- Breves apuntes sobre la Psicoterapia Psicoanalítica - 16 noviembre, 2015
Una experiencia en psicoterapia psicoanalítica, da la posibilidad al paciente de llegar a conocer cómo funciona su mente tanto en lo intrapsíquico como en lo interpersonal.
Los descubrimientos o construcciones logradas en el proceso terapéutico, permiten un saber sobre la mente para luego dar paso a un saber hacer fuera del ámbito terapéutico, en la vida cotidiana del paciente, proporcionando sentimientos que estaban inhibidos, negados, modificados o bien ausentes en su subjetividad.
Es muy importante para poder lograrlo, que el terapeuta cuente con un marco referencial teórico, rico en recursos de compresión y de intervención.
Desde el punto de vista de la compresión, será necesario entender el modo en que el paciente enferma, pensar e interpretar de qué manera curará y en base a ello, trazar los lineamientos específicos y abordajes particulares que permitirán entretejer un tratamiento a medida.
Los terapeutas podemos compartir o no, modelos de comprensión y abordaje, pero, en cualquier caso, existe una diferencia en el estilo particular de cada Analista, sus motivaciones en juego, sus teorías implícitas, las hipótesis que maneja y cómo les da curso para poder corroborarlas, o bien de qué modo se enfrenta a los retos éticos que nos plantea la práctica clínica.
Cuando hablo de teorías implícitas me refiero a todo el bagaje teórico que respalda la formación del profesional, pero además, a su formación personal y profesional, modos de crianza con los ideales y creencias que implican, su idiosincrasia, su análisis personal , los autores que ha leído, sus supervisiones clínicas, la cultura dentro de la cual está inmerso, etc.
Todo ello tiene influencia en su modo de trabajar, no sólo aquellas teorías a las cuales adhiere explícitamente.
Y en cuanto al modo de ponerlas en juego, me refiero al estilo, que abarca las características personales de carácter, personalidad, modo de hablar, de moverse, carisma, tono afectivo, idioma, manejo del humor, expresión, etc.
Otro tema importante a tener en cuenta por parte del analista es en qué momento de la sesión o el tratamiento deberá hacer una intervención, cómo y bajo que mirada.
En qué momento de la sesión se refiere al timing, el cuándo.
Bajo qué mirada, implica preguntarse, qué modelo de comprensión e intervención en psicoterapia psicoanalítica conviene a este paciente: ¿desde un modelo más tradicional, donde se interpreta algo reprimido para hacerlo consciente? ¿desde una mirada más relacional? ¿o pensando que existe un déficit en alguna de las áreas que conforman su constitución subjetiva, debiendo ayudar a construir lo que no existe en su psiquismo?, por ejemplo:
- Carencias a nivel de la autoestima.
- Déficit en el apego.
- Imposibilidad de regularse emocionalmente.
- Déficit de recursos para establecer relaciones interpersonales, falta de habilidades sociales o laborales, etc.
Cuando digo el Cómo me refiero al modo de formular la intervención. Si es por medio de la palabra: elegir las palabras con que vamos a enunciar la frase, el tono de voz adecuado al momento que está viviendo el paciente, al momento de la sesión o a la etapa del tratamiento.
Por ejemplo, si es un paciente desvitalizado que necesita vitalización, quizás el tono de voz y la vitalidad del terapeuta debiera ser más activamente entusiasta. Si el paciente en cambio, está alterado o desregulado, con ansiedad o agresividad, entonces la intervención debería ser calmada, con un tono de voz bajo y generando un clima de tranquilidad y calma, tendiente a regular el estado emocional. En ambos ejemplos la intervención tenderá a equilibrar la balanza.
En el discurso del paciente, podemos escuchar con el mismo grado de importancia: los contenidos de su relato, la secuencia en la que aparecen, la modalidad comunicacional desde la que cual el paciente se conecta, los estados emocionales en los que está sumergido en ese momento de la sesión y los aspectos estructurales o mecanismos mentales por los cuales los contenidos son procesados.
Las personas tienden a buscar o añoran estados de self ideal. El estado de self ideal implica una representación mental del self en relación con un afecto asociado, donde existió una vivencia ideal de una forma de estar con otro.
Será importante entonces, escuchar y analizar los roles que el paciente pone en juego o intenta hacer jugar al otro, buscando reproducir esos estados ideales del self para experimentar los afectos relacionados.
Transitar una terapia psicoanalítica es fascinante, y permite ampliar el campo experiencial del self, librándose de condicionamientos inconscientes y de repeticiones sintomáticas, mejorando así la calidad de vida.
►Recursos:
Psicoterapia psicoanalítica: una ética terapéutica…
►Fuentes:
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