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“No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”. (Karl Max).
Quédate por un momento a solas, en silencio. Cierra los ojos. Deja volar tu mente tan sólo un minuto. Deshazte de esas preocupaciones que tenías hace un momento y piensa solamente en aquello importante. Piensa en esas personas que son importantes para ti, esas que vienen a tu mente nada más imaginar lo importante que alguien puede llegar a ser para ti.
Piensa en cómo te hacen sentir, en la cara que ponen cuando les cuentas algo, en como sonríen, en el último abrazo que os disteis, en las risas que os echáis por cualquier cosa, en las miradas confidentes desde la otra punta de la sala cuando estáis en algún lugar separados, en los planes de futuro que tenéis juntos y en esa tonta manía de simular que estáis bien cuando os pasa algo para no preocuparos.
Abre los ojos. Y siente cómo, por un momento, parecen haber desaparecido todos los problemas de tu vida. Esas preocupaciones parecen haber quedado de lado. Piensa ahora, en esas personas que han venido a tu mente, en lo feliz que te hace tan sólo imaginártelas, en cómo sonríes por dentro cuando recuerdas algún momento juntas.
Ahora, con tranquilidad, piensa en aquellas personas de tu vida que no han venido a tu mente, que te acompañan a lo largo del viaje pero que no han sido tan importantes como para recordarlas cuando te has quedado a solas contigo mismo.
¿Será que no son tan importantes? ¿Será que quizás les damos más importancia a sus conductas de las que realmente tienen y cuando nos paramos a escucharnos a nosotros mismos resulta que no significan tanto? ¿Será que si en el mundo sólo existieran para nosotros cinco o seis personas, posiblemente esas que tan poco no aportan en nuestro día a día no existirían, no cobrarían ni un ápice de importancia para nosotros?
Pues bien, vuelve al mundo real. Vuelve a tu vida normal. Vuelve a tu presente, a lo que vives cada día y dale importancia a aquello que realmente si que te importa. A aquellas personas que vienen a tu memoria cuando tu mente y tu corazón hablan.
¿Y que hacemos con el resto de personas que pululan por nuestra vida? Quizá es la hora de darle la importancia que nuestro corazón quiere que le demos, quizás todas esas preocupaciones hacia lo que ellos nos hacen o no nos hacen, hacia si muestran o no interés por nosotros, hacia si te han fallado en un momento importante…, no sirven de nada.
Pasarnos la vida dándole vueltas a algo que en el fondo de nosotros, si nos escuchamos a nosotros mismos, ni tan siquiera consideramos importante.
¿Por qué nos empeñamos en tener que llevarnos bien con todo el mundo?
Salimos a tomar un café con esa amiga que ya no nos proporciona tanta alegría, al contrario, nos cuesta incluso salir de casa para ello. Estamos tomando el café y mirando el móvil, esperando que deje de contarnos cosas que ni necesitamos ni nos interese saber y cuando llega la hora de irnos nos recorre un alivio por el cuerpo.
Vamos con nuestra pareja y su grupo de amistades a cenar, tenemos que reír las gracias de ese tío que no soportamos, sus amigos no te tienen en cuenta en las conversaciones y llega un punto en que estas sentada en la mesa con ellos pensando en tus cosas, vuelves a casa con tu pareja y tenéis una discusión porque sientes que “no te tienen en cuenta”.
Vas caminando por la calle y ves de lejos a esa amiga que hace unos días que nos ves, la ultima vez que quedasteis fue en grupo y ella estuvo minutos comentando tu vida delante tuya y de los demás, ahora mismo no te apetece nada saludarla, agachas la cabeza y miras el móvil, finges no verla, pero ella se da cuenta y te saluda, hablas durante 5 minutos con ella y cuando se despide piensas: “que falsa es”.
Situaciones cómo esta, son solo algunas de las que nos encontramos en nuestro día a día, todos las vivimos, las aguantamos y las soportamos ¿Por qué? Deshazte ya de aquello que no consideres que te aporta nada positivo, no pases ni cinco minutos más de fatiga por alguien que no te aporta nada feliz, aprovecha realmente tu tiempo con aquellos a los que si das importancia y no lo pierdas con alguien que no desees perderlo.
Es más fácil desprenderte de aquello negativo, que vivir toda una vida de lamentaciones porque lo positivo no compensa todo aquello negativo que tienes que soportar. Y es verdad que hay cosas que nos vienen dadas en la vida, pero ¿las personas? No; las personas las elegimos nosotros a lo largo del camino y es mejor para nuestro bienestar no tener que desaprovechar ni un segundo en alguien en quien cuando cerramos los ojos, no elegimos.
Esta claro que el ser humano es un ser social, pero hay días en los que deberíamos quedarnos en silencio y pensar realmente qué otros seres queremos y necesitamos a nuestro lado y ser capaces de preocuparnos solo por los verdaderamente importantes, quizás, al fin y al cabo, no todos podemos ser ese ser importante para todos.
►Recursos:
El mundo en tus manos. No es magia, es Inteligencia social
►Fuentes:
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