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La Navidad es una fecha de fiesta y alegría. Está llena de reencuentros, de cariño y celebraciones; pero como todo en la vida, también tiene otra cara, repleta de desencuentros, pérdidas y distanciamientos.
La Navidad nos expone al torbellino emocional que supone este periodo. Cenas familiares, compromisos profesionales, salidas con amigos, actividades con nuestros hijos y un sinfín de cosas por las que vamos transitando, a veces, en una especie de piloto automático, como arrastrados por la corriente.
Dejando atrás, poco a poco, ese carácter espiritual y familiar que un tiempo tuvo, para convertirse en una época de consumo exacerbado y de falta de conexión con uno mismo y con lo que le rodea.
Deberíamos al menos reflexionar, sobre lo que implican para nuestro bienestar personal y el de nuestro contexto, tales desmesuras y cuestionarnos si hay posibilidades de vivir unas Navidades más conscientes y reales.
El foco de la “consciencia”
La conciencia es un foco que “llena de luz la oscuridad” y gracias a ella podemos empezar a generar esos cambios que tanto ansiamos.
Para vivir cada momento con plenitud y apertura hay que poner conciencia a lo que estamos experimentando. Observar y tomar conciencia es lo opuesto a lo que hacemos normalmente, que es luchar contra lo real mientras buscamos insaciablemente lo ideal; lo que nos gustaría o lo que se esperaría.
Cansancio, estrés, ansiedad, nos pueden visitar durante esta época si no regulamos adecuadamente todo ese remolino de emociones y si no gestionamos bien nuestro tiempo y actividades. Tal vez sea hora de ser selectivo con las salidas y las personas, de fomentar actividades con nuestros hijos que inviten al conocimiento del sistema familiar y al fortalecimiento de sus vínculos, y de aceptar la realidad familiar… Vale más calidad que cantidad; vale más lo que hay, que lo que “podría haber”.
Vivir “conscientemente” la Navidad
Con el paso del tiempo, es normal tener desencuentros con familiares y amigos que, en muchas ocasiones, hacen que nos distanciemos. Las reuniones familiares, en estas fechas, pueden convertirse en espacios delicados donde airear rencillas y conflictos irresueltos.
Vivir todo esto conscientemente, implica tener la intención de prestar atención a aquello que depende de uno mismo; implica aprender a escuchar y negociar desde el cariño y la aceptación.
¿Qué podemos hacer en situaciones de este tipo?:
- Reflexionar conscientemente; “qué es lo que realmente me molesta de esos momentos”.
- Soltar el control; no puedo controlar lo que los demás digan o hagan, pero sí, elegir mi actitud.
- Poner conciencia y no compulsión en las palabras y/o acciones.
- Tener la intención de promover una actitud positiva, que nos ayude a crear situaciones en las que estar en paz, sea más importante que llevar la razón.
Además de las comidas navideñas, en estas fechas podemos encontrar miles de actividades para realizar con las niñas y los niños. ¿Qué hacer para que esas actividades se conviertan en momentos de unión familiar, que animen a los niños a explorar su interior y su ambiente con confianza y creatividad?:
- Participar en talleres y actividades familiares. “Educación emocional”, “Mindfulness”, “Arteterapia”, son muchas de los talleres que podemos encontrar en nuestra ciudad o alrededores. Sin olvidar clásicos como el senderismo; las comidas en el campo o en la playa; un día en la sierra con la nieve.
- Meditar al aire libre. Ya sea en el mar o en la montaña, podemos aprovechar para pasar un día en familia en contacto con la naturaleza. Sentarnos en corro, cerrar los ojos y notar el sol, el frío, los sonidos de la brisa; sentir nuestro cuerpo y lo que dentro de él pasa.
- Reutiliza y Recicla. ¿Por qué no crear algunos de los regalos que haremos estas navidades? Otro momento que podremos compartir con los nuestros y que nos ayudará a conocer más de cerca sus gustos y preferencias.
En conclusión, poner conciencia facilitará que aprendamos sobre nosotros mismos y sobre los demás, ayudándonos en nuestras interacciones sociales y reacciones, así como a la hora de compartir nuestro tiempo con los seres queridos.
Autora: Isabel Sánchez Montero | Psicóloga de Psicólogos Málaga PsicoAbreu