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Predicción afectiva, ¿somos buenos prediciendo nuestras emociones?

Predicción afectiva
María Laura Iuzzolino

La predicción afectiva, conocida también bajo el nombre de predicción hedónica, consiste en emitir un presagio (pronosticar) un estado emocional futuro. Quizás no lo tengas en cuenta, pero es una capacidad de la que los seres humanos constantemente nos servimos para tomar decisiones y realizar elecciones.

En este artículo nos adentraremos en el concepto de predicción afectiva, su importancia e implicaciones. Si quieres conocer más acerca de él, ¡sigue leyendo!

¿Qué es la predicción afectiva?

En primer lugar, revisaremos de forma más profunda el término y sus orígenes, empezando por definir las emociones (en este caso, entendidas como afectos). Una emoción es la respuesta fisiológica hacia un estímulo externo o interno detectado por el organismo.

Los seres humanos somos emocionales, pero además somos seres con cualidad de conscientes. Cuando esas emociones son percatadas por la consciencia, cobran el estado de un sentimiento. 

El término estado emocional refiere al estado fisiológico del organismo luego de la recepción de un estímulo emocional y la toma de consciencia de este en un momento en particular. Comentamos que la predicción afectiva es el pronóstico de estados emocionales futuros, la predicción de afectos, como su nombre indica.

Podríamos decir, consiste en emitir un presagio acerca de cómo afectará un estímulo determinado sobre la fisiología y el estado mental consciente de una persona.

Un poco de historia

Fueron Kahneman y Snell quienes comenzaron a investigar acerca de la predicción de estados emocionales durante la década de los ’90. Las primeras investigaciones se dieron en torno a medir pronósticos emocionales (de qué forma las personas lo hacemos).

Sin embargo, posteriormente, el foco se puso sobre la precisión con la que la predicción se da. Revelaron estos últimos estudios, realizados por Wilson y Gilbert, que las personas somos muy imprecisas en general respecto a la capacidad de medir emociones.

Lo que sucedería es que, al plantearse a alguien una situación imaginaria y preguntar cómo cree que se sentiría al respecto, suelen ignorarse factores importantes que inciden sobre el estado emocional. Los sesgos cognitivos que se enumeran como relacionados con el error en el pronóstico afectivo son: el focalismo, la brecha de empatía y el sesgo de impacto.

Focalismo

También conocido popularmente como efecto de anclaje, el focalismo es un efecto psicológico que afirma que los seres humanos al momento de tomar una decisión confiamos demasiado en la primera impresión que hemos obtenido de una situación. Consiste en el uso de información inicial para emitir luego un juicio, solo contemplando una parte de la cuestión en su totalidad.

El focalismo es uno de los sesgos que intervienen en la correcta predicción afectiva de una persona. Es capaz de hacer ver a alguien solo una parte de la situación completa.

Brecha de empatía

Este sesgo cognitivo refiere a que las personas tomamos decisiones teniendo como referencia nuestros estados mental y emocional actuales. Estos inciden sobre nuestras proyecciones y, por lo tanto, sobre la predicción afectiva.

La brecha de empatía explica que, por ejemplo, alguien enamorado difícilmente entenderá cómo se siente aquel que no lo está (porque su estado emocional sesga su posibilidad de juicio). Por este motivo este es uno de los factores que tienen mayor incidencia sobre la posibilidad de una predicción afectiva acertada.

Sesgo de impacto

Este defecto en el procesamiento cognitivo consiste en que las personas tienden a dejarse llevar por las suposiciones acerca del impacto que una situación tendrá. Así, de pedirle a alguien que imagine una situación determinada y contemple cómo se sentiría de hacerse realidad, es probable que la imagen que tienen respecto del impacto interfiera y sesgue su juicio. Es por este factor que las situaciones negativas o positivas suelen ser exageradas al momento de una predicción afectiva.

Elementos de la predicción afectiva

Adentrémonos ahora en los elementos que conforman la predicción afectiva. Para cada uno de ellos, las personas cuentan con mayor o menor posibilidad de predicción. Todos estos factores fueron estudiados en las investigaciones originales de Wilson y Gilbert para evaluar la capacidad de predicción de afectos humana. Ellos son:

  • La valencia afectiva.
  • La duración y la intensidad de las emociones.
  • La emoción específica experimentada.

Pasaremos ahora a brevemente explicar cada uno de ellos.

Valencia afectiva

Por este término nos referimos al valor emocional (sea positivo o negativo) que damos a una situación, objeto o incluso a una persona. En el caso de la predicción de estados emocionales, la valencia afectiva se evalúa considerablemente bien. Es decir que las personas saben en líneas generales distinguir claramente qué situaciones les despertarán emociones positivas y cuáles otras serán negativas.

La emoción específica experimentada

Gilbert y Wilson evidenciaron que, al igual que sucede con la valencia afectiva, las personas podemos predecir correctamente el tipo de emoción que experimentaremos de suceder algo en particular. Podríamos concluir que el autoconocimiento es suficiente para poder concluir qué emoción sentiremos ante una determinada situación.

La duración e intensidad de las emociones

Si bien fue demostrado que las personas generalmente predecimos de forma correcta el tipo de emoción que sentiremos y la valencia afectiva que otorgaremos a una situación en particular, no sucede lo mismo respecto a la predicción de la intensidad y duración de la emoción que vamos a sentir.

Es decir, nos resulta difícil realizar una correcta predicción respecto al tiempo que la emoción durará, y cuán intensa será. Mencionan los autores dos tipos de sesgos que producen este fenómeno: el sesgo de impacto (la tendencia a sobreestimar la intensidad de nuestras emociones) y el sesgo de durabilidad (la tendencia a sobreestimar la duración de un estado emocional).

La predicción afectiva y su importancia

Hemos dedicado este artículo a la predicción afectiva debido a la constante presencia de ésta en la vida de los seres humanos. Sin notarlo, recurrimos a la predicción afectiva a diario, y es la base de toda decisión que tomamos.

Nos basamos en nuestras experiencias y en aquello que sentimos en el pasado para tomar decisiones en el presente, imaginando lo que sentiremos en un futuro luego de esa decisión. De eso trata la predicción afectiva.

Y tú, ¿crees que eres bueno prediciendo lo que sentirás? ¿Tienes una buen nivel de predicción afectiva?.

Referencias bibliográficas

  • Halpern, J., & Arnold, R. M. (2008). Affective forecasting: an unrecognized challenge in making serious health decisions. Journal of general internal medicine, 23(10), 1708-1712.
  • Loewenstein, G. (2007). Affect regulation and affective forecasting. Handbook of emotion regulation, 180-203.
  • Wilson, T. D., & Gilbert, D. T. (2005). Affective forecasting knowing what to want. Current Directions in Psychological Science, 14(3), 131-134.
  • Wilson, T., y Gilbert, G. (2003). Affective Forecasting. En L. Berkowitz y M. P. Zanna (Eds). Advances in Experimental Social Psychology(pp. 345-412). Chicago: Academic Press.

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