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Ser empáticos está bien: deja ver nuestra cara sensible y nos convierte en personas con mejores capacidades sociales.
Si embargo, la empatía en ocasiones puede convertirse en un arma de doble filo, y deparar por tanto consecuencias negativas e inesperadas.
En este artículo, abordaremos el concepto de ecpatía. Se trata de un complemento a la empatía que te permitirá tener una mayor regulación emocional y proteger tus estados anímicos.
Si quieres saber cómo adquirir más inteligencia emocional al mismo tiempo que proteges tu bienestar, sigue leyendo. Te diremos todo lo que necesitas saber acerca de la importancia de limitar cuánto te involucras emocionalmente con una persona o en una situación.
¿Qué es la ecpatía?
El nuevo término que se ha popularizado, conocido como ecpatía, podría comprenderse como una estrategia de protección emocional. La ecpatía tiene como función principal el resguardo de las propias emociones, regulando el nivel empático de una persona.
Expliquemos un poco más a fondo, ¿qué significa “regular el nivel empático”? Bien, la empatía es la participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella. Dicho simplemente, implica ponerse en la piel de otro. Ser empático conlleva el intento de sentir lo que otra persona puede estar transitando a nivel afectivo y emocional, según sus circunstancias particulares de las que tenemos conocimiento.
En muchas ocasiones, como has de imaginar, la empatía es una cualidad positiva: nos convierte en mejores personas. Sin embargo, en otras circunstancias, esta puede ser una importante debilidad. Más adelante analizaremos por qué, pero cabe destacar que la regulación de la empatía es necesaria por demás. De allí que la ecpatía es una estrategia de protección, permitiendo la regulación de los niveles empáticos en nuestro propio beneficio.
La regulación de la empatía
Contar con ecpatía no hace a alguien carente de empatía. Es decir, una persona puede ser sumamente empática, pero saber regular hasta dónde es afectado o influenciado por las emociones de los demás.
Alguien ecpático, si bien puede sentir las emociones de alguien más y ponerse en su lugar (tener empatía), sabe resguardarse y separar cuando las circunstancias lo ameritan sus emociones propias de las de los demás.
La ecpatía, entonces, complementa la empatía. Es una estrategia de regulación voluntaria (es decir, de la que somos conscientes) que te permitirá ponerte en situación respecto a lo que acontece en el otro. Permitiéndote, al mismo tiempo, resguardar tu salud emocional, sin “dejarte llevar” por la sensibilidad y las circunstancias.
Podríamos decir que la ecpatía es una herramienta para excluir, dejar de lado, los sentimientos que percibimos en otras personas y perjudican nuestro bienestar. Es un freno a la empatía: nos permite regular hasta qué punto ponernos en el lugar del otro nos afecta positivamente, para dejar lo negativo de lado.
Por ello la ecpatía es un útil elemento de la inteligencia emocional, permitiéndonos regular nuestras emociones de forma favorable.
Ecpatía y antipatía
En muchas ocasiones la ecpatía es confundida con la antipatía. Ya lo aclaramos previamente: que alguien sea ecpático no lo hace carente de empatía. La falta de esta última cualidad sucede cuando la persona en cuestión rechaza a alguien más. Implicaría una desafección hacia otras personas, lo que se conoce como antipatía.
La antipatía es un sentimiento de aversión hacia otra persona, la ecpatía está muy lejos de significar eso. Alguien ecpático sabe poner una distancia prudencial, permitiendo el establecimiento de un equilibrio entre involucrarse emocionalmente respecto a lo que le sucede a alguien más y cómo eso repercute en su propia vida.
Principales ventajas de desarrollar tu ecpatía
La ecpatía, como has podido ver, permite regular tu empatía. Evita excesos y protege tu bienestar. Podríamos enumerar una serie de usos y ventajas que desarrollar tu ecpatía te traerán. Eso haremos ahora. Sigue leyendo si quieres saber por qué deberías poner tu ecpatía en práctica.
Pensarás en los demás, sin perderte de vista a ti mismo
La ecpatía trata, justamente, de pensar en otras personas, pero sin perder de foco las propias necesidades, sentimientos y sensaciones. Practicándola evitarás perderte de vista, podrás ayudar a los demás, pero sabiendo lo que también te pasa a ti, y hasta qué punto te resulta sano involucrarte con una persona o en una situación.
Comprenderás la importancia de los límites
Somos seres sociales, y necesitamos relacionarnos con otras personas para mantener un cierto bienestar emocional. Sin embargo, esta vinculación con otros puede también traernos inconvenientes y perjudicarnos, como sucede cuando nos involucramos por demás con otras personas y sus vivencias, y acabamos por salir afectados.
Este último es un ejemplo de exceso de empatía. La ecpatía viene, justamente, a resaltar la importancia de los límites y el por qué deberías ponerlos.
Evitarás ser manipulado
Una de las ventajas cruciales de la ecpatía es justamente la de permitir discernir situaciones de manipulación. En muchas ocasiones, lo que otra persona atraviesa logra conmovernos, y acabamos por ser manipulados a través de esta insensible estrategia.
La ecpatía, permitiéndonos conscientemente analizar una situación y comprender hasta qué punto resulta o no beneficiosa para nosotros, permitirá limitar el alcance de un manipulador. Lograrás reconocer cuándo otra persona tiene intereses perversos al abrirse emocionalmente hacia ti, y te ahorrarás angustia y malestar.
La ecpatía, una habilidad social que vale la pena desarrollar
Como habrás podido ver, la ecpatía es una herramienta de protección emocional. Te permitirá hacer una saludable división entre lo que tú sientes y lo que sienten los demás, llevándote a comprender hasta dónde involucrarte con lo que a alguien más le sucede es benéfico para ti.
Si te preguntas cómo poner a prueba y desarrollar tu capacidad de ecpatía, la respuesta es simple, pero no resultará fácil hacerlo. Para lograrlo deberás tomar conciencia, en primer lugar, de aquello que le acontece a otra persona a nivel emocional. Para luego, poder evaluar cuál es tu estado anímico, y cómo los sentimientos de la otra persona repercutirán en ti.
Se trata, como verás, de un trabajo de autoconsciencia en un ciento por ciento. Una vez logres comprender cómo repercutirá en tu emocionalidad aquello que le sucede a otra persona, sabrás comprender cuándo poner límites es necesario.
¿Habías oído hablar de la ecpatía? Aprovecha estos consejos para desarrollarla, lograrás vivir mejor.
Referencias bibliográficas
- Bermejo, J. (2011). Empatía y ecpatía. Revista Humanizar, 118.
- Cuartero, M. E., & Casado, T. (2016). Empatía y/o Ecpatía; Encontrando el equilibrio en el arte de crear vínculos. A. Guinot, F. y Ferran (Ed.), Trabajo social: el arte de crear vínculos, 241-250.
- de Rivera, J. L. G. (2005). Empatía y ecpatía. Avances en Salud Mental Relacional, 4(2).