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El juego ha sido una popular fuente de entretenimiento durante muchos siglos y en muchas culturas. Con los cambios actuales en la legislación de juego en el mundo desarrollado, su popularidad parece garantizada. Nuevos casinos se establecen cada día y nuevas formas de juego, como el juego on-line crece a pasos de gigante. Algunos argumentan que estos cambios son una buena noticia: el juego es una actividad recreativa que disfrutan un gran número de personas en el mundo, y la industria de juegos de azar genera una importante fuente de ingresos sujetos a impuestos. Un negocio redondo para algunos, incluidos los propios estados.
Pero todo esto tiene un precio. Para una minoría de personas el juego se convierte en un hábito incapaz de controlar, que inmediatamente supone un grave problema en sus vidas. El juego patológico o ludopatía es una condición clínica clasificada como un trastorno del control de los impulsos, presente en alrededor del 1% de la población del primer mundo. Lo realmente preocupante es que estas tasas de prevalencia son más altas cada año.
En el fondo el juego es un comportamiento bastante paradójico, ya que es bien sabido que “la casa siempre gana”. Ya sea que juegues en máquinas tragaperras, carreras de caballos, blackjack o ruleta, las probabilidades se han organizado meticulosamente para garantizar un beneficio constante para el casino o casa de apuestas. Esto genera en el jugador una pérdida constante. ¿Por qué entonces los jugadores siguen empeñados en perder su dinero?
El Dr. Lucas Clark, en el Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Cambridge, se ha interesado por las diferentes formas en que los jugadores sobreestiman sus posibilidades de ganar, incluyendo los efectos de la elección personal. Estas características de los juegos de azar promueven una “ilusión de control”: la creencia de que el jugador puede ejercer influencia sobre un resultado que en realidad está definido por la casualidad.
Los recientes avances en la tecnología de imágenes cerebrales están ayudando a los científicos a entender cómo estas características de los juegos de azar son tan eficaces en mantener la conducta de jugar. Así, ciertas investigaciones han mostrado un patrón fiable de la actividad cerebral cuando los seres humanos reciben ganancias monetarias. En particular una región llamada cuerpo estriado es un componente crucial en un circuito de recompensa que también responde a los reforzadores naturales como alimentos y estímulos sexuales.
Según los resultado obtenidos por el Dr. Clark, tanto la elección personal como el hecho de estar muy cerca de ganar, provocan que los jugadores jueguen por más tiempo y realicen apuestas más grandes. Con el tiempo, estas percepciones distorsionadas de las posibilidades de ganar puede precipitar lo que se denomina “perseguir las pérdidas”, donde los jugadores siguen jugando en un esfuerzo por recuperar lo perdido.
Perseguir las pérdidas es una de las señas de identidad del juego patológico, que en realidad tiene mucho parecido con la adicción a las drogas. Los jugadores patológicos también experimentan ansiedad y los síntomas de abstinencia cuando se les niega la oportunidad de jugar. La persona jugadora patológica es incapaz de dejar de jugar o controlar su juego de forma eficaz, incluso si desea hacerlo. Por eso, necesita ayuda profesional.
Hoy compartimos una Guía sobre ludopatía, elaborada por la Dra. Kontxi Báez Gallo, con la colaboración de los Servicios de Salud Mental Extrahospitalaria de Gipuzkoa y editada por el Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco. Se trata de un documento dirigido a los propios pacientes ludópatas y a sus familias, pero de gran utilidad práctica para cualquiera que crea tener problemas con el juego así como para los profesionales que trabajen con este colectivo.
►Recursos:
Ludopatía. Una guía para pacientes
►Fuentes:
The Psychology of gambling – Universidad de Cambridge Imagen cortesía de Cohdra