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¿En qué piensas realmente cuando decides analizar un asunto? ¿Sabemos pensar con un objetivo claro? El pensar con la finalidad de reflexionar sobre una cuestión concreta nos permite estructurar todas nuestras ideas y enlazando el pasado con la previsión del futuro, alcanzar una solución a cualquier problema.
Sin embargo, la mayor parte de las veces nos perdemos en estos pensamientos, nos ofuscamos, no encontramos la salida, y perdemos la orientación o la finalidad que tenía el ponernos a pensar sobre el tema. Otras veces, el pensar simplemente se convierte en una repetición de los contras y de lo negativo de la situación, volviendo siempre sobre el mismo asunto sin encontrar un camino claro de salida.
¿Y por qué no sabemos pensar? Pues básicamente porque nadie nos ha enseñado. En Psicología le llamamos a esto reestructuración cognitiva, se trata de la modificación de la interpretación y la valoración subjetiva que hacemos de nuestra vida en general. Las personas negativas, pesimistas, catastrofistas,… no consiguen encontrar la salida a los problemas porque sus interpretaciones y valoraciones se ciegan en la pérdida.
Existen 3 pasos definitivos para encontrar la solución correcta:
1. El primer paso para hacer de tu reflexión o tus pensamientos algo fructífero es “DARTE CUENTA” de ellos. Pararte y analizar lo que estas pensando, los resultados que te están dando y si tienen algún sentido estas soluciones que planteas. Estaría bien escribir lo que piensas en un papel, hacer un listado de los pensamientos que tienes sobre el asunto, tratando de identificar y clasificar los más importantes para ti.
2. Ahora toca EXPERIMENTAR. A la situación “A” que se nos plantea, que hipótesis podemos proponer que den algún resultado (bueno o malo).
Por ejemplo: situación A (vemos que alguien nos critica), posibles reacciones (B): llorar, agredir, salir corriendo, insultar,…. ¿cuáles son las consecuencias de estas reacciones? (C)
3. Por último toca MODIFICAR aquella que no nos está dando ningún resultado o podría suponer una amenaza para ti o para el entorno, y valorar, interpretar y pensar sobre la situación de una manera más efectiva en función de los experimentos realizados en el apartado anterior.
La modificación de pensamientos es una técnica muy habitual en la terapia cognitiva, con muy buenos resultados. Además es una práctica sencilla de utilizar y aplicable a cualquier aspecto que queramos estudiar detenidamente.
Recuerda: “La solución está en tí”.
►Recursos:
Terapia cognitiva para trastornos de ansiedad
►Fuentes:
Imagen cortesía de Albertinis69