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Las mujeres somos más de la mitad de los seres humanos que habitamos el planeta, pero la posición que nos tiene relegada la historia es, todavía, muy secundaria con respecto a la figura del hombre.
Todas las mujeres, ya sean mentes brillantes o no, han sufrido en alguna ocasión durante su vida alguna situación de injusticia, una emoción a la que no han sabido poner nombre, un cuestionamiento sobre su papel en la sociedad o un prejuicio por el simple hecho de tomar una decisión que no concuerda con lo que la sociedad espera de ella.
Esto mismo también lo han vivido los hombres, no cabe duda, pero somos nosotras quienes más afrontamos situaciones que nos hacen preguntarnos, ¿cómo podemos superarlas a través de la empatía y las emociones? Os mostramos a continuación algunas experiencias que os resultarán muy familiares.
La eterna duda sobre la maternidad
¿Son mejores aquellas mujeres que son madres? ¿Por qué sigue existiendo esa concepción tan generalizada en gran parte de la población sobre la idea de que una mujer no está completa si no es madre? ¿Acaso sienten los hombres la misma presión?
La maternidad es, sin duda, una experiencia muy intensa y profunda. Con ella se consigue desarrollar mucho amor hacia los hijos, pero no es algo que obligue a todas las mujeres por el hecho de ser mujeres.
No se es más o menos mujer por ser madre. Deberíamos como mujeres empatizar con todas aquellas compañeras que deciden no ser madres, pues han buscado otros proyectos de vida.
Expresiones como “se te está pasando el arroz” o “¿y cuándo vas a ser madre?”, habría que eliminarlas del imaginario popular, pues con ellas podemos estar haciendo mucho daño a personas de nuestro entorno.
En este sentido, el equilibrio emocional y la capacidad de sobreponerse a estas ideas preconcebidas puede nacer del apoyo familiar y de la propia capacidad mental para derribar estas barreras.
Algunas frases de la vida y el amor cortas, como “si no rompes reglas y comienzas tu aventura no tendrás una vida verdadera, pura y real”, sirven de impulso para tomar estas decisiones.
¿Qué es una mujer cuando deja de menstruar?
Otro momento clave en la vida de las mujeres es cuando llega el fin de la etapa reproductiva, es decir, la menstruación. Como sabemos, este momento no es simultáneo en todas las mujeres, aunque sí suele producirse a partir de los 50 años.
Cuando ocurre ese momento, que es algo gradual, existe también una percepción generalizada de vacío. Muchas mujeres se sienten menos mujeres porque ya no están acompañadas por un proceso hormonal que les ha acompañado durante décadas.
Una vez más, la empatía, el compañerismo y las buenas vibraciones, además del apoyo familiar, son fundamentales para vivir estos momentos con garantías.
Puede suceder también que muchas mujeres se enfrenten a condicionantes crean un mix de situaciones difíciles de gestionar: dificultades para acceder al mercado laboral si se está en desempleo, síndrome del nido vacío porque los hijos ya se hacen adultos, problemas en las relaciones maritales….
Todo ello acaba afectando, por lo general, en mayor medida a las mujeres que a los hombres, pues somos nosotras quienes perdemos una capacidad natural que teníamos desde nuestra madurez sexual, algo que no ocurre con los hombres.
El edadismo, un fenómeno que también afecta más a mujeres que a hombres
En este repaso por algunas de las crisis emocionales que viven los seres humanos a medida que van cumpliendo años, se habla mucho desde hace un tiempo del edadismo, un fenómeno que muchos consideran una discriminación asimilable al machismo, el racismo o la xenofobia.
El edadismo consiste en discriminar a las personas mayores únicamente por el hecho de ser mayores. La sociedad actual, tan influenciada por los ritmos de vida frenéticos, tiende a dejar a las personas mayores en el olvido, y en muchos casos son consideradas más como un estorbo que como una fuente de sabiduría.
Tenemos ejemplos de edadismo a todos los niveles, tanto el institucional como el laboral, en los medios de comunicación o en el propio día a día, cuando tendemos a ignorar los mensajes que lanzan las personas mayores, no comprendemos por qué no se adaptan a las nuevas tecnologías o se acude a la tradicional idea de “pues usted debió ser muy guapa cuando era joven”, como si la idea de belleza fuera asociada a la juventud.
Las mujeres estamos siempre sometidas al juicio constante de la sociedad. Necesitamos el apoyo mutuo para vencer todas estas barreras de forma conjunta, pero para ello hay que desarrollar una fuerte coraza emocional que nos ayuda en nuestro día a día salir adelante.