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La sublimación como mecanismo de defensa

Sublimación por el arte
María Laura Iuzzolino

La sublimación es uno de los mecanismos de defensa conceptualizados por el padre del Psicoanálisis, Sigmund Freud. Es una estrategia que normalmente las personas utilizamos para canalizar impulsos en nuestra cotidianeidad. Seguramente tú lo apliques en tu día a día, solo que sin notarlo.

En este artículo te contaremos qué es la sublimación, qué implica y daremos también algunos ejemplos de su utilidad. Si quieres saber a qué nos referimos cuando hablamos de “sublimar pulsiones” entonces sigue leyendo.

¿A qué se conoce como sublimación en Psicología?

Cuando en el ámbito de la Psicología nos referimos a la sublimación, se hace referencia a la acción de canalizar, filtrar, o desviar impulsos o instintos (pulsiones) que no son socialmente aceptables, dándoles otro uso bien visto en sociedad. Así definida, las cosas podrían resultar un tanto confusas, sin embargo, todos nosotros en nuestra vida diaria recurrimos a la sublimación.

Ahora bien, puedes estar preguntándote qué situaciones no socialmente aceptadas podrían llevar a una persona a recurrir a sublimar sus impulsos. Pues bien, se trata sobre todo de pulsiones sexuales o agresivas. Por supuesto, cada cultura maneja sus propias normas y puede suceder que aquello que es bien considerado en un círculo social no lo sea en otro.

Por lo tanto, qué impulsos hacia algunas conductas deberán ser sublimados dependerá del circulo social y entorno cultural en que una persona esté inserta. De todas formas, no te preocupes, más adelante daremos algunos ejemplos para que puedas comprender qué implica este mecanismo tan común de defensa y su importancia.

Orígenes del término

Si has leído atentamente, habrás notado que, entre la definición de sublimación hemos incluido el término pulsión:

“(…) hace referencia a la acción de canalizar, filtrar, o desviar impulsos o instintos (pulsiones) que no son socialmente aceptables, dándoles otro uso bien visto en sociedad.”

Un término como este, sin lugar a duda, remite a la obra de Sigmund Freud: El Psicoanálisis. Ahora, ¿cómo habrá llegado Freud a la necesidad de conceptualizar la sublimación? De eso hablaremos ahora.

El neurólogo padre del Psicoanálisis, llegó a la conceptualización de la sublimación como uno de los posibles destinos de una pulsión. Las pulsiones, como quizás sabrás, implican un empuje o impulso provocado por energía emergente de una zona erógena que tiene como propósito alcanzar una meta en un objeto determinado. La meta, por supuesto, implica la descarga de la tensión que genera el impulso, alcanzando el consecuente placer de la liberación.

Ahora bien, no todas las metas de una pulsión pueden ser obtenidas sin consecuencias, y estas consecuencias están determinadas por la vida en sociedad y las reglamentaciones que esta implica. Así, el objetivo al que aspira una pulsión no siempre puede ser concretamente alcanzado, y eso implica que la persona ahora deberá encontrar de qué manera filtrar aquella energía emergente que no cesa y genera malestar.

Ahí es cuando los destinos de pulsiones alternativos emergen, siendo la sublimación uno de ellos. Así, la sublimación es el acto de reorientar o dar otra finalidad a la energía sexual o agresiva orientada hacia objetos, a modo de posibilitar una descarga y, al mismo tiempo, no trasgredir las normas de la sociedad. 

La sublimación como mecanismo de defensa

Muy bien, ya sabes qué es la sublimación, qué implica y de dónde proviene el término. Ahora veremos de qué manera la sublimación implica un acto de defensa hacia el yo, pues se trata de uno de los tantos mecanismos de defensa conceptualizados por Sigmund Freud.

Como ya se ha explicado, es necesario suprimir ciertas conductas para poder vivir acorde a las normas sociales de un entorno determinado. Sin embargo, el proceso de represión no está exento de consecuencias, y la continua represión de impulsos puede llegar a ser sumamente dañina.

De ahí el concepto de sublimación como un mecanismo de defensa, como una alternativa de descarga a aquella energía que busca ser aplicada pero que, de hacerlo, no sería socialmente bien visto. Resguardando la salud psíquica de la persona víctima de sus impulsos.

Ejemplos cotidianos de sublimación

Conceptualizado el término y descrita su función, ahora te diremos en qué situaciones normalmente sublimamos algunos impulsos, reemplazando su vía de descarga por otra socialmente aceptada. Así podrás hacerte une mejor idea de sus principales usos.

El arte

Sigmund Freud reconoció en su obra que el arte es capaz de darle al individuo satisfacción, obteniendo el bienestar suficiente para saciar el hambre de sus pulsiones. En el arte, las personas podemos encontrar una vía para expresar nuestros más profundos deseos e impulsos, de forma canalizada y obteniendo satisfacción al implementarlo.

El estudio

Estudiar es una actividad que implica la puesta en marcha de todos nuestros sentidos para enfocarnos en una tarea demandante de concentración plena. Es decir, en términos psicoanalíticos, requiere de altas cantidades de energía. Es por ello que estudiar es una de las maneras en que una persona puede descargar de otra manera sus pulsiones, depositando la energía que les corresponde en una actividad diferente.

El deporte

La práctica de un deporte puede ser de suma utilidad, sobre todo para las personas que requieren de la descarga de impulsos agresivos. Practicar un deporte implica una estrategia concreta de descarga de energía, libera estrés y moviliza la liberación de endorfinas. La práctica de actividades deportivas conlleva satisfacción y, por lo tanto, la liberación de energía pulsional.

Actividades que demandan atención y precisión

Tal como el estudio, actividades demandantes de atención y precisión, son una forma más de desviar energía pulsional. Por ejemplo, al realizar crucigramas, armar sudokus, formar rompecabezas, estamos depositando energías en la exclusiva realización de una actividad demandante. Y, entre la energía depositada en ella, se encuentra la energía de nuestras pulsiones pendiente de descarga.

Como verás, seguro tú también recurres a la sublimación como una estrategia de descarga pulsional aceptada socialmente. Es normal y es necesario hacerlo, para poder conservar nuestro bienestar psíquico, ¿se te ocurre de qué forma tú sublimas tus pulsiones? ¡Esperamos que este artículo te haya sido útil para descubrirlo!

Recursos bibliográficos:

  • Freud, A., & Carcamo, C. E. (1961). El yo y los mecanismos de defensa (Vol. 3). Barcelona: Paidós.
  • FreuD, S. (1992). La represión, lo inconsciente. Obras completas, 14, 1914-16.
  • Palacios, L. (2007). Sublimación, arte y educación en la obra de Freud. Revista intercontinental de psicología y educación, 9(2), 13-24.
  • Vels, A. (1990). Los mecanismos de defensa bajo el punto de vista psicoanalítico. Agrupación de Grafoanalistas Consultivos de España. Bol, 6, 1-11.

1 comentario en “La sublimación como mecanismo de defensa”

  1. Me resultó fascinante descubrir cómo la sublimación puede ser utilizada como un mecanismo de defensa. Es increíble cómo nuestra mente puede transformar nuestras emociones negativas en algo productivo y creativo. Definitivamente, este artículo me ha dejado pensando en cómo puedo aplicar esta técnica en mi propia vida.

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