecemos, haciéndonos a la idea de que el camino del bien es el correcto, y que la justicia siempre debe gobernar. Ahora bien, comúnmente un acto de venganza es confundido con cobrar justicia por mano propia ante una ofensa o agresión.

La necesidad de justicia aparece como el deseo por crear una sociedad justa, basada en el respeto y la equidad, en el respeto de normas y el bienestar. Sin embargo, como ya habrás podido percibir a este punto, la venganza no implica un bien, como sí la justicia.

Con la venganza se ejerce igualdad, pero, no en términos de justicia. Será una conducta que solo propagará la agresión y, por lo tanto, el mal. Además, nunca el daño recibido de esta manera será reparado. En definitiva, vengarse no vale la pena.

La importancia de perdonar

Esperamos que a partir de la lectura de este artículo hayan podido llegar a esta importante reflexión: un acto de agresión jamás reparará otro, sino que solo propagará el mal. La venganza no tiene beneficios a largo plazo, sino todo lo contrario. Tampoco este concepto debe ser confundido con el de justicia.

Por estos motivos, les recomendamos reflexionar ante un agravio. Cuando resulten ofendidos, será mejor pensar si realmente valdrá la pena cobrar venganza. La respuesta siempre será no. Aprender del perdón es lo que te permitirá dejar el mal atrás, la venganza solo empeorará las cosas.

Referencias bibliográficas

  • Bacon, F. (1902). Of revenge. The Essays of Francis Bacon, 19-21.
  • Elster, J. (1990). Norms of revenge. Ethics, 100(4), 862-885.
  • Schumann, K., & Ross, M. (2010). The benefits, costs, and paradox of revenge. Social and Personality Psychology Compass, 4(12), 1193-1205.

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