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Aprender a conversar: mejores conversaciones, mejores relaciones

Aprender a conversar
Romina Alejandra Torrá
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¿Alguna vez te has preguntado como son tus conversaciones con los demás?

Te resultará  interesante saber que la mayoría de nosotros conversamos con los demás sin saber de qué forma lo hacemos, ni tampoco pensar cuál es el impacto que esas conversaciones tienen en nuestras vidas.

Como aprendiz de coaching fui poco a poco tomando pasión por esta disciplina y varias distinciones llamaron mi atención. Una de ella es  el poder de las conversaciones.

Tipos de conversaciones

Resulta interesante distinguir que podemos tener dos tipos de conversaciones, a unas las llamamos privadas y a las otras públicas

Las primeras son aquellas que tenemos todo el tiempo con nosotros mismos. De seguro te ha pasado alguna vez pensar: “¿Estaré loco? ¿Acaso estoy hablando conmigo mismo? Esto es común y es normal.

Esta es una conversación que nos reservamos y decidimos no compartir, queda en nuestro ámbito privado. Es más, cuando estamos en una conversación con otro estamos en una conversación con nosotros mismos evaluando si hacer pública o no esas conversaciones.

Las públicas por su parte son aquellas que decidimos tener con los demás. En mi relación con esa persona esta conversación es pública.

¿Qué impacto tienen las conversaciones en nuestras relaciones?

¡Pues mucho! Si bien no hay una fórmula déjame contarte que lo más sano en términos de relaciones – si es que asumes responsabilidad por esa relación-  es que evalúes si aquello que estás revelando o que quieres hacer público será beneficioso para ese espacio que compartes.

También ten en cuenta que mantener en privado una conversación que debes hacer pública, como la de un reclamo por ejemplo, es muy tóxico y  suele suceder que estas conversaciones privadas interfieren en nuestras relaciones y en el largo plazo obstruyen el camino hacia nuevas posibilidades.

Toda relación es un espacio mutuo de inquietudes. Cuando nos abrimos a una relación intima, estamos dispuestos a compartir aquello que normalmente mantendríamos en reserva.

Te preguntaras entonces, por ejemplo… ¿Entonces debo conversar todo con mi pareja? O…. ¿Debo decirle a mi compañero de trabajo todo lo que pienso?.

Entonces, ¿qué hago con todo eso? 

Mucho de lo que sentimos y pensamos forma parte de nuestra conversación privada y tenemos miedo (abro un paréntesis aquí para acotar:  el miedo como emoción más primitiva está presente siempre en todo) de hacerlo público pues consideramos que esto podría molestar, herir, o simplemente interferir en nuestra relaciones.

En coaching decimos que toda esta información la ubicamos en una columna izquierda. Esta columna es privada y está cargada de pensamientos, sentimientos, juicios, preguntas, dudas, etc.

Una buena oportunidad de aprendizaje puede ser para esas conversaciones que nos resultan insatisfactorias, donde a veces nos sentimos “empantanados” o “trabados”. Sentimos que a pesar de lo que queremos comunicar la conversación no logra su meta, sea cual fuera esta, nos quedamos ahí trabados. 

Una estrategia para conversar mejor

Este ejercicio requiere de hacernos algunas preguntas frente a una posible conversación y luego de la misma:

  • ¿Qué hace importante a esta conversación?
  • ¿Qué te impulsa a tener esta conversación?
  • ¿Te resulto fácil o rápido saber por qué?
  • ¿Qué emociones podes reconocer en vos y en tu interlocutor?
  • ¿Qué importancia tiene esta conversación en tu relación con el otro en cuestión?
  • ¿Qué resultado estas estás buscando con esta conversación?
  • ¿Tu foco esta en buscar una solución o en tener razón? ¿Y el foco de tu interlocutor?
  • ¿Qué podrías cambiar en tu forma de conversar?
  • ¿Qué puedes aprender de esta conversación que te sirva para mejorar tus futuras interacciones?
  • ¿Cómo te fuiste de esa conversación?
  • ¿Qué hubiese sucedido si no ocurría?
  • Y  si ocurrió ¿Qué cambio?
  • ¿Cómo te sientes ahora?
  • ¿Quedó algo pendiente por conversar?
  • ¿Esta conversación como impacto en esa relación?
  • ¿ Sientes que algo cambio?

Hacernos estas preguntas y responderlas adecuadamente puede ser de gran utilidad para tener mejores conversaciones.

A modo de conclusión

Resumiendo…como seres que habitamos en el lenguaje, todo el tiempo estamos en conversaciones, ya sea con nosotros o con otros.

El acto de conversar nos permite coordinar acciones. Participamos en conversaciones todo el tiempo, haciendo pedidos (¿me puedes ayudar con esto?), realizando ofertas (si necesitas ayuda avísame! ), declaraciones (como “Te amo” o perdón), afirmaciones, etc.,  que van a tener una impacto en nuestra relación con los demás. 

Cada relación se construye a través del modo en que conversamos. Nadie es experto en este tema, aun así, si quieres saber la calidad y profundidad de tus relaciones debes mirar la calidad de tus conversaciones.

En términos matemáticos sería algo así : “La calidad de tus relaciones es directamente proporcional a la calidad de tus conversaciones”.

Un primer paso muy importante es tomar conciencia y registrarnos conversando ya que habitualmente lo hacemos en automático. Te invito a tener mejores conversaciones y recuerda que el acto de conversar es un dominio que podemos diseñar.

2 comentarios en “Aprender a conversar: mejores conversaciones, mejores relaciones”

    1. Romina Alejandra Torrá

      Gracias Lucia por dejar tu comentario!! Asi es! La buena comunicación es fundamental y podemos aprender a hacerlo mejor. Saludos!

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