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Cada vez son más los nombres que los profesionales de la salud ponemos a las fobias. Del griego “deustera” (lunes) surge una más, la cual afecta a más del 70% de los españoles según las encuestas. Y no es de extrañar, ya que el comienzo de semana suele resultar muy duro para muchos, especialmente para aquellos que van a trabajar (y quizás no menos para los que no tienen trabajo).
Odio los lunes
Como siempre decimos, una fobia no es una simple inquietud. Para que sea considerada como tal, debe haber un temor intenso al tema en cuestión, acompañado de síntomas ansiosos, completa aversión e incluso pesadillas terroríficas al respecto.
La Deuterofobia trata de eso. La persona que la sufre vive con marcada angustia la llegada del primer día de la semana. No es de extrañar, por tanto, que los mencionados síntomas sean más intensos ya durante el mismo domingo. Exacto, hablamos de la ansiedad anticipatoria, tan presente en muchos otros trastornos de ansiedad.
Como decíamos antes, un aspecto a remarcar tiene que ver la especial vinculación de este concepto al mundo laboral. Generalmente, la persona con deuterofobia siente miedo y preocupación ante la mera idea de tener que volver a la oficina el lunes.
Con el simple hecho de hacer un repaso mental de las tareas que allí deberá afrontar (clientes insatisfechos clamando justicia, colas de usuarios que exigen respuestas o proyectos que han de retomarse con premura) el deuterofóbico comienza a sentirse mal. Temblores, agitación, sudores fríos, náuseas, incapacidad para conciliar el sueño, etc, son algunas de las experiencias desagradables que le tocará vivir.
Además, no es inusual la aparición de sentimientos depresivos que acompañen a la angustia. De esta forma, la persona puede experimentar una especie de sensación de vacío y tristeza, casi melancólica. Tal es así que pronto comienza a filosofar acerca de la vida, de si está en el camino correcto, preguntándose para qué demonios sigue aguantando a su jefe.
Hablamos aquí de un término ya descrito con anterioridad por el psiquiatra y filósofo Viktor Frankl y estudiada por otros autores, como el psicoanalista húngaro Sándor Ferenczi: la neurosis del domingo.
¿Por qué no los martes?
Este concepto vinculado a la neurosis del domingo, ya nos indica que el lunes no es un día cualquiera. Venimos del fin de semana en el que tratamos de relajarnos, y conforme se acerca el comienzo de la siguiente semana empezamos a agobiarnos. Precisamente ahí radica el problema. Aunque llevemos años en el mismo trabajo, cada lunes se nos antoja como un nuevo comienzo.
Se trata, por tanto, de una nueva necesidad de reafirmar lo que hacemos, y si hay insatisfacción con ello, puede verse como hundirnos un poco más en el lodo.
Además, en el ámbito más terrenal y menos filosófico, muchas personas lo pasan mal en sus trabajos. Se sienten presionadas, y muchas veces sobrepasadas por la cantidad de tareas que han de realizar. O quizá no se llevan bien con algún compañero al que saben que tendrán que aguantar una semana más…
Sea por el motivo que sea, muchas personas pagarían por hacer desaparecer el lunes.
¿Quiénes tienen más probabilidades de padecer Deuterofobia?
Parece obvio pensar que todos aquellos que cuenten con una baja autoestima, escasas habilidades sociales o profundas insatisfacciones vitales tendrán más papeletas para sufrir por esto. Es por eso por lo que, en casos especialmente graves, conviene pedir ayuda a un profesional para trabajar en estos aspectos.
Un aumento de la valoración propia, de la capacidad de poner límites y de las habilidades sociales en general será seguro de gran utilidad en este caso.
Claves para mejorar hoy mismo
Si sientes pavor ante la llegada del lunes, quizá estas ideas generales puedan ayudarte:
- Planifica algo divertido para ese día. Una cerveza con amigos al salir del trabajo, una peli con tu pareja o alguna reunión creativa en tu puesto laboral pueden marcar la diferencia.
- Cuestión de perspectiva. No te atasques en el día que es. Trata de organizar tu trabajo con paciencia y motivación, dándote el tiempo necesario para avanzar sin estar recordándote constantemente todo lo que te queda por delante.
- Recapacita. Sentirse mal no tiene por qué ser malo. Muchas veces se trata de un indicador de que necesitamos cambiar algo. Si crees que tu trabajo no te satisface, trata de indagar acerca de lo que está fallando. Siempre es posible hablar con la persona necesaria para ver si se puede cambiar algo o incluso buscar otro puesto más acorde a lo que necesitas.
En definitiva, no olvides que al final todo son conceptos. En realidad no hay lunes, ni viernes. Lo único que tenemos es el presente, todo lo demás, es miedo.