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Reconciliación tras la infidelidad: Criterios a considerar en la terapia

Reconciliación-Infidelidad
Angel Paz-Jesús

Un alto porcentaje de las parejas que acuden a terapia, refieren como motivo de consulta una crisis asociada a una situación de infidelidad en su relación (De Jesús-Ventura, 2018).

Sobre este tema, los terapeutas han reportado una fuerte dificultad para abordar esta problemática, e incluso se observa el escepticismo de una reconciliación (Imaz & Alum,2012).

Sin embargo, la evidencia disponible sobre el tratamiento terapeútico en estos casos señala que el perdón y la reconciliación son posibles, esto si se cuenta con el compromiso de la pareja y el adecuado esquema de intervención (Gurman, Lebow & Snyder, 2015).

En este sentido, pretendo compartir en este artículo criterios sobre la infidelidad que tengo en cuenta en la terapia y, de esta manera, valorar las dimensiones del problema para cada pareja.

Descubrimiento de la Infidelidad

Uno de los primeros aspectos que suelo considerar es sobre la forma en que salió a la luz la aventura. En la sesión la pregunta: “¿Cómo se dio a conocer que existía la aventura?” permite aperturar el tema central por el cual vienen a consulta y recopilar información sobre el impacto emocional que tuvo en ambas partes la revelación.

Las respuestas a las preguntas tales como: “¿hace cuánto que se descubrió?” “¿Se lo contó alguien o usted lo descubrió?” “¿Qué recuerdan de ese día?” “¿Quién más estuvo presente?” “¿Qué cambios ha habido en su hogar a raiz de esto?.

He notado que en los casos donde el infractor se dedicó a negar la existencia de la infidelidad e incluso a culpabilizar a su pareja por las acusaciones (Gas ligth), las emociones negativas tardan más en procesar y se dificulta aun más restaurar la confianza.

Anticipación

Hasta antes de que la aventura “saliera a la luz”, ¿Se imaginó o tuvo alguna sospecha que su pareja estuviera involucrado en una aventura?.

La anticipación hace referencia a la medida en que la parte engañada sospechó y/o detectó señales sobre la infidelidad de su pareja. Es necesario precisar que no todos los infractores dejan señales que puedan sugerir la existencia de un affaire.

Sin embargo, cuando la persona detecta ciertas señales y empieza a gestar la idea de una traición, aun antes de que ésta se confirme, el impacto emocional va disminuyendo hasta el punto de su revelación.

Mientras que la ausencia de sospechas tiende a convertir el momento del descubrimiento en “un baldazo de agua helada”, propiciando un contexto favorable para la aparición de cuadros agudos de ansiedad, e incluso, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) (Gordon, Baucom & Snyder, 2008).

Arrepentimiento del “infractor”

Aunque pareciera obvio para algunos, el arrepentimiento del infractor/a por la afrenta cometida es una cuestión de “niveles”.

Es decir, que mientras el infractor/a genere mayor arrepentimiento por la aventura, las probabilidades de generar la reconciliación aumentan, además de elevar la probabilidad de éxito en el trabajo terapéutico.

Esto debido a que este sentimiento permite a la parte infractora asumir la responsabilidad de su comportamiento y las consecuencias del mismo.

Algunos factores que dificultan percibir este sentimiento pueden ser: creencias que respaldan la infidelidad, la euforia “residual” de la aventura, sentimientos de rencor a la pareja, entre otros.

Apertura al dialogo

“Yo quiero que dejemos esto en el pasado y miremos de aquí para delante”. Suele suceder que en la terapia la parte infractora, en su deseo de superar su error, busca “pasar la página” y dejar lo sucedido en el pasado, por lo cual se resiste a comentar información sobre la aventura.

Esta actitud dificulta lidiar con el impacto emocional que presenta la parte engañada, al no poder dar lugar al malestar producto de la traición.

Cabe resaltar que el terapeuta deberá ser sumamente cuidadoso con la información que se revele sobre la aventura. Existen detalles en la aventura que puede no ser tan útil revelar. Por ejemplo, descripciones detalladas sobre los encuentros sexuales.

Es común que el infractor/a se resista a dar información por la preocupación de aumentar el sufrimiento de su pareja y disminuir las probabilidades de una reconciliación, por ello el terapeuta deberá contener adecuadamente estos sentimientos.

Nivel de riesgo

El nivel de riesgo se refiere al posible vínculo que existe entre la persona que fue partícipe de la infidelidad y la parte engañada. Se puede delimitar con base en tres instancias:

Nivel 1. La persona partícipe de la infidelidad es alguien externo a la pareja, desconocido(a) para la persona que fue engañada. Puede ser un compañero(a) del trabajo de su pareja.

Nivel 2. El/la “amante” mantenía una amistad mutua con la pareja, había compartido con ambos al menos en una oportunidad.

Nivel 3. El/la amante presenta un vínculo afectivo estrecho (mejor amigo/a) o de parentesco con la parte engañada.

A partir de esta graduación entre la persona partícipe de la infidelidad y la parte engañada se puede comprender el impacto en este aspecto.

En este sentido una aventura con Nivel de riesgo 3 por ejemplo, se percibiría como una “doble traición” por la parte engañada, complicando así el proceso del perdón y aun más de la reconciliación.

Secuelas de la infidelidad

Las secuelas de la infidelidad determinan la dificultad con la que esta experiencia pasará a formar parte del pasado. Entre algunos ejemplos de secuela por infidelidad pueden destacarse:

  • Enfermedades de Transmisión sexual (ETS).
  • La exposición pública de la infidelidad en el contexto laboral, social e incluso familiar.
  • Hijos producto de la aventura.
  • Otros

Por qué somos infieles (Nota del Editor)

De las conclusiones que se derivan del Estudio sobre infidelidad en la pareja, publicadas por Magdalena Varela (Universidad Autónoma de México), en el que se analizan las razones que da la literatura para describir la infidelidad tanto masculina como femenina, cabe destacar según la autora:

  1. De acuerdo a Houston (2005) los hombres son infieles principalmente por razones sexuales, (75-80 %), mientras las mujeres lo son por razones emocionales (20 %).
  2. El motivo más frecuente en la infidelidad femenina es el deseo que tiene la mujer de buscar mayor excitación sexual, seguido por la necesidad de sentirse hermosa y deseada.
  3. Puede extraerse por tanto de la información observada que las mujeres también son infieles por razones sexuales.
  4. El motivo más frecuente en la infidelidad masculina es que el hombre desea mayor excitación, colocándose en segundo lugar la existencia de una mayor necesidad biológica.

Referencias:
De Jesús-Ventura, D. (2018). Infidelidad en las relaciones de pareja: Algunas consideraciones para su abordaje en terapia. Revista REDES, 37 (2), 61-73.
Gurman, A. S., Lebow, J. L., & Snyder, D. K. (2015). Clinical handbook of couple therapy. Guilford Publications.
Imaz, J. A. G., & Alum, J. S. (2012). Las infidelidades: aprendiendo desde dentro de las conversaciones terapéuticas. Revista Colombiana de Psiquiatría, 41(3), 496-520.

2 comentarios en “Reconciliación tras la infidelidad: Criterios a considerar en la terapia”

  1. Muy bueno artículo. Además, creo que, más alla del dialogo, los más importante, lo que puede cambiar el rumbo de la relación son las acciones. Hablar es necesario, pero sin plan de acción y compromiso y que perdura en el tiempo, no creo en la reconciliación.

  2. Creo que es necesario ser exhaustivo en el análisis y consideraciones a tomar en cuenta, frente a un manejo terapéutico objetivo, viable y, que pueda brindar alguna garantía de éxito.
    Nada dices de las relaciones con psicópatas integrados, narcisistas y sociópatas. Individuos que jamás pueden garantizar amor, respeto, fidelidad, compromiso, consideración. Pero por su falta de conciencia y moral, fingirán lo que sea necesario para seguir “jugando”, con la pareja, el o la amante y, con el terapeuta incauto.
    Intentar trabajar una infidelidad con un infrahumano de esta magnitud, es perpetuar el daño en la víctima, perder el tiempo y no dar la talla como profesional.
    Hablamos de un 12% de la población, entre las 3 sub especie humana.

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