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Amnesia relacional ¿He dejado de importarle?

Amnesia relacional
Daniel Lobato López
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Una de las situaciones más embarazosas que puede darse dentro de una relación es que, por ejemplo, tu pareja comience a hacer referencia con todo lujo de detalles a aquellos días tan maravillosos que pasasteis en la playa hace unos años, los cuales sin duda le emocionaron, y que al preguntarte acerca de ellos a ti te parezca que está hablando de otra persona. Quieres que te trague la tierra, pues no recuerdas nada de todo aquello.

¿Qué es lo que pensaría tu pareja en una situación así? ¿Tiene derecho a molestarse porque tú no lo recuerdes? En este artículo te lo contamos.

La amnesia relacional: “a mi pareja ya no le importo”

Una de las primeras conclusiones a la que puede llegar la pareja de alguien que olvida demasiado los momentos vividos juntos es que su pareja ha perdido el interés. Y es que la amnesia relacional, sin ser un trastorno, habla precisamente de eso, de cómo una de las personas de una relación tiende a no recordar o a recordar con dificultad situaciones que para la otra parte son muy importantes.

Aquí no solo hablamos de cumpleaños, fechas de aniversario o de cuándo nació vuestro primer hijo, nos referimos también a determinados “momentos especiales” que para uno de los miembros parecen ser casi mágicos y que la otra persona olvida. Por tanto, parece lógico pensar que quien la sufre no parecía demasiado ilusionado con aquello pero… ¿esto siempre es así?

Momentos mágicos, personas diferentes

Como suele decirse, hay personas de todos los colores. Para algunos, los detalles son muy importantes, y tienden a atesorar los recuerdos de una forma pura y emocional. Un simple olor puede traerles de vuelta a un lugar especial.

Cuando además, en estos recuerdos está presente la pareja, muchas personas disfrutan compartiendo, deseando que ambos miembros disfruten casi por igual del momento. Por tanto, las expectativas están cobrando una gran importancia.

En cambio, otras personas cuentan con un nivel distinto de procesamiento. Quizá sean más analíticos, menos emotivos, y aquellos momentos vividos fueron vistos desde la perspectiva de “vivir el presente” de manera que les cuesta recordar tanto los detalles. Esto no significa que no disfrutasen, sino que sus cerebros funcionan más dando carpetazo a los momentos y archivándolos un poco menos.

Y es aquí precisamente donde surge el conflicto. A causa de estas discrepancias tienden a crearse problemas, generalmente relacionados con la falta de cumplimiento de las expectativas. Para uno es realmente increíble que el otro no recuerde aquella noche bajo las estrellas, mientras que el otro no acierta a comprender por qué demonios recordar eso es tan importante.

Cuándo enfadarse…

No queremos hacer enfadar a nadie con este artículo, pero sí que conviene aclarar ciertos aspectos con respecto al tema en cuestión dentro de la pareja.

Si el motivo de la llamada amnesia relacional proviene de una clara falta de atención de una de las partes, lo cual se notará fácilmente por el lenguaje no verbal que la persona manifiesta (mira el móvil, tiene la mirada perdida, etc.), sí que conviene sentarse a valorar la importancia de los momentos juntos y la dirección que está tomando la relación.

Por otro lado, la persona que la sufre tiene derecho a estar molesta si la otra parte utiliza con demasiada facilidad recuerdos del pasado para atacarla. Es decir, puede ocurrir que alguien manipule al otro miembro de la pareja, confrontándole continuamente con momentos que debería recordar y “castigándole” con ello. Esto es propio de las personalidades pasivo-agresivas.

Es por esto por lo que conviene hablar sinceramente acerca de lo que está ocurriendo. De algún modo, conviene buscar un equilibrio entre dar el suficiente valor a lo que la otra persona siente y a la vez haciéndole entender que no recordarlo todo no es el fin del mundo ni señal de falta de amor.

Calidad mejor que cantidad

Muchas parejas parecen obsesionadas con la cantidad de tiempo que pasan juntas. Quieren ir a todos sitios juntos, van a hacer la compra, a pasear, de vacaciones, a sacar al perro… Esto en sí no es negativo, pero sí que puede hacer que se difumine la línea entre lo especial y lo rutinario.

Con esto nos referimos a que quizá un adecuado equilibrio entre lo cotidiano y lo extraordinario pueda ayudar a que ambos miembros de la pareja puedan estar más satisfechos y crear mejores recuerdos. De esta forma, valorando también el tiempo individual que pasa cada uno consigo mismo y configurando planes ilusionantes entre ambos hará que todo marche mejor.

En definitiva, que puedan acercar posturas de una forma sana para la relación.

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