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Tradicionalmente, se ha asociado la práctica de deporte con la salud física. Todo el mundo sabe -lo haga o no- que para mantenerse en forma es fundamental realizar ejercicio físico.
De unos años a esta parte, además, se ha puesto el énfasis en cómo la actividad física es también beneficiosa para la salud mental. Aun así, pese al gran número de estudios realizados por la comunidad científica que lo confirman, el público general todavía no acaba de asumir que el deporte ayuda a la salud mental.
La práctica deportiva no solo ayuda en el tratamiento de algunas enfermedades mentales, sino que también ayuda a prevenirlas.
La relación entre el deporte y la mente está más que demostrada. No se trata de un vínculo tangencial y vago. Se pueden trabajar habilidades cognitivas a través del deporte, como la concentración, la capacidad de resolver problemas o tomar decisiones, la gestión de las emociones o el control del estrés.
Existen casos concretos que demuestran esta fructífera asociación, por ejemplo, las conexiones que hay entre los equipos de alto rendimiento y la gestión de grupos de trabajo o las que se dan entre el crossfit y una actividad mental como es el poker.
Beneficios del deporte en la salud mental
Son muchos los beneficios que hacer deporte proporciona a nuestra mente. Algunos de ellos tienen que ver con una palabra mágica: endorfinas. Al hacer ejercicio físico se liberan endorfinas, también conocidas como las hormonas de la felicidad.
Dejando al lado las reacciones químicas, lo que esto explica es que al hacer deporte nos sintamos mejor. Lograr ese objetivo que nos habíamos marcado o el simple hecho de haber ido por fin al gimnasio después de mil excusas, nos produce una sensación de placer comparable a la que sentimos, por ejemplo, después de una buena comida.
El enemigo de las endorfinas es la fatiga. Mientras que estas hormonas nos hacen sentir bienestar y vitalidad, la fatiga es la sensación contraria. No hay que confundirla con el cansancio, que es más una sensación física; la fatiga tiene que ver con el estado de ánimo, con la apatía y falta de ganas de hacer nada.
Realizar ejercicio, aunque sea por poco tiempo, nos hace inmunes a la fatiga durante un tiempo en el que nos sentimos más activos, vitales y productivos.
Al mismo tiempo, el ejercicio produce cansancio físico, lo que nos ayudará a dormir mejor. Un buen descanso es fundamental para combatir el estrés y para mantener nuestra mente despejada y al máximo de su capacidad.
Otro aspecto en el que el deporte nos ayuda mentalmente es en la percepción que tenemos de nosotros mismos. Como comentábamos al principio y todos sabemos, el ejercicio es necesario para mantenernos sanos físicamente.
Una buena salud e imagen corporal es importante para tener confianza en uno mismo, mejora nuestra autoestima. Del mismo modo, marcarse una meta como pueda ser hacer ejercicio de manera regular y cumplirla, también nos da confianza en nuestras propias capacidades y nos vuelve más resolutivos.
Los deportes por equipos hacen aportaciones extra. Evidentemente, mejoran nuestra capacidad de trabajar en equipo, pero también nuestras habilidades sociales.
El hecho de formar parte de un grupo y ser aceptado, nos hace sentirnos útiles, valiosos y bien con nosotros mismos. Además, enseñan capacidades como la de liderar, la de delegar en los demás o la de trazar estrategias de manera conjunta para resolver problemas.
Es más obvio en los deportes por equipos, porque implican una competición, pero también puede darse a nivel individual: a veces se gana y a veces se pierde.
Con el deporte aprendemos a gestionar una mala racha y a superarnos, enseñanzas muy valiosas también en nuestra vida cotidiana.
El simple hecho de salir y estar al aire libre, aunque solo sea a dar un paseo, es beneficioso para nuestra mente, ya que el contacto con la naturaleza nos relaja. Y, además, es económico. ¿Qué más se puede pedir?
La psicología en el deporte
La práctica deportiva, sin embargo, puede llegar a ser un problema para nuestra mente. Es más común en deportistas de élite, sometidos a las presiones de la alta competición, pero también puede darse a nivel particular.
Establecer objetivos no realistas, obsesionarse o no saber gestionar los malos resultados puede producir una sensación de frustración muy perjudicial para nuestra salud mental. Por eso, es importante la psicología en el deporte.
Cada vez es más común que los grandes deportistas trabajen con psicólogos, tanto en su vida profesional como personal.
El tiempo ha demostrado que la falta de cuidado de la mente de los deportistas, el no darles herramientas para que gestionen situaciones extraordinarias para las que pueden no estar preparados mentalmente, tiene un precio, y este es muy alto.
Hace relativamente poco se conoció el caso del jugador de fútbol Andrés Iniesta, que habló abiertamente sobre su depresión y cómo la superó gracias a haber recurrido a ayuda profesional.
Este tipo de testimonios son muy valiosos, ya que todavía hay mucha estigmatización en cuanto a pedir ayuda psicológica, más en determinadas élites del mundo del deporte.
Se ha demostrado que la psicología es clave en el rendimiento deportivo. Una mente preparada para la competición, con sus altos y bajos, es tan importante como el entrenamiento físico o la estrategia.
Un ejemplo claro es el del tenista Rafa Nadal, que siempre se ha distinguido por su fortaleza mental. Por ello no es extraño que en su academia de tenis se incluya un plan de preparación mental para los alumnos.
El deporte mejora nuestra salud mental y la mente mejora nuestros resultados deportivos. Una relación que no se puede ignorar, sino que hay que trabajar y mimar.