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Gelotofobia, más que una fobia social

Gelotofobia
Daniel Lobato López
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En el artículo de hoy abordamos un problema que afecta a un gran número de personas, aunque con un término posiblemente no muy conocido. Hablamos de la gelotofobia.

Aunque en un primer momento a uno se le pueda venir a la cabeza que es algún miedo relacionado con el frío o los helados, nada más lejos de la realidad. La gelotofobia es un trastorno que afecta profundamente a la vida de las personas, y con una serie de particularidades que hacen de ella un problema no siempre sencillo de atajar.

¿Qué es la gelotofobia?

Seguramente habrás oído hablar de infinidad de términos relacionados con las fobias. Desde la amaxofobia (miedo a conducir) hasta la claustrofobia (miedo a los espacios cerrados).

En el caso que nos ocupa, una persona padece gelotofobia cuando tiene un miedo irracional a que los demás se burlen de ella, concretamente a que se rían de ella. Si desglosamos el término, observamos que la raíz griega “gélos” (risa), seguida del término “phobia” (miedo) componen esta acepción.

Es importante recalcar que para que este problema sea considerado una fobia, los síntomas han de ser de especial relevancia y no darse solo en alguna situación puntual.

Una persona con gelotofobia tiene verdadero pavor a que los demás puedan estar riéndose de ella, llegando a adoptar incluso actitudes paranoicas y de desconfianza hacia los demás.

Cabe matizar que, aunque esté relacionada con la fobia social, no es exactamente lo mismo. En ese caso la persona experimenta temor ante una gama más amplia de situaciones sociales, tales como a quedarse en blanco, a que la juzguen, a la vergüenza, etc. En el caso de la gelotofobia hablamos del miedo específico a ser objeto de burla.

De modo general, la persona que la padece es capaz de evitar encuentros sociales y acabar viviendo aislada con tal de no exponerse a su miedo. Es, por tanto, bastante frecuente que se den patrones de evitación asociados a este trastorno.

Recordemos que su característica principal es el auténtico sufrimiento de la persona cuando los demás bromean o se ríen, llegando a serle imposible diferenciar el sano sentido del humor de la crítica personal.

Es, por tanto, muy común que un gelotofóbico sea una persona con dificultades para comprender la ironía, con tendencia a tener cierto distanciamiento o frialdad emocional y un gran sentido de la literalidad.

¿Cuáles son las causas más probables?

Como cabe suponer, este problema no ocurre de la noche a la mañana. Es muy probable que alguien con esta fobia haya experimentado vivencias muy desagradables relacionadas con la burla.

Es posible que en la familia o en el colegio se riesen de él de forma directa, llegando a sentir verdadera vergüenza y sufrimiento. Al suceder esto, su autoestima acabó dañada, y poco a poco la persona llegó a interiorizar que debe haber algo realmente negativo en ella que justifique ese trato.

Otro de los aspectos importantes a tener en cuenta en relación las causas de este problema tienen que ver con la educación familiar en un ambiente de ambivalencia emocional y conductual.

Con esto nos referimos a que si un niño, por ejemplo, observa como sus padres no saben hacer buen uso de la ironía o incluso le envían mensajes contradictorios, es más que probable que acabe haciéndose un lío y teniendo verdaderas dificultades para discernir lo real de lo que no lo es.

Es aquí dónde podría residir el carácter delirante o paranoide de esta fobia.

Cómo abordar el tratamiento de la gelotofobia

Para superar esta fobia, son tres los aspectos fundamentales que habrán de trabajarse de manera conjunta.

En primer lugar, la persona deberá abandonar la evitación de aquellas situaciones que le provocan sufrimiento. Dicho de otra forma, deberá ser capaz de afrontarlas con una serie de herramientas aprendidas de antemano, gran parte de ellas de carácter cognitivo-conductual.

Nos referimos, por ejemplo, a ser capaz de relacionarse con los demás a pesar de que haya momentos en los que exista malestar por el miedo a que puedan estar riéndose de él. Un trabajo en creencias disfuncionales y en habilidades sociales pueden ser muy útiles en este caso.

Por otro, será vital un trabajo de autoconocimiento y mejora de la autoestima. Para ello la persona debe aprender a tener una mirada mas amable hacia sí misma, siendo capaz de valorar sus puntos fuertes y aceptándose. Aprender que la intención de los demás no será siempre hacerle daño ni mofarse de él será esencial en este punto.

Finalmente, y aunque suene paradójico, será importante trabajar la espontaneidad. Con esto nos referimos a que la persona pueda aprender a estar más relajada en contextos sociales, permitiéndose a sí misma ser cómo es, y soltando esa rigidez que muchas veces le impide disfrutar de la vida.

De lograrlo, esta fobia perderá por completo su sentido y quien la sufría podrá ser al fin libre.

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