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La ansiedad es una condición clínica, provocada generalmente por la anticipación de acontecimientos futuros, los recuerdos de eventos pasados, o las rumiaciones relacionadas con cualquiera de ellos.
Ya sea propiciada por peligros reales o imaginarios, la ansiedad afecta a personas de todas las edades y clases sociales, llegando a ser muy incapacitante para la vida normal.
Algunos investigadores creen que la ansiedad es sinónimo de miedo, que se produce en diferentes grados y en situaciones en las que las personas se sienten amenazadas por algún peligro.
Otros describen la ansiedad como una emoción desagradable causada por peligros identificables o peligros que, en realidad, no representan una amenaza. A diferencia del miedo causado por amenazas reales o peligros conocidos, la ansiedad suele ser más difícil de identificar y de aliviar.
En lugar de intentar formular una definición estricta de la ansiedad, la mayoría de los psicólogos y profesionales simplemente hacen la distinción entre ansiedad normal y ansiedad neurótica, o trastornos de ansiedad, situándose cada persona en una parte de ese continuo.
La ansiedad normal es aquella que aparece cuando las personas reaccionan de forma adecuada a la situación que la está causando. Por ejemplo, la mayoría de las personas sienten ansiedad el primer día en un nuevo trabajo.
No están seguras de cómo van a ser recibidas por sus compañeros de trabajo, pueden no estar familiarizadas con sus funciones, o pueden estar inseguras sobre si tomaron la decisión correcta al aceptar el trabajo. A pesar de estos sentimientos y las respuestas fisiológicas que los acompañan, con el tiempo se adaptan a la nueva situación.
Por el contrario, la ansiedad que es característica de los trastornos neuróticos es desproporcionadamente intensa. Los sentimientos de ansiedad interfieren con la capacidad de la persona para llevar a cabo actividades normales o deseadas.
Hay poco o ningún peligro real asociado a la situación, sin embargo aparecen sentimientos intensos de ansiedad que pueden afectar o desviar los deseos y obligaciones de una persona, alterando además sus sensaciones físicas y algunas de sus funciones fisiológicas.
De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR), se consideran trastornos de ansiedad:
El trastorno de pánico con o sin agorafobia: Una persona con este trastorno sufre de ataques de pánico recurrentes e inquietudes acerca de experimentar más ataques. Los ataques de pánico son ataques repentinos de miedo o aprensión durante el cual el paciente puede experimentar dificultad para respirar, aumento del ritmo cardíaco, asfixia y/o el miedo a perder el control. La agorafobia es la ansiedad que aparece en los lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil, o en los que la ayuda no esté disponible.
La agorafobia sin historia de trastorno de pánico: La persona con este trastorno sufre de agorafobia y de experiencias similares a la angustia, pero no experimenta ataques de pánico recurrentes.
Las fobias específicas: Una persona diagnosticada con una fobia específica sufre de ansiedad extrema cuando se expone a un objeto o situación particular. Los estímulos temidos pueden incluir: animales (perros, arañas, serpientes, etc), situaciones (cruzar un puente, conducir por un túnel) , las tormentas, las alturas, y muchos otros.
La Fobia social: Una persona con fobia social teme situaciones sociales o situaciones en las que se espera que el individuo actúe en presencia de otras personas. Estas situaciones pueden incluir comer en público o hablar en público, por ejemplo.
El Trastorno obsesivo-compulsivo: Las personas con este trastorno, se sienten obligadas a realizar un acto (una compulsión) para neutralizar la ansiedad en la presencia de un determinado estímulo o situación. Por ejemplo, al tocar el pomo de la puerta, una persona puede sentirse obligada a lavarse las manos de manera compulsiva.
El Trastorno de estrés Postraumático: Este trastorno es considerado cuando una persona que ha experimentado un suceso traumático, mucho después del evento, lo experimenta mentalmente de manera constante junto con los mismos o similares sentimientos de ansiedad que sintió en el suceso original.
El Trastorno por estrés agudo: Trastorno con síntomas similares al trastorno por estrés post- traumático, pero se experimenta inmediatamente después del evento traumático. Si este trastorno persiste más de un mes, el diagnóstico puede ser cambiado por el de trastorno de estrés post- traumático.
El Trastorno de ansiedad generalizada: Una persona que ha vivido seis meses o más de preocupación y ansiedad persistente y excesiva puede recibir este diagnóstico.
Ofrecemos para su descarga un interesante documento elaborado por el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos que recorre de manera exhaustiva cada uno de los trastornos de ansiedad, haciendo mención explícita a los tratamientos médicos y psicológicos considerados más eficaces.
►Recursos:
Descarga la Guía de Trastornos de Ansiedad
►Fuentes:
Anxiety and anxiety disorders Imagen cortesía de PedroJPerez