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La ansiedad social o “fobia social” fue formalmente reconocida como un trastorno fóbico específico a mediados de los años 60. El término ‘trastorno de ansiedad social” refleja el modo en que actualmente comprendemos el trastorno, siendo el término utilizado en los manuales de diagnóstico clínico.
Según lo establecido en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) (Organización Mundial de la Salud, 2008) y en el tradicional DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) en su última revisión, el trastorno de ansiedad social es un miedo persistente a una o más situaciones sociales, en las que puede aparecer la vergüenza y el miedo de manera desproporcionada en relación con la amenaza real que supone la situación social estresante.
Situaciones sociales típicas son aquellas que implican la interacción, la observación y el rendimiento. Estas incluyen conocer gente nueva, hablar en reuniones o en grupos, conversar con figuras de autoridad, trabajar, comer o beber mientras se está siendo observado, ir a la escuela, ir de compras, ser visto en público, etc.
Mientras que la ansiedad en alguna de las anteriores situaciones es común en la población general, las personas con ansiedad social se preocupan excesivamente, y pueden hacerlo incluso durante semanas antes de una situación social esperada.
Las personas con trastorno de ansiedad social, tienen el temor a decir o hacer (voluntariamente o no) algo que ellos piensan que será humillante o embarazoso (como rubor, sudoración, temblores, o aparecer como una persona aburrida, estúpida o incompetente).
Siempre que les sea posible, las personas con un trastorno de ansiedad social tratarán de evitar las situaciones más temidas. Sin embargo, esto no siempre es factible, debiendo entonces soportar la situación, a menudo con sentimientos de intensa angustia.
Por lo general, este trastorno causa un deterioro significativo en las áreas sociales, ocupacionales, y otras áreas de funcionamiento personal, siendo en general un problema bastante interferente en la vida del sujeto afectado.
Los niños a menudo pueden manifestar la ansiedad de manera diferente a los adultos. Es habitual que reduzcan las interacciones con otros niños o adultos, que sean más propensos al llanto y a tener estallidos de comportamiento en forma de rabietas.
También es normal que les cueste mucho más reconocer que sus temores son irracionales.
Situaciones particulares que pueden causar ansiedad social en niños y jóvenes incluyen la participación en las actividades del aula, pedir ayuda en clase, realizar actividades con sus compañeros (como deportes de equipo, fiestas o eventos escolares), relacionarse con extraños y en general cualquier participación en actividades de tipo social.
¿Cómo afecta la ansiedad social a la vida de las personas?
Como ya se mencionó la fobia social puede llegar a ser un trastorno muy interferente y no debe confundirse con la timidez normal, la cual no se asocia con discapacidad ni interfiere de manera significativa con la mayoría de los ámbitos de la vida.
Desde el punto de vista educativo los logros académicos pueden verse muy afectados, teniendo al mismo tiempo un mayor riesgo de abandono escolar. Naturalmente, la vida social se ve muy afectada.
En promedio, las personas con problemas de ansiedad social tienen menos amigos y tienen más dificultades para mantener sus amistades (Whisman et al., 2000). Son menos propensos a contraer matrimonio, es más probable que lleguen a divorciarse y tienen menos probabilidades de tener hijos (Wittchen et al., 1999a).
Los miedos sociales también puede interferir con una amplia variedad de actividades diarias, como visitar tiendas, comprar ropa, cortarse el pelo o asistir a conciertos.
Y la mayoría de las personas afectadas por este trastorno tienen de media más días de baja laboral y suelen ser menos productivos debido a sus problemas emocionales (Stein et al., 1999b), siendo además el uso de los servicios de salud muy superior al de la población general (Katzelnick et al., 2001).
¿Existen diferentes tipos de ansiedad social?
Las personas con trastorno de ansiedad social varían considerablemente en el número y tipo de situaciones sociales que temen y en el número y en la variedad de las consecuencias temidas.
Estas dos características (situaciones temidas y consecuencias temidas) pueden variar de forma independiente. Por ejemplo, algunas personas temen una o dos situaciones, pero temen múltiples consecuencias (como, ‘voy a parecer aburrido’, ‘voy a sudar’, ‘voy a parecer incompetente’, ‘voy a sonrojarme’, ‘voy a parecer estúpido”).
Otros pueden temer muchas situaciones, pero sólo temen una consecuencia derivada de su temor (por ejemplo, ‘voy a sonrojarme’).
Partiendo de esta variabilidad, los investigadores han intentado dividir el trastorno de ansiedad social en subtipos.
Algunos de estos subtipos han sido definidos por las consecuencias específicas temidas, aunque la distinción más común es la que se ha establecido entre el trastorno de ansiedad social generalizada, donde las personas temen situaciones más sociales, y el trastorno de ansiedad social no generalizada, donde las personas temen una gama limitada de situaciones (que a menudo, pero no siempre, implican el rendimiento, como hablar en público).
Otros autores sin embargo han sugerido que la diferencia entre estos subtipos es más una diferencia de grado. De tal forma que el subtipo generalizado se asocia con un mayor deterioro y mayores tasas de comorbilidad con otros problemas de salud mental (Kessler et al., 1998). Este subtipo generalizado también tendría una edad más temprana de inicio y una evolución más crónica.
¿Qué sabemos sobre las causas de la fobia social?
Al igual que ocurre con muchos otros trastornos mentales, el desarrollo de la ansiedad social es probablemente mejor entendida como una interacción entre varios factores biopsicosociales.
Los factores genéticos parecen jugar un papel importante, pero los genes pueden influir en la probabilidad de desarrollo de cualquier tipo de ansiedad o trastorno depresivo en lugar de desarrollar ansiedad social en particular.
Las mayores tasas de trastorno de ansiedad social se presentan en familiares de personas con el trastorno, y este efecto es mayor para el subtipo generalizado.
Más evidencia de un componente genético proviene de los estudios de gemelos. Kendler y sus colegas (Kendler et al, 1999) encontraron que si un gemelo está afectado, la posibilidad de que el otro gemelo se vea también afectado es mayor si los gemelos son genéticamente idénticos (monocigóticos) que si sólo comparten el 50% de sus genes (dicigóticos).
Sin embargo, las estimaciones de heredabilidad son sólo del 25 al 50%, lo que indica que factores ambientales también tienen un papel importante en el desarrollo del trastorno para muchas personas.
Los eventos sociales estresantes en la vida temprana (por ejemplo, la intimidación, el abuso familiar, la vergüenza pública o quedarse en blanco durante una actuación en público) es comúnmente reportado por las personas con trastorno de ansiedad social.
Por otra parte, el modelado de los padres del miedo y la evitación ante determinadas situaciones sociales y un estilo de crianza sobreprotector se han relacionado con el desarrollo del trastorno en algunos estudios.
►Recursos:
Lectura recomendada: Ansiedad social: Manual práctico para superar el miedo
►Fuentes:
Imagen cortesía de spike vía morguefile.com
Pero no entendí la diferencia entre ansiedad social y fobia social.
Hola Miguel, ansiedad y fobia social son la misma cosa. Saludos.
No quisiera auto diagnósticarme pero desde hace tiempo creo tener este trastorno, tengo 24 años y definitivamente ha influido de forma negativa en mi vida; sin entrar en detalles tengo que admitir que estoy en una crisis, pero realmente quiero salir de esta situación; sé que tengo que acudir con un profesional, pero mi pregunta sería si existe un psicólogo especialista en esto para buscarlo, y como nunca he acudido a terapia y por la misma naturaleza de este trastorno tengo que preguntar: cuál es la mejor manera de abordar esto con un psicólogo? Gracias
Hola Alejandro. Desde Psicopedia recomendamos para este tipo de trastornos una intervención de tipo cognitivo-conductual. No te costará encontrar profesionales de esta orientación en tu zona de residencia.
Cordiales saludos!
Gracias por tu respuesta José, y claro que tomaré en cuenta la psicoterapia online, saludos