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Los trastornos alimenticios son afecciones graves relacionadas con conductas alimentarias persistentes que afectan negativamente la salud, las emociones y la capacidad para funcionar en áreas importantes de la vida.
Los trastornos alimentarios más comunes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón.
Causas de los TCA
No hay una sola causa por la que se produzca un trastorno de la conducta alimentaria. Investigaciones al respecto han concluido en que los trastornos de la alimentación ocurren debido a una combinación de factores.
Estos factores pueden ser biológicos, genéticos, psicológicos, sociales o culturales. En muchos casos, los trastornos alimenticios ocurren junto con otros trastornos psiquiátricos como la ansiedad, el pánico, el trastorno obsesivo compulsivo y los problemas de abuso de alcohol y drogas.
Prevalencia y desarrollo
Un trastorno de la conducta alimentaria puede ocurrir tanto en hombres como en mujeres de cualquier edad. Sin embargo, hay una predominancia del doble de probabilidad en las mujeres de desarrollar este tipo de desordenes.
A menudo se desarrollan en la adolescencia, con una edad promedio entre los 13 y 20 años, aunque también pueden desarrollarse en otras etapas de la vida.
Diagnóstico y Tratamiento de los Trastornos de la Conducta Alimentaria
Un trastorno de la conducta alimentaria debe ser evaluado por un profesional de la salud, en primera instancia un médico general, quién luego de realizar el diagnóstico debe remitir al especialista correspondiente.
El tratamiento por lo general implica, atención médica especializada con psiquiatra, nutricionista y psicólogo. Sin el tratamiento adecuado se pueden producir daños considerables asociados a una mala nutrición, como problemas cardíacos, digestivos, óseos y otras afecciones potencialmente fatales.
Intervención psicológica en los TCA
Según Zerbe (2016) los terapeutas que trabajan con trastornos de la alimentación y de la imagen corporal, a menudo escuchan historias sobre el impacto rotundo de la crítica multigeneracional sobre el peso, el tipo de cuerpo y la apariencia.
El terapeuta intenta comprender la profunda angustia que transmiten los sufrimientos corporales, prestando atención a los múltiples significados que representan los alimentos, el peso y la forma del cuerpo y sobre cómo esos significados están integrados en complejos sistemas familiares y culturales.
Un énfasis en la rápida reducción de los síntomas puede llevarnos a descuidar aspectos menos evidentes y menos fáciles de medir de la experiencia del paciente.
Los pacientes con trastornos de la alimentación se enfrentan a un panorama emocional difícil marcado por el aislamiento y la soledad, así como por la vergüenza y la culpa, sin dejar de mencionar la profunda desesperanza que los conecta emocionalmente.
En los trastornos de la conducta alimentaria, las relaciones significativas desempeñan un papel esencial en nuestro desarrollo y bienestar, por ejemplo un problema generado durante la infancia, puede conllevar a una angustia severa, la cual puede tomar la forma de un trastorno alimenticio.
Cómo se abordan los TCA desde el Psicoanálisis
Desde el psicoanálisis, los trastornos alimenticios pueden ser catalogados dentro de las adicciones, el establecimiento del goce a través del control del hambre crea una “solución” al sufrimiento del individuo a través de una ruta directa al cuerpo.
Toda la existencia se enfoca cada vez más en lograr esta “solución” para su sufrimiento. Ripa di Meana (1999) propone que si el sujeto es anoréxico o bulímico, la estructura subyacente tanto para el ritual de ayuno como para el atracón y el vómito es anoréxico.
Si bien ambos pueden intentar encontrar una solución a su sufrimiento de diferentes maneras, tienen un mismo objetivo o motivación subyacente, es decir, encontrar una manera de resolver el problema de su deseo, de su relación con el placer, puesto que no involucra al otro, no necesita un lenguaje y no requiere mantenerse dentro de los límites de la sociedad y la cultura.
La implacable búsqueda de la delgadez del anoréxico puede describirse como una forma patológica de negación. Para negarse a sí mismo el alimento requieren control, esta negación de la comida se puede ver como una forma patológica de control.
Por lo tanto, un aspecto de la etiología de un trastorno alimentario se agrupa en torno al tema del control, y el paciente demuestra una necesidad percibida de mantener una forma patológica de control para estar seguro en el medio ambiente.
El papel del control y la autoestima en el desarrollo y mantenimiento de un trastorno alimentario es un factor muy importante de entender, en ello radica el aspecto sustancial del problema.
La psicoterapia psicoanalítica ha tenido éxito en el tratamiento de trastornos de la alimentación porque ayuda a las personas a reflexionar sobre su relación con los alimentos.
Cuando las personas pueden descubrir por qué interactúan con los alimentos como lo hacen, pueden trabajar en los pensamientos y emociones subyacentes que se han manifestado en un trastorno alimentario.
El síntoma a menudo nos cuenta una historia única o contiene cierta verdad, de la que la persona ni siquiera puede estar consciente, pero cuando se exploran estos pensamientos y emociones, el desorden alimenticio puede disminuir o cesar.
Para que tenga lugar la recuperación, es esencial que el paciente se sienta seguro durante el tiempo suficiente para encontrar una forma alternativa de afrontarlo.
Atwood (2012) afirma que solo a través de una conexión emocional significativa podemos ayudar a los pacientes a comenzar a “soportar lo insoportable y decir lo que no se puede afirmar.
Sin embargo, no se utiliza la terapia psicoanalítica para tratar todos los trastornos de la alimentación. Es posible que algunas personas aún no estén preparadas para examinar sus pensamientos y emociones subyacentes, y necesiten recuperar la fuerza física y la estabilidad antes de comenzar el tratamiento.
Si adoptamos una perspectiva psicoanalítica, podemos decir que el desarrollo de la transferencia dentro del espacio terapéutico, entre el paciente y el terapeuta, es la herramienta principal mediante la cual se produce el cambio.
Como escribió Freud (1914) “la transferencia crea así una región intermedia entre la enfermedad y la vida real a través de la cual se realiza una transición de una a otra”
Referencias bibliográficas
Atwood, G.E, (2012). The abyss of madness. New York: Taylor and Francis, 118.
Freud, S. (1914). Remembering, repeating and working through. In Standard Edition, 12, 146-156.
Ripa di Meana, G. (1999). Figures of Lightness. Anorexia, Bulimia and Psychoanalysis. London: Jessica Kingsley Editores.
Zerbe, K. & Satir, D. (2016). Psychodynamic Improvement in Eating Disorders: Welcoming Ignored, Unspoken, and Neglected Concerns in the Patient to Foster Development and Resiliency, Journal of Infant, Child, and Adolescent Psychotherapy, 15:4, 259-277 .