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Quiero hablaros de una estrategia que vengo utilizando en consulta desde hace algún tiempo con muy buenos resultados, y que tal vez pueda seros de utilidad, bien como terapeutas, bien como herramienta personal para el control de los pensamientos recurrentes o interferentes.
Se trata de “la hora de pensar”, llamada también por algunos autores “la hora rumiatoria”. Esta tarea, desarrollada inicialmente por Luc Isebaert (2005), es descrita por Mark Beyebach en su obra “200 tareas en Terapia Breve” como un modo ocurrente de prescribir el síntoma, y aunque viene utilizándose dentro de un formato de terapia estratégica, puede utilizarse con muy buenos resultados en el contexto de la terapia cognitivo-conductual.
¿En qué consiste la hora de pensar?
Básicamente se trata de plantear al paciente que cada día dedique entre media hora y una hora a “rumiar” sus pensamientos negativos, utilizando para ello un lugar concreto y un momento fijo del día, preferiblemente que no sea por la noche.
Durante el tiempo que dure esta rumiación deberá anotar esos pensamientos o ideas negativas con la intención de posteriormente trabajarlas en consulta. (O bien, utilizando una variante propuesta por De Shazer, quemarlas)
Un elemento importante de esta tarea, al menos como yo la vengo realizando, es que durante el resto del día deben aplazarse los posibles pensamientos intrusivos hasta el momento acordado para la hora de pensar.
Esta parte de la tarea suele ser la más difícil para el paciente y a menudo debemos utilizar alguna estrategia adicional que ayude a parar y aplazar el pensamiento recurrente.
¿Qué utilidad tiene esta tarea?
Como he comentado antes se trata de una prescripción del síntoma, muy eficaz para aquellos casos en que la persona lucha por evitar sin éxito los pensamientos intrusivos, produciéndose el conocido efecto de psicología inversa: cuánto más intento no pensar más recurrente es el pensamiento.
Por otra parte puede llegar a provocar un efecto positivo de saturación, además de concentrar en el espacio y en el tiempo las ideas negativas, lo que libera al sujeto durante el resto del día del sufrimiento provocado por las obsesiones.
Normalmente, tras un periodo de dos o tres semanas realizando la tarea, la evolución previsible es que cada vez sea más difícil para el paciente llenar ese tiempo con sus obsesiones e ideas negativas, llegando a desaparecer en la mayoría de los casos de manera progresiva.
Se trata en definitiva de una tarea de tipo individual con un efecto paradójico, que el sujeto realiza fuera de consulta en cualquier momento del proceso de la terapia, y que aporta un interesante material para trabajar posteriormente.
►Recursos:
200 tareas en terapia breve: individual, familiar y de pareja
►Fuentes:
Imagen cortesía de morguefile.com
Tengo una duda sobre técnicas como estas, desde la universidad (estudié psicología).
Primero expongo mi análisis, para después exponer mi interrogante:
Considero que de algún modo, la existencia y repetición de estos pensamientos es una manifestación de una parte que sabotea la “vida normal” de la persona.
Pienso que el éxito de una prescripción como esta, se debe a que no hay salida para esa “parte saboteadora”:
1. Si sigo la instrucción de tener esos pensamientos programados, será exitoso, ya que entonces estaré dandoles “permiso y libertad finitos” a esos pensamientos para que aparezcan durante cierta cantidad de tiempo, lo que implica cierto grado de control sobre ellos.
2. Por otro lado, si no sigo la instrucción de tener los pensamientos y no aparecen, ¡pues mejor aún!
Ahora bien, mi pregunta en concreto se refiere a AUTO-PRESCRIBIRSE (uno mismo), esta técnica:
¿Es exitosa también?
Me refiero a que considero necesario la INTENCIÓN o VOLUNTAD de otra persona (el terapeuta), que me diga que ESTÁ PERMITIDO tener estos pensamientos, para que el SABOTAJE sea a esa persona o a esa prescripción EXTERNA, ya que si la persona se está saboteando teniendo estos pensamientos dañinos, de igual forma puede SABOTEAR esta técnica auto prescrita y entonces no tendrá efecto.
Espero haber explicado lo que pretendía.
Ojalá pueda comentarme qué opina. Gracias.
Hola OTzara.
La eficacia de este tipo de técnicas tiene mucho que ver con la evolución del proceso terapéutico y con la dinámica de cambio del propio paciente.
En este sentido es importante el momento en el que la tarea se prescribe y también el contexto.
Desde mi punto de vista la eficacia de una tarea de este tipo no es la misma si se autoprescribe, especialmente cuando se trata de estrategias de tipo paradójico, como es el caso, cuyo objetivo como bien dices es saboterar la propia tarea.
Ahora bien, ¿es totalmente inútil autoprescribirse este ejercicio? Probablemente no, ya que el simple esfuerzo por recuperar los pensamientos negativos, sea cual sea el resultado, puede ser terapéutico en si mismo.
Espero haberte servido de ayuda. Saludos!
Le agradezco la respuesta.
Sin duda, me da claridad.
Saludos desde México.
Doy fe de que funciona. Yo también la utiliza y siempre ha tenido el efecto deseado que comenta Jose Manuel.
Saludos.
Hola, José Manuel
Mil gracias por este espacio, y por compartir tu conocimiento y experiencias.
Tengo una pregunta respecto este post, y es, si podrías, por favor indicarme algun ejemplo de las estrategias adicionales que empleas para ayudar a reemplazar el pensamiento recurrente en los casos en que haya dificultades para aplazar los posibles pensamientos intrusivos hasta el momento acordado para la hora de pensar?
Hola Tay. Normalmente utilizo alguna técnica de parada de pensamiento. Puedes encontrar una guía básica de este tipo de técnicas en el siguiente enlace.
Espero que te resulte de utilidad. Saludos!
Cuando el cliente no puede esperar hasta el día siguiente para pensar, existe otra técnica parecida que es prescribir el síntoma a los cinco minutos antes de la hora en punto, También en el libro de Beyebach. Funciona.
Saludos.
Gracias Javier por tu excelente aportación. Saludos!