- Recaídas ¿Problema o fase del tratamiento? - 13 marzo, 2015
En ocasiones las personas nos preguntamos por qué, después de cierto tiempo funcionando de manera correcta, reaparecen algunas conductas o formas de afrontamiento que habíamos dejado de usar tiempo atrás.
Esto que podríamos conceptualizar como “recaídas”, es un suceso que ocurre en la mayoría de los tratamientos psicológicos si no se toman las decisiones adecuadas.
En este articulo veremos qué factores debemos tener en cuenta para tratar, de manera adecuada, estas llamadas recaídas.
1.- Tener en cuenta que puede ocurrirnos
Uno de los principales fallos que cometemos los psicólogos nóveles cuando comenzamos a ejercer como terapeutas, es no tener en cuenta las posibles recidivas.
Pensar que la probabilidad de que una persona las sufra es muy remota, es probable que ejerza un efecto paradójico y, de esta forma, estemos precipitando a que esta persona vuelva a afrontar los problemas de la forma en que venía haciéndolo tiempo atrás.
Por ello, como psicólogos, es importante que diseñemos un programa de “prevención de recaídas” al finalizar la fase de tratamiento.
En el caso de que la persona que acude a terapia sea la que opine que la reincidencia del problema es poco probable, podríamos decir que el pronostico es peor aún. Las probabilidades de que ocurra se multiplican.
En nuestra vida tenemos que aceptar estos bajones, porque si no, en el caso de que ocurran pensaremos “no tengo solución”, “otra vez vuelvo a actuar así”, etc. Sin embargo, si tenemos claro que estos empeoramientos pueden ocurrir buscaremos previamente estrategias que usar en el caso de que ocurran y es más probable que acabemos beneficiados de ellas.
2.- No considerarlas un problema
El mayor fallo que comenten las personas que tienen recaídas es magnificar su importancia. En el momento que vemos el bajón como “algo insoportable” o “algo de lo que no podemos recuperarnos” es el momento en el que estamos aumentando las posibilidades de que esto ocurra.
La prevención nos enseña que éstas pueden llegar a ser una parte más del tratamiento. Y ¿Cómo una recaída va a ayudarme a solucionar mi problema? En ocasiones las personas necesitamos dar dos pasos atrás para comenzar a avanzar de una forma mas segura.
Darte cuenta de estos pensamientos y debatir con ellos (“no son retrocesos, simplemente estoy cogiendo impulso”, “este bajonazo va a ayudarme a conseguir mi meta”) es la forma de no terribilizarlas.
3.- Estar atento a nuevas formas
En ocasiones las recaídas no aparecen de la misma forma. Por ejemplo: Una persona que ante cada frustración bebía una botella de vodka (adicción), deja de usar el alcohol, sin embargo, ahora ante cada frustración usa la compra compulsiva para calmar la ansiedad.
Para ello, es importante que estemos atentos ante cualquier forma nueva de afrontamiento. Una buena forma de analizarla es: “¿Estoy respondiendo de un determinado estilo ante los problemas?”, “¿Los estoy resolviendo?”, “¿Esta forma de afrontarlos me está produciendo más problemas?”.
4.- Tener herramientas “por si las moscas”
En definitiva, el arma más potente contra estos bajones es tener en cuenta que van a ocurrir, no verlos como un problema y estar preparados con estrategias (solución de problemas, relajación, debate de pensamientos…).
Por lo tanto, si tenemos nuestro “arsenal de recursos” es más probable que, en caso de que se cometa una recaída, acabemos sabiendo reducir la ansiedad de manera eficaz.
Nota del Editor
Como complemento al artículo compartimos para su descarga el dossier “Mentira, autoengaño, adicción y recaída”, firmado por Carlos Sirvent, que realiza un repaso por cada uno de estos conceptos, centrándose en el análisis de los vínculos presentes entre el autoengaño y las recaídas en los proceso adictivos con el objetivo de facilitar su prevención.
►Recursos:
Mentira, autoengaño adicción y recaída
►Fuentes:
Imagen cortesía de Joe Penna vía Flickr.com
