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El trastorno de adicción a Internet (IAD) sigue siendo difícil de definir en este momento. Gran parte de la investigación original sobre este trastorno se basa en una débil metodología de investigación, a saber, las encuestas exploratorias con ninguna hipótesis clara y lógica que las respalden.
Desde un enfoque ateórico, esta aproximación tiene algunos beneficios, pero también es muy poco reconocida como una manera sólida de acercarse a una nueva disfunción psicológica.
Las investigaciones más recientes se han centrado en estudios de casos anecdóticos, e incluso estos estudios no apoyan las conclusiones de sus propios autores.
La investigación original en este trastorno comenzó como decíamos con encuestas exploratorias, que no pueden llegar a establecer relaciones de causalidad entre los comportamientos específicos y sus causas.
Si bien las encuestas pueden ayudar a establecer descripciones de cómo las personas se sienten acerca de sí mismos y de sus comportamientos, no pueden extraerse conclusiones claras sobre si una determinada tecnología, como Internet, es en realidad la causante de esos comportamientos.
La realidad es que la adicción a Internet no figura en el DSM-V, recientemente editado en mayo de 2013, y tampoco ha sido aún plenamente aceptada como trastorno por la Asociación Americana de Psicología.
En el vídeo que presentamos en este artículo se hace un repaso por los datos y estadísticas más significativas de este comportamiento relacionado con el uso de las nuevas tecnologías y se extraen algunas conclusiones al respecto gracias al testimonio de algunas personas afectadas.