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Parálisis del sueño: cuando el cuerpo y el cerebro despiertan por separado

parálisis del sueño
Alida Garrido

Según la clasificación de trastornos del sueño (ICSD), la parálisis del sueño es una parasomnia, es decir, un trastorno de conducta que ocurre durante el sueño, en este caso asociada con el sueño REM.

Aunque el fenómeno está ligado de forma popular a determinadas creencias místicas e irracionales, se trata de una manifestación patológica y disociada de la atonía muscular, un déficit de la fuerza de la contracción muscular característica de esta fase del sueño.

A continuación explicaremos las causas conocidas, manifestaciones y consecuencias de la parálisis del sueño,  así como su posible tratamiento y recomendaciones para su prevención.

Causas de la parálisis del sueño

La parálisis del sueño es causada por una marcada disociación entre el nivel de alerta y la atonía muscular, que suele ocurrir en los episodios de sueño REM.

La parálisis del sueño puede ser en sí misma una consecuencia de la narcolepsia (más de un 60% de narcolépticos sufren parálisis del sueño).

En personas narcolépticas pueden aparecer frecuentes episodios de sueño REM cuando algunos de los mecanismos neuronales que producen vigilia y/o sueño no REM son anormalmente débiles, o cuando los mecanismos neuronales que facilitan la aparición del sueño REM son hipersensibles o hiperactivos, o ambos.

Esta anomalía que contribuye a la aparición de episodios de sueño REM también parece facilitar la aparición de parálisis del sueño.

Otras de las causas más comunes asociadas a la aparición de este trastorno son el estrés y la ansiedad, siendo por su parte muy poco probable, aunque posible, la causa hereditaria (varios miembros de una misma familia la padecen como síntoma único).

Como en el resto de parasomnias, su aparición suele estar muy vinculada a una mala higiene del sueño.

¿Cómo se manifiesta la parálisis del sueño?

La parálisis del sueño se manifiesta de muy diversas formas, todas ellas desagradables para la persona que la padece. A continuación se mencionan los síntomas más comunes:

– Incapacidad para moverse durante varios segundos o minutos. La persona se encuentra despierta, es consciente de la situación, ve lo que ocurre a su alrededor pero no puede realizar acciones físicas voluntariamente, como mover sus extremidades, cuerpo o cabeza y tampoco hablar.

– Alucinaciones. Cabe la posibilidad de experimentar alucinaciones durante la transición del sueño-vigilia. Estas alucinaciones pueden ser hipnagónicas, cuando ocurren desde la vigilia al sueño (en el momento de dormirse) e hipnopómpicas, cuando ocurren del sueño a la vigilia (al inicio del despertar).

Pueden ser visuales o auditivas. Siendo posible experimentar sensación de presencias extrañas o malignas que te hablan, o que simplemente están.

Ansiedad. Provocando una sensación de ahogo, asfixia y dificultades para respirar, e incluso estrangulamiento.

Miedo. Es una experiencia atemorizante para la persona que lo experimenta, ya que es incapaz de tomar el control de la situación.

Insomnio. El miedo a que estos episodios se repitan cada vez que se dispone a dormir puede llevarle a justo lo contrario, la imposibilidad de dormir.

Cambios de humor. Este suceso suele generar sensación de agotamietno durante todo el día lo que a su vez puede generar irritabilidad, alterando el curso de vida cotidiano.

¿Cuál es la prevalencia?

Según un estudio reciente desarrollado por la Cátedra del sueño de la Universidad de Granada, la mitad de la población sufre algún episodio de parálisis del sueño a lo largo de su vida, siendo este trastorno el que mayor prevalencia tiene en este campo, aunque suele tratarse de episodios aislados y de corta duración sin consecuencias graves para la salud.

La edad de inicio más habitual se sitúa en la adolescencia, y en lo que respecta a la distribución por sexos no se han descrito diferencias significativas.

Diagnóstico, tratamiento y recomendaciones

El diagnóstico se realiza normalmente a través de la observación y la historia clínica, y se confirma con el test de latencia múltiple del sueño (MSLT) y con la polisomnografía.

Para el diagnóstico, en primer lugar, habría que descartar la presencia de narcolepsia y en segundo lugar, si hay un déficit o alteración del sueño. Deben medirse también los niveles de estrés que experimente el sujeto, ya que esto lo propicia considerablemente.

Debe considerarse además si la posible ingesta de ansiolíticos es la causante, ya que es también una circunstancia vinculante.

La parálisis del sueño es una manifestación benigna, que no afecta a las funciones vitales, por lo que no es peligrosa, aunque a menudo pueda ocasionar estrés y ansiedad.

Aunque no se conoce un tratamiento específico, la intervención debe sustentarse en una mejora de la higiene y los hábitos del sueño, y la toma de conciencia del paciente, en particular sobre la naturaleza benigna del trastorno.

Para adquirir cierta sensación de control sobre los ataques se han descrito como útil la relajación física y la meditación focalizada, estableciendo el foco de atención sobre un estímulo interno positivo.

En lo que respecta a la prevención, deben tenerse en cuenta algunas recomendaciones que ayudarán a la disminición de tales manifestaciones. En particular se recomienda:

– No intentar moverse cuando suceda e intentar quedarse dormido de nuevo, ya que la situación desaparecerá por sí sola después de unos minutos.

– Tomar un baño relajante antes de irse a la cama.

– Hacer ejercicio regularmente durante el día.

– No consumir cafeína o alcohol durante la noche.

– Vigilar el uso de medicamentos ansiolíticos  y antidepresivos, que deben ser prescritos adecuadamente.

– Mejorar los hábitos de sueño, mantener horarios de sueño estables, descansar adecuadamente.

Infusiones de manzanilla o menta pueden ayudar a conciliar el sueño.

– Emplear técnicas de relajación, como respirar profundo o pensar en imágenes relajantes que ayudarán a reducir el estrés y la ansiedad. Otras técnicas como yoga, pilates, meditación, así como la técnica 4-7-8 también favorecen la somnolencia.

Consultar a un especialista. Cuando los episodios sean muy frecuentes y las alucinaciones sean muy repetidas lo más aconsejable es acudir a un especialista.

La parálisis del sueño en el cine

The Nightmare (La pesadilla) es un aterrador film documental del año 2015, que se centra en el mundo de pesadilla del que se hace protagonista la parálisis del sueño. Al parecer su realizador (el director Rodney Ascher) también sufrió algunos episodios de parálisis del sueño en su juventud.

El hilo argumental se basa en ciertas sensaciones pseudoalucinatorias habitualmente presentes en los episodios de parálisis del sueño, como sentir una presencia física, que aunque no siempre se percibe como amenazante, se presta con facilidad a cualquier argumento cinematográfico.

La técnica 4-7-8 para conciliar el sueño

Se trata de una técnica de respiración profunda inicialmente descrita por el experto Andrew Weil, que ayuda a relajarse y dormirse rápidamente gracias al control consciente de la respiración.

Consiste en tomar el aire por la nariz durante 4 segundos, mantener el aire en los pulmones durante 7 segundos, expulsar el aire por la boca durante 8 segundos y repetir el proceso hasta quedarte dormido. Lo habitual es que en tres repeticiones se comience a sentir somnolencia.

El método se basa en la conocida práctica india llamada pranayama (regulación de la respiración), muy utilizada también en yoga y pilates.

2 comentarios en “Parálisis del sueño: cuando el cuerpo y el cerebro despiertan por separado”

  1. Tengo casi 30 años y ultimamente he tenido algunos episodios como los que comenta. Cierto es que me tranquiliza saber que no son peligrosos. Les doy las gracias desde México por esta nota.

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