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A veces conocido (no siempre de manera apropiada) como psicopatía o sociopatía, el trastorno de personalidad antisocial se aplica a personas que se comportan de manera habitual con poca o ninguna consideración por los derechos, la seguridad o los sentimientos de los demás.
Este patrón de comportamiento se observa desde niños y adolescentes y persiste hasta la edad adulta.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) clasifica este trastorno como uno de los cuatro Trastornos de la Personalidad tipo B, junto con el trastorno límite, el histriónico y el narcisista.
Las personas diagnosticadas con este trastorno suelen actuar como si no tuvieran conciencia. Se mueven por la sociedad como depredadores, prestando poca atención a las consecuencias de sus acciones. No pueden entender los sentimientos de culpa o remordimiento, y el engaño y la manipulación caracterizan sus relaciones interpersonales.
Generalmente demuestran pocas emociones más allá de desprecio hacia los demás. Su falta de empatía se combina a menudo con un sentido exagerado de la autoestima y un encanto superficial que tiende a enmascarar una indiferencia interna a las necesidades o sentimientos de los demás.
Causas del Trastorno de Personalidad Antisocial
Diversos estudios indican que tanto los factores genéticos como los ambientales influyen en el desarrollo de la Personalidad Antisocial. Ciertas investigaciones, por otra parte, han relacionado este trastorno con el abuso físico o sexual en la infancia, con trastornos neurológicos (a menudo sin diagnosticar), y con un bajo coeficiente intelectual. Pero, como ocurre con otros trastornos de la personalidad, nadie ha identificado ninguna causa o causas específicas.
Parece ser que las personas que presentan síntomas de trastorno de conducta acompañado de déficit de atención antes de la los diez años tienen una mayor probabilidad de ser diagnosticados de Personalidad Antisocial.
Por otra parte, el abuso o la negligencia combinada con la crianza errática o la disciplina inconsistente parecen aumentar el riesgo de que un niño diagnosticado con trastorno de conducta desarrolle el trastorno en la edad adulta.
Síntomas del Trastorno de Personalidad Antisocial
La característica central del trastorno de personalidad antisocial es una indiferencia extrema por los derechos de los demás. Las personas diagnosticadas mienten y hacen trampas para ganar dinero o poder. Su desprecio por la autoridad a menudo les conduce a la detención y el encarcelamiento.
Debido a que tienen poco respeto por los demás y suelen actuar de forma impulsiva están implicados con frecuencia en peleas y altercados.
Las personas con habilidades verbales bien desarrolladas pueden a menudo engañar a sus víctimas, incluyendo terapeutas incautos o inexpertos. No tienen respeto por lo que otros consideran como las normas sociales o las restricciones legales.
Pueden dejar sus puestos de trabajo a corto plazo, mudarse a otra ciudad, o terminar sus relaciones sin previo aviso y sin lo que otros considerarían una buena razón, y a menudo racionalizan sus acciones calificando a sus víctimas como débiles, estúpidas o incautas.
Diagnóstico y Tratamiento
Una persona mayor de 18 años con una historia previa de desprecio por los derechos de los demás puede ser diagnosticada con el trastorno de personalidad antisocial si muestra al menos tres de los siguientes siete comportamientos asociados con el desprecio por los demás:
- No se ajusta a las normas sociales, realizando frecuentes actos ilegales.
- Engaña y manipula a otros por razones egoístas, a menudo con el fin de obtener el dinero, sexo, drogas o poder.
- No logra planificar el futuro o muestra un comportamiento impulsivo.
- Se involucra en peleas o agresiones repetidas como consecuencia de su irritabilidad y agresividad.
- Expone de manera temeraria su propia seguridad y la de los otros.
- Muestra un cuadro persistente de comportamiento irresponsable, incluyendo la dificultad para mantener un puesto de trabajo.
- No muestra evidencia de tristeza, pesar o remordimiento por las acciones que han hecho daño a otros.
La conducta antisocial puede aparecer en otros trastornos mentales. Estas condiciones deben distinguirse de la verdadera Personalidad Antisocial. Por ejemplo, no es raro que una persona con un trastorno de abuso de sustancias pueda mentir a los demás con el fin de obtener dinero para drogas o alcohol.
El trastorno de personalidad antisocial es altamente insensible a cualquier forma de tratamiento, en parte porque las personas afectadas rara vez buscan tratamiento voluntariamente. Si lo hacen, es por lo general en un intento de encontrar alivio de la depresión u otras formas de angustia emocional.
Aunque hay medicamentos que son eficaces en el tratamiento de algunos de los síntomas del trastorno, el incumplimiento de las pautas de medicación o el abuso de las drogas impide el uso generalizado de estos medicamentos.
Los programas de tratamiento de mayor éxito parecen ser los entornos residenciales estructurados a largo plazo en el que el paciente gana sistemáticamente privilegios. Se basan en la premisa de que si la persona diagnosticada se ubica en un entorno en el que no puede victimizar a otros, su comportamiento puede mejorar.
Es poco probable, sin embargo, que se mantenga el buen comportamiento si abandonan el ambiente disciplinado.
Si se proporciona algún tipo de psicoterapia individual junto con las técnicas de modificación de conducta, la tarea principal del terapeuta es la de establecer una relación con el paciente, que por lo general ha tenido muy pocas relaciones saludables en su vida y es incapaz de confiar en los demás.
El paciente debe recibir la oportunidad de establecer relaciones positivas con tanta gente como sea posible y ser animados a unirse a grupos de autoayuda y organizaciones prosociales.
Desafortunadamente estos enfoques son rara vez eficaces, ya que su patrón habitual de manipulación y engaño se extiende a todos los aspectos de la vida, incluyendo la terapia.
Para completar este artículo te proponemos la descarga de un excepcional trabajo de María José López Miguel y María del Carmen Núñez Gaitán (Universidad de Sevilla) que, bajo el título “Psicopatía versus trastorno antisocial de la personalidad”, se propone examinar el concepto de psicopatía y sus características más importantes, así como delimitar el concepto distinguiéndolo de otros afines o íntimamente relacionados, como es el caso del trastorno antisocial de la personalidad.
Recursos:
Descarga aquí Psicopatía versus trastorno antisocial de la personalidad
Fuentes:
Adaptado de Encyclopedia of Mental Disorders | Antisocial personality disorder
Mucho gusto, en verdad disfrute de su artículo libre del tono absolutista usado para describir esta condición, actualmente estoy recopilando estudios y citando a profesionales en el tema, luego de que se comprobará que no todos los diagnosticados presentan conductas antisociales, podemos abrirnos camino a estudiar el desarrollo de psicopáticos no criminales y sus características diferenciales. El objetivo es desarrollar un sistema de orientación para evitar el futuro desarrollo de conductas violentas, ayudarles en la integración social y concientizar a la población respecto a las diferencias, si está interesado sería un placer conocer su punto de vista.
Muy pobre la iformación, Sea más serio y si va a publicar este tipo de temas, hágalo de forma profesional
Un Psicópata es una persona que no siente remordimientos de sus actos, cuyo objetivo es siempre salirse con la suya, embaucador, que sabe venderse a sí mismo, y que, puesto que no siente empatía, está dispuesto a cualquier cosa para hacer prevalecer sus deseos y opiniones. Cuando alguien le lleva la contra explota con facilidad, y tiene una respuesta muy desproporcionada, y generalmente agresiva, verbal o física. Señales de alerta en la infancia.
Estudios demuestran que por lo menos el 1% de la población mundial es psicópata y que el 25% presenta rasgos psicopáticos.
No hay tratamiento conocido, biológicamente su cerebro funciona de forma distinta al del resto de la población y muchos de ell@s son “funcionales”, es decir que han aprendido a vivir dentro de la sociedad y seguir sus reglas, no porque piensen o sientan que está bien, pero por conveniencia.
Muchos psicópatas empiezan su carrera de abusos en la infancia. Es fácil ver en ellos conductas habituales de mentir, engañar, originar incendios, tomar drogas, alcohol, vandalismo, violencia hacia sus compañeros, crueldad contra los animales, una sexualidad precoz, y fugas del hogar y de la escuela. Estas conductas de forma aislada no es suficiente para el diagnóstico de psicopatía, pero si es conveniente tenerlas en cuenta.
Características:
1- Emotivos: El área emocional/interpersonal, es sin lugar a dudas la que más diferencia al psicópata de la persona normal. Se podría decir que no sienten las emociones como el resto de las personas. Se muestran como personas locuaces, se expresan con encanto, tienen respuestas vivaces y presentan historias muy improbables, pero convincentes, que les deja a ellos en buen lugar.
2- Superficiales: Se observa mucha superficialidad, habla de cosas atractivas para las que no tiene preparación, como poesía, literatura, sociología, o filosofía. Y no le suele importar mucho si se evidencia que sus historias son falsas, o lo ponen en evidencia.
3- Narcisistas: El psicópata tiene un gran narcisismo, un egocentrismo descomunal y una sensación omnipresente de que todo le es permitido. Se siente el centro del universo.
4- Fríos: No experimentan ninguna preocupación por los efectos de sus actos en los demás y, en ocasiones, lo manifiestan claramente. Esta falta de remordimientos y sentimientos de culpa lo lleva a tener una conducta “fría” y distanciada emocionalmente.
5- Mitómanas: Además, tienen mucha dificultad en ponerse en el lugar de los demás (empatía), y suelen mentir, engañar y manipular con el objetivo de salirse con la suya.
6- Impulsivos: A nivel conductual suele ser una persona impulsiva, que no valora los pros y los contras de sus actos. Esta misma impulsividad lo lleva a un deficiente control conductual, es extraordinariamente reactivo a lo que él considera que son las provocaciones o insultos, que no se consideran como tal por otras personas, actuando con violencia física y verbal, normalmente desproporcionada a la “ofensa” sufrida. No posee la capacidad de inhibir su respuesta que generalmente suele ser muy agresiva, tanto física como verbalmente.
7- Adictos a la adrenalina: Siente, además, una necesidad de excitación continuada, lo que le lleva a realizar todos los deportes de riesgo posible, y a consumir distintas drogas por sus efectos eufóricos, sin valorar en ningún momento las posibles consecuencias negativas.
8- Irresponsables: Encontramos también una falta de responsabilidad, tanto individual, como cuando varias personas dependen de él, por ejemplo, empleados o familiares, estos últimos se presentan, en ocasiones, como obstáculos para poder realizar sus deseos, lo que lo lleva a conductas agresivas. La vuelta al hogar se siente como un descanso para reponer fuerzas, más que como una forma de convivir con la familia.
Gracias que muchos de ll@as son locuaces y embellecedores de si mimos, la gente se tiende a enamorar de “la máscara” y a ignorar el resto de su personalidad hasta que ya es muy tarde.
Se encuentran en todos los niveles sociales, y tienden a tener éxito en profesiones de poder, abogados, médicos, banqueros, etc.
No todos los criminales son psicópatas, pero todos los psicópatas han cometido algún crimen, desgraciadamente muchos pasan sin reportarse o se salen con la suya
Sea más serio y si va a publicar este tipo de temas, hágalo de forma profesional
Y cuidadito en robarme el trabajo…
No es coeficiente….es cociente intelectual…me duelen los ojos de ver estas cosas…
Hola Cbb. Vaya por delante que particularmente prefiero usar “cociente” a “coeficiente”, pero querida, no es para que te “duelan los ojos”.
Cuando terminé la carrera (hace ya demasiados años) sólo se hablaba de coeficiente, de hecho conservo manuales de prestigio que lo usaban y aún hoy sigue utilizándose de manera habitual. Y desde luego es absolutamente correcto.
Es cierto que el CI es un cociente por calcularse con una división, pero la palabra coeficiente es igualmente correcta, ya que es un término que hace referencia a una “expresión numérica de una propiedad o característica, que generalmente se presenta como una relación entre dos magnitudes” (Definición de la RAE).
De hecho la propia RAE (que es en definitiva quién establece lo que es y lo que no es correcto en nuestra lengua) considera equivalentes las dos expresiones, al menos cuando a inteligencia se refiere.
Conclusión: Utiliza la forma lingüistica que prefieras. Pero de ahí a que te duelan los ojos hay un abismo. Lo mismo debes acudir a un especialista que te lo mire.
Saludos!