Los Mejores Psicólogos
de Tu Ciudad

 

Comparte:

Los sesgos cognitivos: 40 ejemplos

Sesgos cognitivos
Isbelia E. Farías

Los sesgos cognitivos son un efecto psicológico que producen una desviación en el procesamiento mental y llevan a una distorsión, una interpretación ilógica o a un juicio inexacto.

En muchos casos, los sesgos cognitivos son difíciles de distinguir y pueden incluir procesos relacionados con el modo de procesar la información, a través de atajos, motivaciones emocionales y morales, o la influencia social.

Esta noción de sesgo cognitivo fue una propuesta de los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky, quienes desarrollaron su idea de que muchas personas tenían dificultad para razonar de modo intuitivo. Dicho concepto surgió en el año 1972.

Así, los autores destacaron que existen varios patrones en que los juicos o las decisiones eran diferentes a lo que se esperaba, de acuerdo a la teoría de la elección racional.

De modo que los sesgos cognitivos son atajos mentales a los que muchas personas han recurrido porque les resulta más fácil tomar una decisión. En el mundo publicitario, se toma mucho de los sesgos cognitivos para lograr sus objetivos de ventas, por ejemplo.

Sesgos cognitivos: 40 ejemplos

Algunos sesgos cognitivos en los que pueden incurrir las personas, son los siguientes:

  1. Sesgo de correspondencia: cuando se juzga a otra persona por su personalidad, pero a nosotros mismos nos juzgamos por la situación.
  2. Sesgo por interés personal: cuando se trata de fracasos, decimos que son circunstanciales, pero los éxitos sí son por méritos propios.
  3. Favoritismo del endogrupo: cuando se favorecen a las personas que se encuentran en nuestro círculo, en lugar de otras.
  4. Efecto arrastre: mientras más personas adopten una idea, moda o creencia, estas continuarán creciendo. Es decir, se cree o se dice algo porque muchas personas también lo creen y lo hacen así.
  5. Efecto halo: si se ve a una persona con un rasgo positivo, esta impresión se le atribuirá al resto de sus rasgos. Ocurre lo mismo cuando se observa un rasgo negativo.
  6. Efecto del falso consenso: cuando se piensa que hay más personas que están de acuerdo con nosotros, cuando en realidad no es así. 
  7. Efecto spotlight: la tendencia a sobreestimar la cantidad de personas que notan la apariencia o el comportamiento de uno. Es decir, cuando pensamos que un acto propio resulta muy interesante y todos lo van a notar.
  8. Hipótesis del mundo justo: la tendencia a sostener que el mundo es justo.
  9. Realismo ingenuo: pensar que los demás son irracionales o no están informados, pero nosotros sí observamos la situación de forma objetiva.
  10. Efecto forer: atribuir descripciones vagas que se pueden aplicar a muchas personas. Este efecto es muy usado en la astrología, la grafología y la adivinación.
  11.  Efecto Dunning-Kruger: cuanto menos sabe la persona, más confianza tiene. Cuanto más sabe, menos confianza tiene.
  12. Efecto de anclaje: la tendencia a confiar en la primera información que se recibe al momento de decidir.
  13. Sesgo de confirmación: encontrar información que confirme nuestras percepciones, aquella que nos favorezca.
  14. Efecto en tercera persona: la creencia de que los demás están más afectados por el consumo comunicacional que nosotros.
  15. Cascada de disponibilidad: relacionadas con la necesidad de aceptación social; es decir, que las creencias colectivas ganan más aceptación por medio de la repetición pública.
  16. Retrospección idílica: la tendencia a ver el pasado de una forma idílica, mientras que el futuro se observa como negativo.
  17.  Sesgo de status quo: la tendencia de valorar en mayor medida aquellas cosas que permanecen estables.
  18. Falacia del apostador: la creencia de que las posibilidades futuras son afectadas por los acontecimientos del pasado.
  19. Efecto marco: sacar diferentes conclusiones, de una misma información.
  20. Sesgo de autoridad: confiar en la información porque la emite una figura de autoridad.
  21. Efecto Zeigarnik: recordar más la tereas incompletas que aquellas que se completaron.
  22. Efecto espectador: cuanta más gente esté cerca, es menos probable que se ayude a una víctima.
  23. Falsos recuerdos: confundir entre la imaginación y los verdaderos recuerdos.
  24. Sesgo pesimista: sobrestimar la probabilidad de los malos resultados.
  25. Sesgo optimista: ser demasiado optimista ante los buenos resultados.
  26. Prejuicio de punto ciego: el creer que no se tienen prejuicios, pero los demás sí.
  27. Aversión a la pérdida: se prefiere evitar una pérdida, en lugar de pensar en las ganancias.
  28. Efecto denominación: gastar más dinero cuando la denominación es en bajas cantidades (monedas), más que en grandes (billetes).
  29. Sesgo de disconformidad: realizar un escrutinio crítico de la información cuando esta contradice lo que se cree, y aceptar aquellas que son congruentes con las creencias propias, pero sin analizarla.
  30. Percepción selectiva: cuando las esperanzas afectan la percepción.
  31. Ilusión del control: sobrestimar el grado de influencia propio sobre otros eventos que son externos.
  32. Sesgo cultural: interpretar fenómenos según los estándares de la propia cultura.
  33. Efecto animadora: pensar que otra persona es más atractiva cuando está en grupo, que vista de forma individual.
  34. Sesgo de autoservicio: interpretar como beneficiosa, para los propósitos propios, aquella información que es ambigua.
  35. Sesgo del presente: pensar más en la recompensa inmediata que en la gratificación a futuro.
  36. Sesgo de la experiencia reciente: confiar más en la información del presente, al momento de analizar una información.
  37. Sesgo de conversación: cuando se da más importancia al primer análisis y desestimar la nueva información que se recibe.
  38. Efecto legado: el atribuir más valor a las cosas que se poseen. Está relacionado con la aversión a la pérdida.
  39. Efecto IKEA: el dar mayor valor a un producto solo porque la persona ha contribuido en su fabricación.
  40. Efecto de disposición: la tendencia de no reconocer las pérdidas a nivel económico, sino enfocarse en generar más ganancias. Algunos inversionistas, por ejemplo, venden los activos que han aumentado su valor y conservan aquellos que lo han disminuido.

Tal como se observa, todos estos sesgos cognitivos, entre los muchos otros que puedan existir, influyen en las decisiones que se toman, en la manera en la que se ve el pasado o el mismo futuro. Por ello, antes de tomar una creencia como verdadera o más valedera que otras, vale analizarla con sumo cuidado.

Sin embargo, ya sabemos que existe la tendencia a creer más en la información que confirma nuestras creencias.

Bibliografía

  • Barón, L., & Rotundo, G. Z. (2018). Los sesgos cognitivos: de la psicología cognitiva a la perspectiva cognitiva de la organización y su relación con los procesos de toma de decisiones gerenciales. Ciencia y Sociedad43(1), 31-48.
  • Cortada de Kohan, N., & Macbeth, G. (2006). Los sesgos cognitivos en la toma de decisiones.
  • Rodríguez-Ferreiro, J., & Barberia, I. (2018). Sesgos cognitivos y convicciones morales. Ciencia Cognitiva, 2018.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio