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El optimismo es una característica personal que está a la orden del día, sin embargo, la llevamos utilizando desde los orígenes del ser humano,y ha contribuido de forma relevante en la evolución para llevar a cabo nuestros objetivos con éxito, o al menos con una minimización de daños en la medida de lo posible.
Es un aspecto que se considera que tiene un gran potencial para desarrollar nuestras actividades, desde las más cotidianas y de la vida diaria, como sucesos vitales de mayor gravedad tales como el afrontamiento de enfermedades, divorcio, problemas personales, sociales, entre otros.
Por lo que el hecho de poseer algún grado de optimismo o no tenerlo, puede ser decisivo para nuestro futuro, ya que una visión optimista pero realista de las cosas (lo que denominamos Optimismo Disposicional), puede hacer que pongamos en marcha diversos planes de solución de problemas, toma de decisiones o consecución de objetivos, por el hecho de tener la esperanza puesta en que todavía pueden existir posibilidades de conseguir aquello.
Una función contraria la tendría el pesimismo, el cual está implicado en que perdamos la esperanza y por lo tanto no intentemos salir adelante con respecto a lo que nos acontece.
Con todo esto, a continuación pasamos a indicar algunas estrategias para aumentar el optimismo disposicional, lo cual puede conllevar grandes beneficios con su puesta en práctica:
1. Cuando te enfrentes a algún desafío o adversidad, recuerda alguna situación o situaciones en las que hayas superado con éxito algún problema similar anteriormente.
2. Recuerda una situación en la que tú o alguien supera un obstáculo difícil con éxito.
3. Haz una lista de todas las cosas negativas que te han ocurrido y a continuación, busca al menos dos elementos positivos para cada uno.
4. Piensa y visualiza qué quieres ser y dónde quieres estar, después de uno, cinco o diez años. Haz una ruta o guía con los pasos a seguir para conseguirlo. Puedes incluir las posibles dificultades y opciones de cómo podrías afrontarlas.
5. Graba tus pensamientos negativos y positivos y observa cómo afectan a tu rendimiento de cada día. La manera de pensar de una forma o de otra, influirá sobre las decisiones que tomes o las acciones que lleves a cabo.
6. Lee sobre alguien que tuvo éxito a pesar de las dificultades y contratiempos. También puedes ver películas relacionadas como por ejemplo “Náufrago”, “Jobs”.
7. Las malas decisiones que has tomado durante tu vida sirven para aprender de ellas y mejorarlas en la próxima ocasión.
8. Ensaya mentalmente tu desafío próximo. Es más productivo pensar en cómo gestionar los obstáculos que intentar eliminar cada uno de ellos. Si intentas eliminar todos los obstáculos uno por uno, puede que acabes sumergido en más problemas y te desvincules del objetivo principal.
9. Programa al menos 15 minutos al día dos veces a la semana para pensar sobre el futuro de manera optimista. Anota tus ideas y haz una lista de acciones que te orienten hacia ese futuro.
Nota del Editor
Se completa este artículo con un interesante estudio firmado por Alfonso Martínez-Correa et al. (Universidad de Jaén), que bajo el título “Optimismo/pesimismo disposicional y estrategias de afrontamiento del estrés”, analiza en una muestra de estudiantes universitarios la asociación entre el optimismo/pesimismo disposicional y diferentes categorías de síntomas somáticos autoinformados, así como el papel que juega el estrés como mediador de esta vinculación.
►Recursos:
Optimismo/pesimismo disposicional y estrategias de afrontamiento
►Fuentes:
Imagen cortesía de Mirabbi vía morguefile.com