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Cada persona con autismo es única.
Muchas de las personas diagnosticadas dentro del espectro autista tienen capacidades excepcionales en habilidades visuales, musicales o académicas. Alrededor del 40 por ciento de los de alto funcionamiento presentan capacidades intelectuales superiores a la media.
De hecho, muchas de las personas dentro del espectro se enorgullecen merecidamente de sus capacidades distintivas y de sus formas “atípicas” de ver el mundo.
Otros autistas sin embargo tienen una discapacidad significativa y ni siquiera son capaces de vivir de forma independiente. Alrededor de un tercio de las personas con TEA presentan una grave discapacidad verbal, aunque pueden aprender a comunicarse por otros medios.
Hoy compartimos un excepcional artículo, encontrado en la sección de Ciencia del diario El País, en el que se analiza una novedosa terapia con robots que es capaz de fomentar la creatividad, estimular las emociones y mejorar la comunicación de los niños autistas, sea cual sea su grado de discapacidad.
El artículo nos habla de Juan, un niño autista de 5 años que después de un breve tiempo de terapia ha comenzado a salir de su aislamiento, interacciona con el robot tocándolo, riéndose y repitiendo sus palabras, y ha logrado trasladar esta mejora a su vida cotidiana, mejorando su vocabulario y su relación con los demás de manera sustancial.
Estos robots, al contrario que las personas, presentan patrones de comportamiento sencillos y fácilmente segregables. Son capaces de hablar pero siguiendo discursos sencillos, realizan movimientos de cabeza e incluso presentan expresiones faciales pero fácilmente identificables individualmente, y los niños con TEA no tienen, aparentemente, ninguna dificultad para interaccionar con ellos.
Estos robots, al contrario que las personas, presentan patrones de comportamiento sencillos y fácilmente segregables. Son capaces de hablar pero siguiendo discursos sencillos, realizan movimientos de cabeza e incluso presentan expresiones faciales pero fácilmente identificables individualmente, y los niños con TEA no tienen, aparentemente, ninguna dificultad para interaccionar con ellos.
Es posible que muy pronto la robótica sea una herramienta esencial para el aprendizaje y el desarrollo de estos pequeños, pero en cualquier caso es loable el excelente trabajo que se viene realizando para mejorar las vidas de todas las personas que se encuentran dentro del espectro autista.
En unos casos esto supone el desarrollo de tratamientos más eficaces que puedan aportar mejoras significativas en la comunicación y la adaptación física y social. En otros casos significa aumentar la aceptación, el respeto y el apoyo que merecen.
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