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Hoy día cada vez más parejas deciden no tener hijos, una decisión compleja que encierra algunas adversidades psicológicas.
“La concepción de la maternidad/paternidad como opción y no como destino obligado de una pareja es una tendencia que se consolida poco a poco”.
La filosofa Elisabeth Badinter dice “la noción de instinto maternal es el mayor engaño de la humanidad”. Y es que cada vez más, no solo la mujer o el hombre decide voluntariamente no tener hijos, sino que las parejas también toman la decisión de no ser padres.
Parece que cada vez hay más personas que encaran el futuro con más fidelidad a la propia voluntad y al proyecto personal que a los dictados de la biología y la tradición.
Los motivos por los cuales se mantiene esa elección van desde ambiciones profesionales y económicas hasta motivos más personales.
Las parejas poco a poco se van sintiendo más libres de decidir su futuro no en función de un modelo establecido – generalmente moralista y rígido- sino de su propio modelo, que tiene igual de instintivo que el modelo “nos unimos para procrear y continuar la especie”.
Porque el instinto no es más que lo que a la persona le sale natural hacer para sentirse realizado, único y satisfecho.
Es algo así como “salir del armario”. Normalizar que uno es tan normal como el otro, aunque quiera dar prioridad en su vida a su labor profesional o a sus pasiones personales.
No querer traer una persona a un mundo tan complejo / doloroso / mezquino como éste.
No sentirse capaz de cuidar de otra persona de por vida, por inseguridad de si pudiera ser un buen padre o madre, o no querer arriesgar el equilibrio de una relación que funciona tal y como está, introduciendo un factor nuevo que si o si va a cambiar la dinámica de la pareja.
Son motivos tan respetables y válidos como los que tienen las parejas para tener hijos.
Algunos estudios de mercadotecnia han descrito las características de estas parejas como parejas urbanitas, personas centradas en el diseño, la cultura, la tecnología, con gustos “cool”.
Y en lo personal los describen como egocéntricos, individualistas, que buscan la satisfacción inmediata o carentes de recursos para asumir responsabilidades de adultos.
Más allá de estudios de mercado y de juicios moralistas ¿qué encontramos?: personas que asumen que no desean o no pueden entregar el tiempo que un hijo necesita, que asumen no enfrentar sus propios miedos por si dichos miedos son ciertos, personas consecuentes consigo mismas y valientes.
Porque para tomar una decisión que va a ser “de por vida” una vez pase el periodo fértil de la mujer, o que ya no haya posibilidad de adoptar un niño, hay que ser valiente. Y muy valiente
¿No tener hijos es un acto egoísta?
Habitualmente ya sea en terapia o en un proceso íntimo, la pareja se enfrenta a dudas y miedos nada superficiales (al contrario de lo que se les tacha).
En un primer momento cada uno por su lado, ya que decir en voz alta “creo que no quiero tener hijos” crea desasosiego, intranquilidad e incertidumbre al no saber realmente como va a caer “la bomba”.
La idea de un posible arrepentimiento en el futuro, el vértigo de salirse del camino establecido por milenios, imaginar un futuro en soledad y el sentimiento de vacío que podría sentirse si cuando se es anciano no se tiene descendencia que cuide de uno, son escenas que se repiten en la mente de la persona mientras toma la decisión de tener o no hijos.
En muchas ocasiones este proceso crea estados de ansiedad y culpa. Y en muchas ocasiones también es habitual que la persona se ponga así mismo en cuestión, dudando de si es egoísta, mala persona o quizá incluso incapaz de amar de verdad.
Cuando esas dudas se ponen sobre la mesa, comienza una segunda etapa. Es posible que la pareja piense de un modo parecido pero también muy posible que no sea así. Comienza así un camino nuevo, un punto de inflexión sin retorno.
Irán desde la puesta en común de sentimientos, miedos y dudas, hasta el comienzo de un conflicto- más o menos grave – que puede terminar de dos formas básicamente: o la ruptura o una unión mucho más profunda, madura y de verdad.
¿Familia?, ¡Claro!
Cuando la pareja afianza la decisión de no tener hijos – que NO la de no tener familia, porque la familia, la constituyen ellos mismos y las personas que decidan integrar– en muchas ocasiones les toca diseñar su propio camino.
Hacer su particular ruta, que incluirá cómo llevar los posibles fantasmas sobre la decisión tomada y la soledad, manejar su tiempo libre o el exceso de tiempo en común, tener su plan de auto cuidado para la vejez y un largo etc.
“La felicidad depende de lo compatible que sea la pareja en el deseo y el sentido que cada uno ponga a sus vidas”. Escoger una vida sin hijos es sencillamente una opción.
Hoy me encuentro en una disyuntiva, cuando tenía 28 años me casé, pero no tuve hijos, a pesar de no quererlos estaba dispuesta a tenerlos porque se supone que ese es el siguiente paso en el matrimonio (según la sociedad). Desafortunadamente o (afortunadamente) no funciono y nos separamos. Ocho años después he conocido a alguien que me gusta y con quien quisiera tener una relación sana, sin embargo, hoy tengo la certeza de que no quiero tener hijos, pero esta persona si los quiere. Estoy totalmente segura de no querer bbs y es muy complicado estar con alguien que si los anhela.
Hola BRE,
Te escribo, porque me encuentro en la misma situacion. Tengo 38 años y estoy en una relacion muy linda, pero mi paraja quiere hijos. Es que yo no veo nada hermoso sobre este tema, porque hay que asumir las responsabilidades y lo veo como una obligación para siempre. He intentado hablar con mi madre, le he dicho lo que pienso, pero Ella me dice que tener un hijo vale la pena y que estaba super feliz. No sé qué hacer. Si ves mi mensaje, por favor responde. Saludos
Hola. Tu madre te dice que tener un hijo vale la pena, porque vos sos su hija y valiste la pena. Ella te valora como a nadie en su vida y quiere lo mismo para vos en el futuro.
Tengo 42 años y no tengo hijos sencillamente porque los niños no me transmiten absolutamente nada, ni ternura, ni ningunas ganas de sacrificar todo o casi todo lo que me gusta hacer por uno. Pero no pasa nada, tampoco me gustan los tigres.
Eso es muy cierto, Yo no deseo tener hijos, tuve parejas que cuando se enteraron de mi decisión de no desear procrearme estuvieron conmigo un tiempo pero despues se alejaron para estar con otra persona que desee tener hijos. Creo que la finalidad del ser humano no puede ser solo la procreacion, sino hacer otras cosas diferentes con sus vidas y estar en esta vida al lado de una pareja, que busquen desarrollar metas conjuntas en bien de la sociedad y no solo buscar la procreacion como fin de la vida. Espero poder encontrar a una Mujer que desee la felicidad sin hijos.
Hola Jaime, suscribo tus palabras. Totalmente de acuerdo. Saludos.
¡Hola Jaime!
Coincido contigo, el sentido de la vida, de vivir no debe tratarse sólo en ser padre o madre, cada quien siente y piensa de forma diferente, yo en mi caso nunca encontré ese instinto maternal en mi, nunca lo sentí y me alegra haberlo tenido siempreclaro muy claro desde adolescente, hoy a mis 42 años sigo pensando lo mismo 🙂
Lamentablemente esto es así, sin procreación se pierde el futuro como tal, es por eso que se llama “finalidad”, no es el único “objetivo”, pero si el fin del mismo.
Y es normal que la tasa de natalidad caiga con la prosperidad y desarrollo de la sociedad, esto entre otras cosas es porque se considera más a un hijo como una responsabilidad que te hace renunciar al placer inmediato, lo que no es equivalente a la felicidad, las personas confunden el placer con la felicidad.
Dejando de lado esos hechos.
Por lo general las personas no están familiarizados con “el peso de la sangre”, el legado y demás conceptos que están ligados a la descendencia.