Ocio y tiempo libre ¿Por qué tanto énfasis?

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Teresa Gallego

Doctora en psicología por la Universidad de Salamanca. Trabaja en Santander (Cantabria) en un Gabinete privado con otros profesionales de la salud. Profesor asociado en la Universidad de Cantabria en el área de psicología evolutiva y de la educación. Participa también como formadora del programa Educación.

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Desde que en 1964 Berne estudiase por primera vez el ocio desde el punto de vista de la psicología, trabajando sobre el juego y la psicología de las relaciones humanas, esta acción ha ido adquiriendo una relevancia cada vez mayor, considerando esencial el mantener un “tiempo libre” dentro de nuestras actividades diarias.

En la actualidad denominamos ocio a toda diversión o acción de reposo, pero no entendiendo el ocio como un tiempo “muerto” en el que no hacemos nada, si no el hecho de realizar actividades que generan bienestar.

¿Por qué tanto énfasis en tener tiempo libre?

Existen personas cuyo interés se centra en un aspecto principal y único de su vida: el trabajo, la familia, la televisión, etc. y agrupan todo su tiempo en esa actividad. Aunque es importante que realicen esas funciones, también es cierto que centrar todos los objetivos en un solo aspecto de nuestra vida, limita las posibilidades de desarrollo y favorece que podamos caer en problemas psicológicos cuando este único ámbito no va bien o desaparece.

Esta idea se basa en el hecho de que cuando una persona es afín a un sólo papel en su vida, cuando éste falla (por ejemplo una persona que es “sólo” marido pierde a su mujer, un “sólo” trabajador pierde su empleo) el daño generado es mayor porque interrumpe el único aspecto de su vida en el que tenía todas las expectativas, siendo mayor la posibilidad de que la afectación se transforme en patología.

Sin embargo, cuando uno tiene varias parcelas en su vida, con varios roles a desarrollar, éstos funcionan como amortiguador frente a los contratiempos en otros planos. Si alguien queda sin trabajo, pero tiene una familia, una afición deportiva e interés por la lectura, será más fácil sobreponerse a la situación crítica.

Además, el tiempo de ocio nos permite ampliar nuestras actividades encontrando diferentes fuentes de satisfacción; viendo cómo podemos lograr objetivos en diversos ámbitos, lo cual aumenta nuestra percepción de éxito; permitiendo una mayor sensación de control interno, y aumento de la capacidad de disfrutar de la vida en toda la variedad que ofrece.

Es una actividad que, aunque parece que aporta menos a nuestro desarrollo que otras, es a la inversa, una oportunidad de crecimiento personal muy importante.

Por otra parte, el papel que juega el entretenimiento en la percepción de los otros y de uno mismo (autoconcepto), es fundamental ya que nos permite tener una visión de nosotros más amplia y valorada en múltiples aspectos, lo que facilita la mejora de la autoestima y la autovaloración. Así mismo la relación relajada y flexible con los otros genera menos conflictos y fomenta la variedad en la conversación, que enriquece las relaciones.

En este sentido, no podemos olvidar la oportunidad que generan este tipo de actividades realizadas en grupo para establecer relaciones con otras personas, ya que muchas veces tendemos a hacer actividades en solitario, o a trabajar en establecimientos estancos en el que las relaciones con los compañeros cada vez son menores.

El ser humano es un ser social, y el contacto con los otros es una fuente fundamental tanto para la autoestima como para el estado de animo, el apoyo social y el bienestar personal.

¿Cuáles son las mejores actividades a realizar?

Dentro de la elección de qué actividades nos puede aportar mayores beneficios, Crandall (1980) ofrece un listado de diecisiete motivadores del ocio, entre los que destacamos tres:

• Las actividades de voluntariado social o altruistas, ya que además de ayudar a los demás, éste tipo de actividades fomenta el bienestar, el contacto social y la visión de nosotros mismos de forma coherente con nuestros valores, aspectos muy importantes para la autoestima.
• El juego y el deporte, que facilita la diversión, el logro de pequeñas metas, la percepción de capacidad, las relaciones sociales y el concepto de pertenencia a un grupo, además de tener excelentes resultados en el estado de ánimo de quien lo practica.
• La actividad al aire libre, o excursiones ya que presenta fuertes beneficios para la salud y para la mente, así como en relajación y bienestar con nosotros mismos.

No obstante existe una gran variedad de aficiones que podemos desarrollar de forma fácil y sin grandes costos.

Quienes no estén acostumbrados al ocio en sus vidas, es probable que les cueste empezar a tener aficiones, e incluso dudarán de la utilidad del esfuerzo. Puede que lleven mucho tiempo sin dedicar tiempo a ellos mismos y que si les propone que hagan algo para sentirse bien, no sepan qué pueden hacer, o ya no recuerden qué les gustaba.

Para poder iniciar el cambio, el primer paso es establecer un poco de tiempo para tener una actividad, buscando en primer lugar las que generen menos gasto, que requieran menos esfuerzo y a la vez sean gratificantes. Es importante empezar poco a poco y considerar normal que al principio no se disfrute de éste tanto como se esperaba.

No olvidemos que es fundamental entender la importancia de tener un espacio propio donde realizar actividades que nos ayuden a estar bien con nosotros mismos, y donde podamos disfrutar de la compañía de los otros de forma relajada y flexible para poder obtener un mayor bienestar en nuestra vida y poder encontrarnos mejor con nosotros mismos y quienes nos rodean.

Nota del Editor

Compartimos para su descarga en PDF el texto “El ocio como fuente de bienestar y su contribución a una mejor calidad de vida”, firmado por Marisa Pascucci (Universidad de Flores – Argentina), que en palabras de su propia autora “…aborda ambos objetos de estudio, la calidad de vida y el ocio, desde un enfoque subjetivo y experiencial, todo ello enmarcado desde una mirada psicológica”.

Imagen cortesía de Joaquín Villaverde vía Flickr.com