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Las personas que planifican el futuro y responden de manera positiva a los problemas difíciles tienden a sufrir menos de ansiedad que los que ignoran, ocultan o reprimen sus sentimientos. Una nueva investigación publicada en la revista Emotion sugiere que la forma de regular las emociones influye directamente sobre la ansiedad.
A través de una serie de cuestionarios, los investigadores registraron la forma en que 179 sujetos manejaban sus emociones y cómo se sentían ansiosos en diversas situaciones. El equipo analizó los resultados para ver si las diferentes estrategias emocionales se asociaron con más o menos ansiedad.
El estudio reveló que los que utilizan una estrategia de regulación emocional llamada reevaluación, tienden también a tener menos ansiedad social y menos ansiedad en general que aquellos que evitan expresar sentimientos.
La reevaluación emocional
La reevaluación consiste básicamente en examinar un problema desde un nuevo punto de vista. Se trata de replantear y reevaluar lo que ha pasado y pensar cuáles son los aspectos positivos de situación. Los participantes del estudio que utilizaron regularmente este enfoque informaron de menores niveles de ansiedad que los que tienden a reprimir sus emociones.
Los trastornos de ansiedad son un importante problema de salud pública, y según la Organización Mundial de la Salud, en el 2020, la ansiedad y la depresión, que tienden a presentarse de manera concurrente, serán una de las causas más frecuentes de discapacidad en el mundo desarrollado.
No obstante, el estudio también concluye que la ansiedad de bajo nivel puede ayudar a mantener la atención y concentración en determinadas tareas, y que reprimir las emociones también puede ser una buena estrategia en una situación a corto plazo, por ejemplo, cuando tu jefe te grita.
Del mismo modo, una actitud siempre positiva puede ser peligrosa, causando que una persona llegue a ignorar problemas de salud, por ejemplo, o a participar en conductas de alto riesgo.
Estudios anteriores habían encontrado que las personas que orientan su esfuerzo a hacer que sucedan cosas buenas eran menos propensas a sufrir de ansiedad que las que se centran en evitar que ocurran cosas malas, pero no existen investigaciones anteriores que expliquen cómo esta diferencia de enfoque se traduce en conductas que la gente pueda controlar y cambiar para mejorar su afrontamiento de las diversas situaciones estresantes.
Este nuevo estudio sin embargo, parece explicar las estrategias que contribuyen a que una persona tenga más o menos ansiedad.
En definitiva, no se puede hacer mucho para cambiar los factores genéticos y ambientales que contribuyen a la ansiedad, pero si que pueden cambiarse las estrategias de regulación emocional que la mantienen.
Fuente: ScienceDaily