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Cuando nos enteramos de un embarazo se suele felicitar y llenar de elogios a los futuros padres, asumiendo que dicha noticia es motivo de alegría y celebración, ignorándose la posibilidad de que los padres experimenten emociones que conlleven a la ansiedad y a la depresión.
Sin embargo, existe una variedad de razones por las cuales se puede experimentar ansiedad y depresión perinatal, como puede ser un parto traumático, el aislamiento social, los cambios hormonales que ocurren durante el embarazo e incluso una patología mental previa.
Una de cada 10 mujeres sufre problemas de depresión durante el embarazo o los meses posteriores al parto, así lo establece una reciente revisión sistemática publicada en la revista Journal of Affective Disorders.
En cuanto a la realidad en Chile, Jadresic (2010) asegura que alrededor del 30% de las embarazadas sufre síntomas inespecíficos de depresión y/o ansiedad durante la gestación y el 42,1% presenta depresión postparto.
El trastorno depresivo en el embarazo no solo afecta a la madre, Stein et al. (1991) mencionan que la depresión produce efectos negativos en la calidad de la interacción madre-hijo postparto, dado que muchas veces la sintomatología genera ensimismamiento materno, el que interfiere en la capacidad de percibir e interpretar las señales del bebé, lo que se manifiesta en una baja sensibilidad frente a las necesidades infantiles.
Algunos estudios plantean que la disminución de la sintomatología depresiva en la madre durante el embarazo favorece una vinculación positiva con el bebé y su adecuado desarrollo (Ossa, Bustos & Fernández, 2012).
Las tasas más altas de depresión postparto se presentan alrededor de las 12 semanas posteriores al parto. Por ello es importante mencionar que, mientras más temprana es la detección de la depresión perinatal, mejor pronóstico para la madre, el niño, niña y la familia.
Los síntomas de la depresión perinatal
La depresión perinatal principalmente se caracteriza por llanto fácil, irritabilidad, sentimientos de culpa, rechazo al bebé o a asumir su cuidado, pérdida del deseo sexual, y en los casos más graves síntomas psicóticos e ideación suicida. Es poco probable que se tengan todos estos síntomas, pero incluso dos o más que persistan pueden estar indicando una luz de alarma.
Es importante tener presente que el agotamiento y la sensación de agobio que experimenta una mujer que ha sido recientemente madre, pueden ser parte del proceso de adecuarse al nuevo ritmo de demandas que requiere un bebé recién nacido, confundiéndose las sensaciones con la sintomatología característica de la depresión y ansiedad perinatal.
Si el cansancio o agotamiento se extiende por más de una semana, es recomendable consultar con su médico para asegurarse que estas sensaciones no pasen más allá de un período de adaptación del nuevo rol de madre.
El síndrome baby blues
Otra de las alteraciones del puerperio que se suelen confundir con depresión posparto es el síndrome del “baby blues”, que corresponde a una sensación muy común de tristeza y trastorno emocional, por lo general aparece alrededor del 4º día después del nacimiento, pero también puede presentarse hasta 10 días después del parto.
El baby blues afecta aproximadamente al 80% de las mujeres tras el embarazo y es claramente diferente de la depresión o ansiedad perinatal. Los dramáticos cambios hormonales que experimenta una mujer después del parto hacen que estos sentimientos de inestabilidad emocional surjan y desaparezcan.
Este síndrome tiene una duración de unos 15 días y suele desaparecer en pocos días sin ningún tratamiento específico, a diferencia de la depresión postparto, que puede durar hasta un año y requiere de ayuda psicológica especializada.
Para concluir, Olhaberry et al. (2013) señalan que, un aspecto a considerar es el momento en que las intervenciones se realizan, mostrando los estudios que aquellas que se implementan durante el embarazo, especialmente en mujeres con episodios depresivos previos, pueden cumplir una función preventiva en relación al riesgo de desarrollar una depresión postparto.
La autoestima en el postpartoSegún un estudio llevado a cabo en Noruega en mayo de 2017, y publicado en la revista de Personalidad y Psicología Social (Journal of Personality and Social Psychology), parece ser que durante la transición a la maternidad, tanto la autoestima de las madres como la satisfacción con la relación de pareja suelen verse afectadas, observándose una disminución en ambas, que podría prolongarse hasta tres años. Los datos del estudio revelan que durante el embarazo se evidencia una disminución de la autoestima en las madres, un descenso que se invierte tras el parto, incrementándose paulatinamente hasta los seis meses de edad del bebé, momento en que se observa un nuevo descenso de la autoestima. Este descenso se mantuvo durante al menos tres años. |
►Recursos:
Más allá de la melancolía: Una guía…
►Fuentes:
Jadresic M, Enrique. (2010). Depresión en el embarazo y el puerperio. Revista chilena de neuro-psiquiatría, 48(4), 269-278. Stein, A., Gath, D. H., Bucher, J., Bond, A., Day, A. & Cooper, P. J. (1991). The relationship between post-natal depression and mother-child interaction. The British Journal of Psychiatry, 158, 46-52. doi:10.1192/bjp.158.1.46 Olhaberry, M., Escobar, M., San Cristóbal, P., Santelices, M., Farkas, Ch., Rojas, G., & Martínez, V. (2013). Intervenciones psicológicas perinatales en depresión materna y vínculo madre-bebé: una revisión sistemática. Terapia psicológica, 31(2), 249-261. Ossa, X., Bustos, L. & Fernandez, L. (2012). Prenatal attachment and associated factors during the third trimester of pregnancy in Temuco, Chile. Midwifery, 28, e689-e696. doi:10.1016/j.midw.2011.08.015