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Como ya he comentado en algún otro artículo, los problemas con la ansiedad son la demanda más común en mi consulta, y por lo que he podido compartir con otros compañeros y compañeras del ámbito clínico lo es también para el resto de la profesión.
Claro que la ansiedad en sí misma, o mejor, el exceso de ansiedad, no siempre se conforma como un trastorno diagnosticable y tratable como tal.
En realidad, al menos ese es mi punto de vista (y lo es también para otras condiciones clínicas), la ansiedad se mueve en un continuo que va desde un nivel básico, que podemos llamar adaptativo y que generalmente no interfiere con las tareas cotidianas, hasta un nivel superior o patológico, en el que podemos ya considerarla un trastorno en sí misma, o parte fundamental de otro trastorno psicológico.
La ansiedad adaptativa es aquella que normalmente, y de forma conveniente, está presente en actividades cotidianas que pueden considerarse potencialmente estresantes, tales como hablar en público, conducir un vehículo, enfrentarse a un examen, o incluso cruzar la calle.
Se trata como decía de una ansiedad conveniente por activar una serie de mecanismos fisiológicos y cognitivos que nos ayudan a enfrentar estas actividades con mayor seguridad y eficacia.
En el otro extremo se sitúa la ansiedad patológica, que se caracteriza por ser una respuesta de mayor intensidad o duración en el tiempo, o por aparecer en aquellas situaciones en las que no es posible identificar un estímulo o situación estresante.
Este tipo de ansiedad puede llegar a conformarse como un trastorno en sí misma (ansiedad generalizada, fobias diversas, estrés postraumático, trastorno obsesivo-compulsivo) o estar presente de manera relevante en otros trastornos, como ocurre en ciertas disfunciones sexuales, del control de los impulsos o conductuales.
En medio de estos dos extremos existe todo un abanico de formas y grados diferentes de ansiedad que, aun interfiriendo de manera más o menos puntual en la vida de las personas no llega a ser, en la mayoría de los casos, altamente incapacitante, o al menos el sufrimiento emocional que estas personas soportan no es suficientemente intenso como para acudir a la consulta de un profesional en busca de ayuda.
Para cualquiera que sufra de ansiedad, pero especialmente para ese numeroso grupo de personas que se mueve en los niveles intermedios de esa escala imaginaria, las guías de autoayuda, y más concretamente aquellas que se orientan a la psicoeducación, pueden resultar de gran relevancia para la superación de esos “desequilibrios” puntuales.
En esta línea, el Servicio Andaluz de Salud ha editado una excelente guía de autoayuda, que bajo el título “Comprendiendo la ansiedad”, aporta una serie de información y consejos de gran utilidad.
Los psiquiatras coordinadores de la obra, José María García-Herrera y E. Vanesa Nogueras (Unidad de Gestión Clínica Salud Mental. Hospital Regional de Málaga) resumen su objetivo:
“Este material está dirigido específicamente a personas con trastornos ansiosos leves, y a sus familiares, que estén interesados/as en aprender acerca de su proceso y de las estrategias que pueden seguir para favorecer su recuperación. También pueden resultar útiles para personas sanas que deseen mejorar algunas habilidades de su vida diaria, potenciando el crecimiento y la maduración personal“.
Puedes descargar desde aquí esta excepcional guía de autoayuda.
No pedo descargar los arvhivos
Hola Graciela, aquí tienes el enlace actualizado. Disculpa las molestias: https://drive.google.com/uc?id=1u38jQnliqutEibmqMOoTkG3eQrPNp3Rt&export=download