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Todos tenemos una especie de policía virtual que vive dentro de nosotros. Entre otras cosas, ese policía es quién nos ayuda a trabajar para alcanzar nuestros objetivos, ya sean personales o profesionales.
Cuando las cosas van mal y nos apartamos del camino recto, él nos recuerda lo que se suponía que íbamos a hacer.
Pero, ¿qué clase de policía es éste? ¿Es un tipo con un escudo, una porra y una mala actitud o por el contrario es un ser que nos ofrece una sonrisa indulgente, una palabra amable y una mano amiga cuando es necesario?.
A veces pensamos en este segundo policía interno, más relajado, como débil e ineficaz. Suponemos que su actitud más indulgente va a dar lugar a una menor motivación. Damos por sentado que si no usamos la autocrítica para empujarnos no llegaremos a ninguna parte.
Entonces, ¿qué actitud tomar frente a nosotros mismos?
Supongamos que alguien está tratando de hacer frente a un período reciente de baja autoestima. Nos encontramos con tres formas en que la policía interna podría actuar en este caso:
- Impulsando la autoestima: Pensar en los aspectos positivos de uno mismo para aumentar la confianza.
- Distracción positiva: Pensar en volver a un bonito recuerdo para crear así una distracción del problema.
- La autocompasión: Pensar en uno mismo con bondad y compasión, viendo esta situación de baja autoestima en su contexto, sin evaluarla o juzgarla.
Cuando los investigadores han intentado probar estos diferentes enfoques se encontraron con que la autocompasión era sorprendentemente potente (Breines y Chen, 2012). En comparación con el impulso de la autoestima y la distracción, este estudio encontró que la autocompasión ayudaba mucho más a los participantes a:
- Ver las posibilidades de cambio.
- Aumentar la motivación para el cambio.
- Tomar medidas para hacer un cambio.
- Compararse con los que lo hacen mejor, para ayudar a motivar su propio cambio.
Así que la autocompasión apareció como la mejor opción ayudando a los sujetos a afrontar las situaciones sin prejuicios, evitando por una parte la dura autocrítica y por otra la potencialmente frágil automejora.
Esto parece deberse a que la autocompasión construye una forma más equilibrada de reaccionar ante los propios fracasos y en general ante las situaciones difíciles que nos encontramos en el camino. Como el escritor estadounidense Eric Hoffer dijo:
“La compasión es la antitoxina del alma: cuando hay compasión, incluso los impulsos más venenosos siguen siendo relativamente inofensivos.”
►Recursos:
Los secretos de la motivación (Biblioteca Up)
►Fuentes:
Extraído de “Secretos de la Motivación” en Psyblog