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Mente y calvicie ¿Afecta la salud emocional a nuestro pelo?

Alopecia areata
Psicopedia

Hay un dicho bastante común que dice aquello de “Mente sana en cuerpo sano”. Lo cierto es que, en este caso, podemos aplicar también esa regla matemática que dice que el orden de los factores no altera el producto, porque nuestra mente también afecta a nuestro cuerpo.

El organismo humano es como un enorme, complejo y sorprendente rompecabezas en el que todas las piezas están interconectadas. Por eso mismo, podemos afirmar sin miedo que nuestra salud emocional afecta a nuestro cabello.

Sí, una persona que esté pasando por una etapa de estrés, de nervios o de malestar puede ser más propensa a sufrir calvicie o alopecia, aunque sea transitoria.

Muchos especialistas llevan tiempo usando el término alopecia nerviosa para reflejar esto de lo que hablamos, aunque, realmente, el alcance de las emociones en los que respecta a la salud capilar va mucho más allá.

Salud emocional y alopecia: dos factores de la mano

La salud mental y el pelo son dos elementos que van de la mano, de hecho, la presencia de calvicie puede generar un círculo vicioso bastante peligroso en este sentido.

Es común entre las mujeres jóvenes ver casos de lo que se conoce como alopecia areata, un tipo de calvicie que se presenta en zonas muy localizadas de la cabellera y que, entre otros motivos, puede ser de origen autoinmune.

Cuando una mujer se ve en una situación así, al igual que un hombre, puede sumergirse en un estado de estrés o depresión que no haga más que reforzar la caída.

Para afrontar este tipo de situaciones, como lo es la alopecia areata en mujeres que causa, o puede venir causada, por una depresión, estrés y otros trastornos emocionales, siempre es adecuado acudir a un centro capilar especializado.

Centros como Clínicas IMD pueden ofrecer todo el asesoramiento necesario y los mejores tratamientos a seguir para recuperar ya no solo el pelo perdido, sino también esas emociones positivas que van quedando en el trastero.

El caso citado es especialmente interesante, ya que ofrecen una primera consulta gratuita para valorar las particularidades de cada caso en estos episodios de alopecia, dando un primer diagnóstico útil para recuperarse cuanto antes. Aquí puedes ver más información al respecto.

No es el único tipo de alopecia que puede estar vinculado a la salud emocional. Ciertamente, todas lo están porque, en la mayoría de ocasiones, cuando aparecen afectan al estado de ánimo de la persona.

No obstante, sí que hay un tipo concreto que se vincula por completo a nuestro estado mental. Ya la hemos mencionado antes, es la alopecia nerviosa o alopecia emocional. Su presencia es gradual, pero poco a poco va dejando huella y marcando una melena que debería ser poblada.

Pueden sufrirla tanto mujeres como hombres de cualquier edad. De hecho, puede aparecer tanto en niños como en adultos. En ella, la caída del pelo es gradual y homogénea, se pierde cantidad en total, no en zonas localizadas.

¿Su origen? Su propio nombre lo indica, casos de ansiedad, de estrés o incluso de depresión. ¿El motivo? Se ha demostrado que, cuando se vive bajo altos niveles de tensión, el pelo se vuelve más débil y se rompe con mayor facilidad, lo que provoca que se caiga en mayores cantidades.

Qué soluciones hay para estos casos

Cuando se habla de alopecia emocional, causada por cualquier estrés o trastorno emocional, hay que tratar un problema que llega por partida doble.

Por una parte, es prioritario tratar el cabello para que recupere su salud. Por otra parte, además, hay que intentar atacar la causa de la caída, que es el estado de salud emocional. Una tarea complicada por separado, pero más complicada todavía en conjunto.

Huelga decir que, en estas situaciones, lo más efectivo es pasar por psicoterapia. Los especialistas de centros capilares que tratan este tipo de alopecias pueden ofrecer varios tipos de ejercicios de relajación o de respiración, además de técnicas para aprender a superar problemas y complicaciones sin que causen un gran estrés o presión en la persona.

Además de eso, también se suele hacer un repaso de la rutina diaria del paciente para ver qué falla o qué se puede introducir para tener un ritmo más saludable. Parecen detalles pequeños, pero hay hábitos de carácter social, físico, intelectual, afectivo o incluso emocional que influyen muchísimo en nuestro estado mental.

Lo mejor es que podemos aprender nuevos hábitos en todos estos frentes y, de una forma u otra, construir una especie de psicología positiva que refuerce nuestra mente y nuestras emociones y, por lo tanto, evite problemas como el de la alopecia emocional.

Es un proceso largo y, en muchas ocasiones, complicado por todas las implicaciones que tiene. Pero, introduciendo cambios como un buen horario de sueño, una mayor organización diaria, una mejor dieta y cierta destreza a la hora de relativizar problemas, puedes disfrutar de una vida mucho más estable en lo emocional y, por lo tanto, mucho más estable también para tu cabello. Sí, mente y pelo van de la mano.

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