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Mutismo selectivo: silencios que atrapan

mutismo selectivo infantil
Alida Garrido

El mutismo selectivo es un trastorno que se caracteriza por la ausencia de habla en ciertas situaciones sociales. Es un trastorno heterogéneo asociado con una serie de factores individuales y familiares, además de particularidades temperamentales y de personalidad, así como otros síntomas comórbidos.

Por lo general, se diagnostica en la infancia y puede durar desde unos meses hasta varios años en algunas personas. La literatura reciente asocia el mutismo selectivo con la ansiedad y la fobia social.

¿Qué causa el mutismo selectivo?

El mutismo selectivo puede considerarse un miedo o fobia a hablar con ciertas personas y en determinadas situaciones. La causa se asocia con la ansiedad. Una persona con mutismo selectivo quiere hablar, pero literalmente no puede hablar. La expectativa de hablar con ciertas personas, generalmente personas no cercanas a su entorno, como puede ser la escuela, desencadena sentimientos de pánico que le impiden hablar.

Sus gargantas se sienten tensas o paralizadas. Pueden tratar de comunicarse de otras maneras, pero las personas más gravemente afectadas tienden a evitar cualquier forma de comunicación, ya sea hablada, escrita o gesticulada.

Algunos niños tienen problemas para procesar información sensorial, como ruidos fuertes, lo que provoca que no puedan expresarse cuando se sienten intimidados por la situación.

Existe cierta influencia familiar hereditaria, ya que se trata de un trastorno más frecuente en familias con problemas de ansiedad o del estado de ánimo. Además, es más común en niñas que en niños.

No hay evidencia de que los niños con mutismo selectivo tienen más probabilidades de haber sufrido abuso, negligencia o trauma que cualquier otro niño.

Cuando el mutismo se presenta como un síntoma de estrés postraumático, sigue un patrón muy diferente y el niño deja de hablar repentinamente en entornos donde antes no tenía dificultades. Esta ausencia de habla puede llevar a un mutismo selectivo si no se abordan los factores desencadenantes y el niño desarrolla una ansiedad generalizada.

No parece existir una relación entre el mutismo selectivo y el autismo, aunque pueden presentarse en el mismo individuo.

¿Cómo se trata el mutismo selectivo?

La mayoría de los niños son capaces de superar el mutismo selectivo si se diagnostica a una edad temprana y se maneja adecuadamente. Cuanto más elevada la edad del diagnóstico más tiempo requerirá para su superación.

La efectividad del tratamiento dependerá de:

  • Cuánto tiempo ha tenido la persona mutismo selectivo.
  • Si se tienen dificultades adicionales de comunicación o aprendizaje.
  • Si se tienen problemas de ansiedad adicionales.
  • La cooperación de todos los involucrados en su educación y vida familiar.

El tratamiento se centra en reducir la ansiedad asociada con el habla. Esto comienza por eliminar la presión sobre la persona para hablar.

Se debe progresar gradualmente desde relajarse en el entorno social en el que haya esa presión hasta decir palabras a una sola persona antes de poder hablar a todas las personas en todos los entornos.

Puede que los niños ya más mayores, adolescentes o adultos necesiten apoyo individual para superar la ansiedad.

Las estrategias terapéuticas más efectivas son:

  • La terapia conductual.
    Refuerzo de comportamientos deseados reemplazando malos hábitos por buenos utilizando un enfoque gradual para ayudar a vencer los miedos.
  • Desvanecimiento del estímulo.
    La persona con mutismo selectivo se comunica a gusto con alguien de su entorno cercano cuando nadie más está presente pero otra persona es introducida en la situación y una vez que están incluidos en la conversación, esa persona cercana se retira.
  • Refuerzo positivo y negativo.
    Implica responder favorablemente a todas las formas de comunicación y no alentar la evitación y el silencio.
  • Desensibilización.
    Implica reducir la sensibilidad de la persona para que otras personas escuchen su voz compartiendo grabaciones de voz o video, lo que puede llevar a una comunicación más directa como conversaciones telefónicas.
  • Modelado.
    Implica el uso de cualquier técnica que permita a la persona producir gradualmente una respuesta más cercana al comportamiento deseado a través de la imitación de un modelo.
  • Exposición gradual.
    Las situaciones que causan ansiedad se abordan primero con objetivos realistas y exposición repetida, la ansiedad asociada con estas situaciones va disminuyendo.
  • Terapia cognitivo conductual.
    Funciona al ayudar a la persona a enfocarse en cómo piensan sobre sí mismos, el mundo y otras personas, y cómo su percepción afecta a sus pensamientos y sentimientos. Además, sirve para desafiar los miedos y preconceptos mediante la exposición gradual.

La medicación sólo es realmente apropiada para adolescentes y adultos cuya ansiedad les ha llevado a la depresión y/u otros problemas más graves.

¿Qué relación tiene el mutismo selectivo con otros trastornos?

Si no se trata, el mutismo selectivo puede llevar al aislamiento, a la baja autoestima y al trastorno de ansiedad social. Puede afectar la educación y el desarrollo de un niño, así como en su vida cotidiana.

Una persona con mutismo selectivo tendrá como norma general otros miedos y ansiedades sociales, además de dificultades adicionales de habla y lenguaje en la infancia, como puede ser la incapacidad de iniciar una conversación, preguntar algo o pedir ayuda por miedo a cometer errores.

Los adolescentes y los adultos pueden no desarrollar independencia por miedo a enfrentarse a situaciones del día a día solos, carecer de vida académica o laboral lo que les creará graves problemas en su vida diaria pudiendo desencadenar en una depresión a largo plazo.

Terapia con animales para el mutismo selectivo

La terapia con animales parece ser eficaz como apoyo al tratamiento del mutismo selectivo. Los animales facilitan que los niños se relajen y se sientan cómodos con su entorno, por lo que hay muchas ocasiones en que una mascota de la familia, o cualquier otro contacto con un animal, puede ayudar a un niño que sufre de ansiedad.

El entrenamiento terapéutico con perros es un buen método para ayudar a estos niños, ya que se enfoca en potenciar las habilidades que ya el niño posee con la ayuda del perro y el terapeuta.

El niño proyecta sus dificultades sobre el perro, por ejemplo, diciendo que el perro está triste, cuando él mismo siente tristeza, y con esto se crea una significativa relación por la cual él tiene el control de la conexión.

El entorno permite al niño sentirse seguro y le permite expresarse, además de permitir el proceso de roles invertidos entre el niño y el perro, donde el niño se convierte en el terapeuta.

El perro que le devolvió la voz a Diane

El conocido psicoterapeuta Aubrey H. Fine, pionero en el uso de animales con fines terapéuticos para tratar a niños, describió en uno de sus libros uno de sus casos más relevantes, el de Diane de 5 años, la cual padecía mutismo selectivo.

Un perro entrenado para terapia, de nombre Puppy, logró romper su mutismo después de algunas sesiones. Diane pudo hablar cuando estaba en sesiones de terapia con el Dr. Fine si estaba presente el perro. 

A Diane le enseñaron qué decir para llamar al perro y pronunciaría esas palabras. A raíz de ahí, el animal de terapia proporcionó una forma segura para que Diane comenzara a usar su voz y consiguiera expresarse adecuadamente.

“Es más probable que los menores revelen pensamientos internos al terapeuta porque el animal está justo a su lado, ayudándoles a expresarse”, dijo Fine en una entrevista.


Referencias:

Aubrey H. Fine. (2003). Manual de terapia asistida con animales: Fundamentos teóricos y modelos prácticos.

Pablo J. Olivares (2018) Mutismo selectivo: Naturaleza, evaluación y tratamiento.

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