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El principio de la evanescencia emocional ha surgido para explicar el fenómeno que acontece al disiparse el efecto de emociones intensas rápidamente. Este, de hecho, es un efecto adaptativo que la cognición humana pone en marcha para la conservación del organismo.
En este artículo nos adentraremos en el concepto de evanescencia emocional, no sin antes realizar un debido recorrido sobre la concepción de la emoción y de los sentimientos. Quédate leyendo si quieres conocer este principio de gran importancia para la estabilidad y conservación de la especie.
Emoción y sentimiento, una perspectiva biológica
Las emociones, su análisis y comprensión han estado en consideración de la ciencia desde hace siglos. Incluso desde los tiempos de filósofos como Platón, Sócrates y Aristóteles, hasta el día de hoy, se ha intentado llegar a una definición de la emoción. De hecho, definiciones existen muchas, pero el consenso acerca de qué son las emociones no se ha logrado.
La concepción que comúnmente se acepta acerca de las emociones explica que estas son respuestas a estímulos con función adaptativa. Es decir, las emociones son definidas como un proceso que permite adecuarnos a estímulos dando respuestas que permitan a un organismo mantenerse con vida. Desde la perspectiva biológica, la emoción es fundamental para preservar la existencia de una especie.
Por supuesto, la socialización y la cognición han llevado al ser humano a desarrollar emociones que van más allá de la mera supervivencia. Estas son denominadas emociones complejas, distinguiéndose de las básicas (las primeras que hemos mencionado, que tienen una función meramente adaptativa).
Ejemplos de emociones básicas son el miedo, el asco, la alegría y el enojo. Emociones complejas son la envidia, la vergüenza, los celos y la ansiedad.
Por otra parte, un sentimiento es la toma de consciencia de una emoción. La secuencia es la siguiente: percibimos un estímulo, respondemos emocionalmente a él, tomamos consciencia de esta respuesta y, finalmente, experimentamos un sentimiento.
La limitación temporal de las emociones
Aunque en la experiencia no lo parezca, la duración de la experiencia emocional es muy breve. Ha sido científicamente comprobado que una emoción no dura más de noventa segundos. Cuando se tiene la sensación de que una emoción persiste por horas, incluso días, se está ante la presencia de un sentimiento.
En estos casos no interviene solo la biología, sino que se implica una experiencia consciente de la que participan otras áreas cerebrales más desarrolladas.
Ya sabiendo qué es una emoción y su limitada duración, podremos adentrarnos en el tema que compete a este artículo: la evanescencia emocional. Analizaremos ahora el concepto identificando en primer lugar las implicaciones del término.
¿Por qué evanescencia?
Teniendo sus orígenes en la palabra en latín evanescentis, que significa “que se evapora” la evanescencia, o la cualidad de evanescente, refiere a algo que se disipa. Podríamos agregar que, en lenguaje coloquial, algo evanescente es transitorio, pasajero.
Ya hemos destacado la cualidad de la limitación temporal emocional. Sin embargo, para referirnos a evanescencia emocional, iremos más allá. Es normal confundir este último termino como una forma de referirse al tiempo acotado (de aproximadamente noventa segundos) que una emoción dura. Sin embargo, por evanescencia emocional nos estaremos refiriendo a algo diferente de ello, que es de importancia diferenciar.
El concepto de evanescencia emocional, ¿a qué se refiere?
Por evanescencia emocional se comprende a un principio que plantea que, al experimentar el mismo evento o situación varias veces, su intensidad se desvanece. Esta función es adaptativa, ya que se trata de un intento de tornar una situación ya vivida algo que puede predecirse.
Para hacer posible la evanescencia emocional, intervienen procesos como los de aprendizaje y memoria, que permiten mantener en el recuerdo una experiencia para luego anticiparla.
La evanescencia emocional hace posible restar intensidad a la experiencia emocional a partir del recuerdo del acontecimiento que la ocasionó. Es un intento cognitivo para restar poder a los efectos de los sentimientos (que, como vimos, pueden ser muy duraderos) y restaurar más rápidamente el estado del organismo.
Se ha comprobado que en dos fenómenos en particular el efecto de la evanescencia de las emociones es particularmente notorio. Estos son el duelo tras la muerte de un ser querido y la euforia tras ganar la lotería.
Diversos autores han señalado que la pérdida de un ser amado, si bien en un principio suele ser muy dolorosa, no demanda de excesivo tiempo de recuperación: se estudiaron personas que habían perdido a sus cónyuges y en su mayoría mostraron recuperar su bienestar en menor tiempo a un año.
También se han estudiado personas que habían ganado la lotería, quienes en su mayoría perdieron en menos de un mes la alegría excesiva por el premio recibido, e incluso se mostraron más infelices que antes de ganar la elevada suma de dinero.
Cómo se explica este fenómeno
Wilson, Gilbert y Centerbar han estudiado el fenómeno de la evanescencia emocional, y ofrecen una explicación al respecto. Según estos autores, la reducción o disipación de la experiencia emocional (sentimental, más precisamente) se produce debido a un intento de darle un sentido a lo vivido.
La cognición, desde esta perspectiva, se encarga de “ordenar” el evento novedoso acontecido, para otorgarle un sentido y, cuando sea posible, volverlo predecible.
Explican el acontecimiento de la emocionalidad evanescente por dos razones: en primer lugar, la necesidad humana de dar sentido y causa a los acontecimientos; y, en segundo lugar, debido a la ventaja de recuperarse rápidamente de los acontecimientos emocionales.
La evanescencia emocional, un intento por dar sentido y recobrar la estabilidad
Como hemos podido analizar, la evanescencia emocional podría definirse como la recuperación rápida del organismo luego de una intensa experiencia emocional. Teniendo esta entre sus motivos de surgimiento el intento por dar sentido a un acontecimiento y el recobrar un estado de equilibrio luego de la transitar la intensidad arrasadora de las emociones.
La evanescencia emocional es adaptativa: nos permite recobrar el bienestar luego del advenimiento de emociones y sentimientos, además de “ordenar” lo que nos sucede para poder luego predecirlo.
Y tú, ¿ya sabías de este principio emocional de la evanescencia?
Referencias bibliográficas
- Pallarés, M. (2010). Emociones y sentimientos. Marge Books.
- Palmero, F. (2003). La emoción desde el modelo biológico. Revista electrónica de motivación y emoción, 6(13), 123-141.
- Wilson, T. D., Gilbert, D. T., & Centerbar, D. B. (2003). Making sense: The causes of emotional evanescence. The psychology of economic decisions, 1, 209-233.