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Fagofobia o Disfagia Nerviosa: Mucho más que miedo a tragar

Fagofobia o Disfagia Nerviosa
Psicopedia

La disfagia nerviosa, también conocida como disfagia psicógena o fagofobia, es un trastorno de la deglución que se produce como resultado de factores emocionales o psicológicos. En lugar de tener una causa física, como un problema estructural en el esófago o en los músculos de la deglución, la disfagia nerviosa tiene un origen psicológico y puede estar relacionada con el estrés, la ansiedad, la depresión u otros trastornos emocionales.

Se caracteriza por una sensación de obstrucción o dificultad al tragar alimentos o líquidos. Esta sensación puede estar acompañada de malestar en la garganta o en el pecho, acidez estomacal, dolor al tragar y trastornos vegetativos como sudoración excesiva o palpitaciones. En este artículo, exploraremos en detalle qué es la disfagia psicógena, sus causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento.

Causas de la disfagia nerviosa o psicógena

Las causas exactas de la fagofobia no están completamente claras, pero se cree que están relacionadas con la interacción compleja que se produce entre ciertos procesos mentales y su manifestación somática. Algunos factores que pueden contribuir al desarrollo de la disfagia nerviosa incluyen:

  1. Estrés y ansiedad: El estrés y la ansiedad pueden afectar la función de los músculos de la deglución, lo que dificulta tragar de manera adecuada. El estrés crónico puede llevar a una mayor sensibilidad en la garganta y a una mayor tensión muscular, lo que puede dificultar aún más la deglución.
  2. Trauma emocional: Experiencias traumáticas o eventos estresantes pueden desencadenar la disfagia nerviosa en algunas personas. El trauma emocional puede afectar la forma en que el cerebro procesa las señales relacionadas con la deglución, lo que puede llevar a dificultades para tragar.
  3. Trastornos emocionales: La depresión, el trastorno de ansiedad generalizada u otros trastornos emocionales pueden aumentar el riesgo de desarrollar disfagia nerviosa. Estos trastornos pueden afectar la forma en que el cerebro y el sistema nervioso controlan la deglución.
  4. Otros factores psicológicos: Algunas personas pueden tener una mayor sensibilidad a las sensaciones en la garganta o pueden tener miedo de atragantarse, lo que puede contribuir a la disfagia nerviosa. Los factores psicológicos, como la preocupación excesiva por la deglución o la hipocondría, pueden aumentar la ansiedad relacionada con la alimentación y empeorar los síntomas de la disfagia nerviosa.

Es importante tener en cuenta que la disfagia nerviosa puede ser el resultado de una combinación de estos factores y que cada persona puede experimentarla de manera diferente. Además, es posible que algunas personas tengan una predisposición genética a desarrollar disfagia nerviosa.

Síntomas de la disfagia nerviosa o fagofobia

Los síntomas de la disfagia nerviosa pueden variar de una persona a otra, pero generalmente incluyen dificultad para tragar, sensación de obstrucción en la garganta o detrás del esternón, dolor en el pecho, acidez estomacal y trastornos vegetativos como sudoración excesiva o palpitaciones.

Además de los síntomas físicos, la disfagia nerviosa también puede tener un impacto en la salud emocional y mental de una persona. Las dificultades para tragar pueden generar ansiedad, estrés y preocupación relacionados con la alimentación, lo que puede afectar la calidad de vida y el bienestar general.

Es importante tener en cuenta que los síntomas de la fagofobia pueden ser similares a los de otros trastornos de la deglución, como la disfagia orgánica o los trastornos neuromusculares. Por lo tanto, es fundamental buscar un diagnóstico adecuado por parte de un profesional de la salud para determinar la causa subyacente de los síntomas y recibir el tratamiento adecuado.

Diagnóstico de la disfagia nerviosa

El diagnóstico de la disfagia nerviosa generalmente se basa en la exclusión de otras causas orgánicas de la dificultad para tragar. El profesional realizará una evaluación exhaustiva de los síntomas y antecedentes médicos del paciente, y puede ordenar pruebas como una endoscopia, una prueba de deglución con bario o una manometría esofágica para descartar otras condiciones.

Durante la evaluación, el profesional también puede realizar preguntas sobre el historial emocional y psicológico del paciente para determinar si hay factores emocionales o psicológicos que puedan contribuir a la disfagia nerviosa. Además, pueden ser útiles pruebas de imagen, como una resonancia magnética o una tomografía computarizada, para descartar problemas estructurales en el sistema digestivo.

Es importante destacar que el diagnóstico de la disfagia nerviosa puede ser un proceso complejo y requiere la participación de varios profesionales de la salud, como médicos, gastroenterólogos, terapeutas del habla y lenguaje, y psicólogos.

Tratamiento de la disfagia psicógena

El tratamiento de la disfagia psicógena se centra en abordar las causas subyacentes del trastorno y en mejorar la función de la deglución. El enfoque del tratamiento puede variar según las necesidades individuales de cada paciente, pero generalmente incluye una combinación de terapia cognitivo-conductual, terapia de deglución y, en algunos casos, medicación.

  1. Terapia cognitivo-conductual: La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un enfoque terapéutico que se centra en identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que contribuyen a la disfagia nerviosa. La TCC puede ayudar a las personas a desarrollar estrategias para manejar la ansiedad y el estrés relacionados con la alimentación, así como a mejorar la confianza y la autoestima.
  2. Terapia de deglución: Un terapeuta del habla y lenguaje puede trabajar con el paciente para mejorar la coordinación y fuerza de los músculos de la deglución. Esto puede incluir ejercicios específicos para fortalecer los músculos de la garganta y la boca, así como técnicas de respiración y relajación para reducir la tensión muscular durante la deglución.
  3. Medicamentos: En algunos casos, se pueden recetar medicamentos para tratar los síntomas asociados con la disfagia nerviosa, como la ansiedad o la depresión. Los medicamentos pueden ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo, lo que puede tener un impacto positivo en la función de la deglución.

Es importante destacar que el tratamiento de la disfagia nerviosa debe ser individualizado y adaptado a las necesidades específicas de cada paciente. Un enfoque multidisciplinario que involucre a médicos, terapeutas del habla y lenguaje, y profesionales de la salud mental puede ser beneficioso para lograr resultados óptimos.

Importancia de la nutrición en pacientes con disfagia psicógena

La nutrición adecuada es fundamental para mantener la salud y el bienestar en todas las etapas de la vida. En el caso de los pacientes con disfagia psicógena, es aún más importante garantizar una alimentación adecuada, ya que las dificultades para tragar pueden afectar la ingesta de alimentos y líquidos, lo que llevará inevitablemente a problemas de desnutrición y deshidratación.

Es importante tener en cuenta que cada paciente con disfagia nerviosa puede tener necesidades dietéticas individuales, por lo que es recomendable trabajar con un dietista o nutricionista especializado para desarrollar un plan de alimentación adaptado a esas necesidades. Por suerte, ya existen empresas especializadas en nutrición adaptada, que ofrecen productos de nutrición geriátrica o específica para pacientes con disfagia, sea ésta de origen psicógeno o fisiológico.

Algunas consideraciones importantes en la nutrición y la dieta de los pacientes con disfagia nerviosa incluyen:

  1. Texturas modificadas: En muchos casos, los alimentos y líquidos deben modificarse en cuanto a su textura para facilitar la deglución. Esto puede implicar triturar los alimentos, espesar los líquidos o utilizar alimentos en forma de puré o papilla. Estas modificaciones pueden ayudar a prevenir el atragantamiento y facilitar la ingesta de alimentos.
  2. Alimentos fáciles de tragar: Es importante seleccionar alimentos que sean fáciles de tragar y que no representen un riesgo de asfixia. Esto puede incluir alimentos blandos, suaves y fáciles de masticar, como purés, sopas, yogures, batidos y alimentos en forma de papilla. También se pueden utilizar espesantes para aumentar la viscosidad de los líquidos y facilitar su deglución.
  3. Nutrientes esenciales: Asegurar una ingesta adecuada de nutrientes esenciales es fundamental para mantener la salud en pacientes con disfagia nerviosa. Esto puede incluir alimentos ricos en proteínas, vitaminas, minerales y fibra. En algunos casos, puede ser necesario utilizar suplementos nutricionales para garantizar una ingesta adecuada de nutrientes.
  4. Hidratación adecuada: La disfagia nerviosa puede dificultar la ingesta de líquidos, lo que puede llevar a problemas de deshidratación. Es importante asegurarse de que el paciente esté adecuadamente hidratado, utilizando técnicas como la modificación de la consistencia de los líquidos o el uso de geles texturizantes para facilitar su deglución.
  5. Seguridad alimentaria: Es fundamental garantizar la seguridad alimentaria en pacientes con disfagia nerviosa. Esto implica asegurarse de que los alimentos estén preparados de manera higiénica, evitar alimentos que puedan representar un riesgo de asfixia (como alimentos duros o pequeños) y prestar atención a la temperatura de los alimentos y líquidos para evitar quemaduras.

En resumen, la nutrición y la dieta desempeñan un papel crucial en el manejo de la disfagia nerviosa. Garantizar una alimentación adecuada y segura es fundamental para prevenir problemas de desnutrición y deshidratación, así como para mantener la salud y el bienestar en pacientes con este trastorno. Trabajar con profesionales de la salud especializados puede ayudar a desarrollar un plan de alimentación adaptado a las necesidades individuales de cada paciente y garantizar una nutrición óptima.

Preguntas frecuentes sobre la disfagia nerviosa o fagofobia

1. ¿La disfagia nerviosa es común? La disfagia nerviosa es un trastorno relativamente raro, pero puede afectar a personas de todas las edades. Se estima que afecta aproximadamente a 1 de cada 500 personas.

2. ¿La disfagia nerviosa es curable? Si bien la disfagia nerviosa puede ser un trastorno crónico, con el tratamiento adecuado y el manejo de las causas subyacentes, muchas personas experimentan mejoras significativas en sus síntomas. El objetivo del tratamiento es mejorar la función de la deglución y reducir la ansiedad y el estrés relacionados con la alimentación.

3. ¿La fagofobia afecta la calidad de vida? La disfagia nerviosa puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de una persona, ya que puede dificultar la alimentación y causar malestar físico y emocional. Puede afectar la capacidad de disfrutar de las comidas y participar en actividades sociales que involucren la alimentación.

4. ¿La disfagia nerviosa solo afecta la deglución de alimentos? Si bien la disfagia nerviosa se caracteriza por dificultades para tragar alimentos, también puede afectar la deglución de líquidos y saliva. Algunas personas pueden experimentar dificultades para tragar cualquier tipo de sustancia, mientras que otras pueden tener dificultades específicas con ciertos alimentos o líquidos.

5. ¿La fagofobia puede desaparecer por sí sola? En algunos casos, la disfagia psicógena puede desaparecer por sí sola, especialmente si está relacionada con un evento estresante o traumático específico. Sin embargo, en la mayoría de los casos, se requiere tratamiento para mejorar los síntomas y abordar las causas subyacentes del trastorno.

En conclusión, la disfagia nerviosa o psicógena es un trastorno de la deglución que se origina en causas emocionales o psicológicas. Afecta la capacidad de tragar alimentos y líquidos, y puede estar relacionada con el estrés, la ansiedad y otros trastornos emocionales.

El diagnóstico y tratamiento adecuados son fundamentales para mejorar los síntomas y la calidad de vida de las personas afectadas. Si experimentas dificultades para tragar, es importante buscar atención médica para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.

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