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La relación entre la psicología y el deporte es intrínseca y compleja. Los estudios han demostrado que aspectos relacionados con el factor emocional y sensitivo influyen en nuestra participación y desempeño en cualquier actividad física que se tercie.
Dicho de otra manera, un buen estado de ánimo puede ser un catalizador para un rendimiento excepcional, mientras que un estado de ánimo negativo puede actuar como una barrera psicológica que nos impide dar lo mejor de nosotros mismos. Pero hay otras variables que influyen en esta ecuación y de las cuales hablaremos más adelante.
Salud mental y deporte, un impacto bidireccional
La relación entre la práctica deportiva y la salud mental es un vínculo recíproco. No es solo la mente la que influye en el deporte, sino también cómo este puede ayudar a moldear positivamente la salud mental. Ahora bien, ¿cómo se lleva esto a cabo?
En primer lugar, la actividad física libera endorfinas, conocidas como las “hormonas de la felicidad”, que contribuyen a mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés. Por otro lado, el deporte proporciona una vía de escape para canalizar la energía negativa, promoviendo la salud mental y el bienestar emocional.
Esta es la razón por la que algunas terapias proponen integrar el deporte en la rutina diaria para mantener un equilibrio psicológico.
La American Psychological Association, por ejemplo, respalda la integración de la actividad física en el tratamiento de la ansiedad y la depresión, señalando los beneficios psicológicos que la misma proporciona. Tal y como señala el mismo organismo, hacer ejercicio alimenta los atenuadores de estrés del cerebro.
La importancia del material deportivo en la psicología del deporte
No solo es una cuestión de comodidad, la elección del material deportivo determina en buena parte la concepción del deporte desde una perspectiva psicológica. Es decir, contar con un equipo deportivo de calidad mejora el rendimiento, pero también actúa como un estímulo motivacional.
El simple hecho de tener el equipo adecuado puede generar entusiasmo y aumentar la autoconfianza, ambos pilares fundamentales para una práctica deportiva regular. Pero eso no es todo.
Además de afectar al rendimiento físico, este elemento puede actuar como un refuerzo positivo, asociando la actividad física con una experiencia agradable. Este vínculo psicológico puede aumentar la probabilidad de que las personas se comprometan con este tipo de rutinas a largo plazo, convirtiéndola en una parte más de su estilo de vida.
Cualquier tienda de deportes que se tercie debe poner esto en valor y entender también la variedad de cuerpos y constituciones que su público potencial presenta.
Trastornos como la dismorfia corporal pueden crear un ciclo negativo donde la participación en el deporte se vea condicionada por la insatisfacción corporal. Este fenómeno, caracterizado por una percepción distorsionada y negativa del propio cuerpo, puede impactar en la conexión psicológica entre la persona y el deporte.
A diferencia de lo que podría pensarse, también actúa como un refuerzo positivo en el contexto deportivo, ya que se contrarrestan las percepciones negativas sobre su cuerpo. Asociar una experiencia satisfactoria a la realización de actividad deportiva es, sin duda, un factor determinante, tanto en la población adulta como en la más joven.