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El edadismo es una de las tres grandes formas de discriminación de nuestra sociedad, por detrás del racismo y el sexismo.
En el Plan Internacional de Acción de las Naciones Unidas, en abril de 2002, se sitúa la problemática del maltrato hacia las personas mayores dentro de la violación de los Derechos Humanos Universales.
Se requiere una perspectiva cultural y de género para tratar este tema, ya que es un problema universal. Tanto el sexismo como el edadismo son formas de discriminación, operaciones culturales que pueden darse conjuntamente y que pueden llevar a una reducción de la autoestima, debilitan el “yo”, y emplean el físico como medida del mérito. Además, respecto a las relaciones de poder, situará a las personas en una posición de debilidad.
Se asume que las personas mayores están en un proceso de decadencia, que se concretaría en una progresiva reducción de sus capacidades físicas y mentales. La discriminación que viven las personas por tener una edad avanzada ha sido silenciada, y con la invisibilidad social, se produce un favorecimiento de la vulnerabilidad de las personas mayores.
La discriminación la sufren especialmente las mujeres por el machismo cuyos efectos son potenciados por ser las que tienen una mayor esperanza de vida. El poder vivir más años podría considerarse como algo positivo, pero se traduce en algo negativo al haberse hallado una mayor tendencia en las mujeres frente a los hombres de padecer enfermedades crónicas.
En estos problemas crónicos se incluyen la artritis, reumatismos, diabetes, hipertensión, osteoporosis y dificultades en la visión. Los problemas de salud se convierten en otro factor más de predisposición al maltrato, ya que las sitúa en una posición de desventaja, al convertirse en dependientes de otras personas.
El edadismo se expresa en los tres componentes: cognitivo, conductual y emocional, y su análisis lleva a la diferenciación en una serie de tipologías.
Primeramente, nos encontramos con el edadismo en las personas, en el cual se reunirían determinadas ideas, creencias, actitudes y prácticas del individuo como las de maltrato físico, apoyo a los estereotipos sobre la vejez, o la exclusión de las personas mayores.
El edadismo institucional se hallaría en servicios, normas y prácticas como la jubilación obligatoria o el no tener en cuenta a las personas mayores en los estudios de ensayo clínico.
Se puede delimitar un edadismo intencionado y uno no intencionado. Mientras que en el intencionado se englobaría por ejemplo a la publicidad y los medios de comunicación de masas que se valen de los estereotipos hacia el colectivo de personas mayores, o las estafas financieras; en el no intencionado (llamado “involuntario”), estarían la ausencia de procedimientos para asistir a las personas mayores en situaciones de emergencia, o el lenguaje empleado en los medios de comunicación.
Aclarando qué son los malos tratos hacia las personas mayores, se observan prácticas muy heterogéneas, pudiéndose éstas ser clasificadas en malos tratos físicos, sexuales, económicos y, por último, negligencias. Se deduce que en los físicos se recogen tanto las agresiones físicas directas, como las realizadas a través de objetos.
Dentro de los malos tratos económicos, se incluye el uso ilegal de los medios económicos del anciano de una forma indebida, sin su consentimiento, que puede incluir la falsificación de la firma del anciano o la coacción para que éste firme.
A pesar de estar muy extendida la discriminación hacia las personas de edad avanzada, y de tener unos efectos muy nocivos, apenas hay medidas para frenarla ni investigación sobre el edadismo.
Nota del Editor
Se completa el artículo compartiendo para su descarga en PDF el trabajo “Nuevos retos para la Psicología Social: edadismo y perspectiva de género”, firmado por Soledad de Lemus y Francisca Expósito (Universidad de Granada – España), en el que se realiza una aproximación psicosocial al fenómeno, cada día más presente, del envejecimiento poblacional.
En palabras de sus autoras:
“La combinación de la vejez y el género como categorías sociales se presenta como un importante reto para la Psicología Social en el siglo XXI, cuya labor debe ser reconocer, documentar y demostrar cómo la existencia de tales categorías sociales y los procesos que desencadenan, limitan o favorecen la integración de estas personas en la sociedad.”
►Recursos:
Edadismo y perspectiva de género
►Fuentes:
Imagen cortesía de Santi Martin vía flickr.com
Excelente información. Estaba buscando este concepto y en este articulo me he encontrado con información muy útil; mas allá del concepto propiamente dicho
Es la misma lógica que siguen otras “discriminaciones”, el asunto es que todo esto sirva para que unos pocos se aprovechen y el colectivo relacionado siga igual.
Cáncer, eso es lo que es.
Hola amigxs de Psicopedia! Nos alegra encontrar este artículo en vuestro portal. Os animamos a conocer el espacio Microedadismos en Qmayor. Un abrazo http://www.qmayor.com/category/microedadismos/