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Eneatipo 3: La vanidad al servicio del ego

Eneatipo tres
Daniel Lobato López
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Seguimos repasando el eneagrama, en este caso poniendo el foco en uno de los eneatipos quizá más habituales y predominantes en el conjunto de la sociedad occidental.

Hablamos del eneatipo número tres, el cual cuenta con unas características bien definidas y dignas de estudio.

Como siempre decimos, lo que a continuación se menciona no refleja la realidad científica al completo, ya que el Eneagrama no tiene una validez objetiva al respecto. Aun así, puede resultar muy útil e interesante su abordaje.

¿Qué caracteriza a un número tres?

Las personas que podrían englobarse dentro de este eneatipo tienen una profunda sensación interna de no ser valiosos. Podría decirse que ese es su principal lastre, el cual buscan tratar de paliar por todos los medios.

En su fuero interno, un número tres considera que si no es capaz de sobresalir o destacar, no será digno de admiración por los demás.

Como cabe imaginar, esto hace que busque casi obsesivamente proyectar una imagen de éxito y perfección de forma constante, con las implicaciones que esto conlleva.

Al estar tan preocupado por lo que piensen los demás, comete el grave error de abandonarse a sí mismo. Dicho de otra forma, se identifica más con el personaje que con la persona, de manera que llega a perder la noción de quién es realmente.

Al estar tan centrado en causar buena impresión para ser valorado, se esconde detrás de una máscara que, a la larga, resulta demasiado pesada.

Por otra parte, cabe mencionar que se trata de personas que tienden a ser adictas al trabajo. Recordemos que en la sociedad actual esta es una de las principales vías para demostrar éxito.

Por eso resulta tan fácil que este tipo de personas acaben sucumbiendo ante la tentación de dar siempre un poco más.

Rasgos psicológicos e infancia del eneatipo 3

Un número tres, por lo general, no ha tenido una infancia fácil. Muy al contrario, en algún punto de sus vidas aprendieron que sobresalir y destacar era un requisito indispensable para ser querido.

No es de extrañar que los padres de alguien así hayan insistido en la importancia de brillar, incluso hasta el punto de castigar duramente todos aquellos aspectos opuestos a esta actitud.

Haberle inculcado a su hijo/a lo terrible de ser un fracasado termina por hacer mella en su forma de afrontar la vida.

En lo que a la personalidad de un número tres respecta, destacan sus rasgos vanidosos y narcisistas. Tratan siempre de mostrar su mejor versión, siempre como medio para alcanzar su principal objetivo en la vida: ser admirado.

En cuanto al mecanismo de defensa implicado en todo este proceso, destaca la identificación. Así, no es de extrañar que estas personas se identifiquen con personas o constructos sociales externos a los que desean imitar, olvidando su verdadero “yo”.

Desafíos psicológicos de un eneatipo tres

Estas personas tienen un largo camino por delante, especialmente aquellas que llevan desarrollando automáticamente estos comportamientos durante muchos años.

El primero de los abordajes de crecimiento debe ir relacionado con la reflexión y el descubrimiento de quien verdaderamente se es. Tratar de girar el foco desde el exterior hacia el interior no siempre es fácil, pero en este caso es la única forma de poder avanzar.

Es por eso por lo que resulta tan importante que la personas se valore más por lo que es que por lo que consigue o por lo que los demás piensen de ella, y este será precisamente uno de sus principales aprendizajes.

Otro de los desafíos tiene que ver con un aumento en su nivel de conciencia. Es importante que esta persona se dé cuenta de cuándo está actuando movida por su búsqueda de reconocimiento.

Pasar de ser un “escaparate” que busca deslumbrar a convertirse en un sabio que pueda mirar adentro y ver qué hay en realidad es una de las principales metas a alcanzar. Para ello será imprescindible estar alerta y reducir el ego al mínimo.

Finalmente, trabajar menos y disfrutar más sería una interesante consigna a seguir. Un número tres necesita despreocuparse, dejar de estar secuestrado por la imagen que proyectará en el otro, y disfrutar más de las cosas que le hacen feliz.

Así, dedicar más tiempo a sus aficiones y menos a ser productivo le será de gran ayuda para crecer.

Apunte final: una sociedad “tipo tres”

Es conveniente terminar este artículo mencionando lo difícil que puede llegar a resultarle a un tipo tres llegar a dejar de identificarse tanto con su rol.

En una sociedad en la que se ensalza y se fomenta la persecución continua de la riqueza y el poder, puede llegar a resultar verdaderamente difícil cuestionar esos mensajes.

Es por eso por lo que desde aquí lanzamos un mensaje de ánimo a las personas que se planteen conseguirlo, pues estarán haciendo algo que cambiará sus vidas para siempre.

1 comentario en “Eneatipo 3: La vanidad al servicio del ego”

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