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Perder las llaves, dejar el móvil en el coche, olvidar el cumpleaños de tu pareja o la lista de la compra, o tener problemas para seguir una conversación porque no recuerdas lo último que se dijo, pueden parecer ejemplos claros de falta de atención.
A todos nos pasó en algún momento, pero cuando se convierte en un hecho habitual, en un hábito casi, es posible que en el fondo estemos enfrentándonos a una mala memoria operativa o de trabajo.
Estos déficits de la memoria de trabajo suelen estar presentes a cualquier edad, en trastornos como el TDAH, el autismo, las demencias y los problemas de aprendizaje, aunque también se manifiestan de forma moderada en un contexto no patológico.
¿Qué es la memoria operativa o de trabajo?
La memoria de trabajo, operativa o “de corto plazo”, facilita la retención de una pequeña cantidad de información de una forma que es fácilmente accesible para el sujeto. Está estrechamente vinculada a la planificación, la comprensión, el razonamiento y la resolución de problemas.
Es un término comúnmente utilizado en psicología, que se ha conectado o relacionado habitualmente con otros constructos como la inteligencia, el procesamiento de la información, la función ejecutiva, la comprensión, la resolución de problemas y el aprendizaje, en personas de cualquier rango de edad.
La cantidad de elementos que cada persona es capaz de almacenar en su memoria de trabajo es muy diversa, y evoluciona en cierto modo con la edad. Algunas investigaciones destacan que los más pequeños tienen habilidades de memoria operativa limitadas, llegando a retener en la memoria solo uno o dos elementos.
La memoria de trabajo continúa desarrollándose de forma natural hasta alrededor de los 15-16 años, pudiendo mejorarse a lo largo de toda la vida, pero no todas las personas la desarrollan al mismo ritmo ni llegan a alcanzar la misma capacidad.
Esto es, algunas personas podrán almacenar más información que otras en función de variables aún por determinar, pero donde el entrenamiento tiene un lugar destacado.
Cómo mejorar la memoria de trabajo
Tener una memoria de trabajo débil crea obstáculos evidentes para el aprendizaje y para la vida, pero por suerte hay recursos a nuestro alcance para sortear estos obstáculos.
Algunas investigaciones han demostrado que es posible mejorar la memoria de trabajo aunque algunos de los beneficios podrían no permanecer en el tiempo. Otros estudios sin embargo han concluido que el entrenamiento cerebral aporta mejoras significativas y estables en la memoria de trabajo si te comprometes a una rutina diaria.
Hay dos tipos de memoria de trabajo que funcionan conjuntamente: la memoria auditiva y la memoria visoespacial. El primer paso para mejorarlas es comprender cómo funcionan y aceptar sus limitaciones. Esto significa desarrollar estrategias que nos ayuden a compensar un posible déficit.
Algunas personas ya usan sistemas de registro que les ayudan a mantener las cosas en orden: Un bloc de notas en su teléfono o tablet, que les ayuda por ejemplo a mantener una lista de tareas pendientes, una aplicación de temporizador o un calendario para recordar las citas, o un simple sistema de notas en la nevera.
Pero hay otras formas más estructuradas de entrenar la memoria de trabajo, algunas de ellas con la expectativa de resultados más permanentes:
- Dividir tareas complicadas o con mucha información en pequeñas partes, para abordarlas luego progresivamente.
- Usar listas de verificación para tareas con varios pasos.
- Establecer rutinas para las tareas más habituales (dejar las llaves siempre en el mismo sitio, por ejemplo).
- Experimentar con formas diferentes de recordar la información: Inventa una canción, o una rima, o prueba visualizando el proceso.
- Reducir la multitarea. Está comprobado que la multitarea afecta a la calidad de la atención. Una tarea cada vez.
- Usar el mindfulness para minimizar las distracciones cotidianas y agudizar la memoria a corto plazo.
- Añadir ejercicio físico a la rutina diaria.
- Entrenar la memoria con programas, ejercicios o juegos como Memo Colors es un modo excelente de ejercitar la memoria de trabajo de una forma divertida.
Entrena tu memoria jugando 10 minutos al día
Memo Colors es una adaptación realizada por Psicopedia del clásico juego “Simon”, ideado al final de la década de los 70s por el conocido ingeniero Ralph Baer.
Se trata de un juego emblemático, dirigido a personas de cualquier edad, cuyo objetivo es repetir con éxito una secuencia aleatoria y cada vez más compleja de cuatro colores y sonidos, hasta que se produce el fallo.
Se trata de una tarea progresiva, que pone a prueba la memoria de trabajo de forma visual, auditiva y espacial, de un modo divertido, siendo especialmente útil para la mejora de los déficits atencionales y de memoria en niños, adultos y ancianos.
Son varios los estudios que han demostrado a lo largo de los años la utilidad del clásico “Simon”, tanto para medir (en entornos controlados), como para entrenar la memoria de trabajo, además de otras habilidades relacionadas con las funciones ejecutivas.
Este tipo de entrenamiento es un apoyo inestimable para la recuperación de personas de cualquier edad con déficits de atención (TDAH) y de memoria, o aquellos con trastornos que cursan con una alteración de las funciones ejecutivas.
Para los adultos sanos también resulta un reto memorizar las secuencias de colores y sonidos, y acompañar a los más pequeños de la casa será una tarea gratificante al mismo tiempo que todos se beneficiarán de una sesión de estimulación cognitiva de lo más divertida.
Entrena 10 minutos al día con Memo Colors y verás mejorar tu memoria de trabajo de forma estable y permanente.
Referencias
- Cowan N. (2014). La memoria de trabajo sustenta el desarrollo cognitivo, el aprendizaje y la educación. Revisión de psicología educativa, 26 (2), 197–223. https://doi.org/10.1007/s10648-013-9246-y
- Sprenger, AM, et al (2013). Entrenamiento de la memoria de trabajo: Límites de transferencia. Inteligencia, 41(5), 638–663. https://doi.org/10.1016/j.intell.2013.07.013