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La curiosidad suele ser definida como el deseo de saber o averiguar una cosa, o el deseo que tiene una persona de conocer o averiguar un asunto ajeno que no le concierne o no es de su incumbencia.
Son las dos acepciones habituales que encontraremos en cualquier diccionario, aunque para la psicología, ser curioso tiene algunas otras implicaciones.
Desde el punto de vista psicológico la curiosidad suele ser entendida como una conducta natural que es compartida por el ser humano con otras muchas especies, y que pone en juego procesos probablemente instintivos relacionados con la motivación hacia la novedad y la apertura a la experiencia.
¿De dónde viene la curiosidad?
En este sentido la psicología se pregunta aún si la curiosidad se origina dentro o fuera de nosotros. Aún habiéndose conseguido un mejor control sobre los diversos aspectos de la curiosidad la gran pregunta sigue siendo: ¿viene de dentro de nosotros, o es una respuesta a nuestro mundo exterior?.
Una parte de la psicología cree que la curiosidad se origina dentro de nosotros del mismo modo que el hambre o la sed. Esta teoría entiende la curiosidad como un impulso natural que debe ser satisfecho de forma muy similar a cómo satisfacemos otras necesidades básicas. Cuando nuestra curiosidad se excita, intentamos satisfacer la necesidad.
Esta teoría ayuda a explicar el comportamiento de búsqueda tan típico de las personas curiosas. Nos muestra por qué buscamos activamente nuevas experiencias y aprendizajes. Puede tratarse de actividades inherentemente superfluas, y que a menudo contienen cierto riesgo al fracaso, pero vistas como alimento para nuestra curiosidad tienen mucho más sentido.
Lo que esta teoría no llega a explicar es la curiosidad hacia objetos específicos. Y aquí es donde entra en juego la llamada teoría de la incongruencia. Esta teoría se basa en la idea de que nuestra curiosidad es motivada por un estímulo que no encaja en nuestra comprensión del mundo.
Tendemos a ver el universo como previsible y ordenado, y según la teoría de la incongruencia, cuando este orden se ve desafiado, nuestra curiosidad se despierta.
Imagina que mientras estás leyendo este artículo, un lápiz en tu escritorio se mueve espontáneamente dos centímetros a la izquierda. Esto no encaja realmente con nuestra visión del mundo (los lápices no deben moverse por su cuenta). De inmediato puedes verte mirando alrededor de la mesa en un intento de explicar por qué el lápiz se movió. En este caso, nuestra curiosidad se despertó sin duda a causa de un evento externo.
Dicho esto, ni la teoría del impulso ni la teoría de la incongruencia pueden explicar completamente la curiosidad. Cada una tiene sus propios problemas cuando se trata de explicar un aspecto u otro. Esto no quiere decir sin embargo, que no se haya llegado a algunas conclusiones reales sobre ella y sobre su importancia en nuestro comportamiento.
La curiosidad y el aprendizaje
Un reciente estudio publicado en la revista Neuron ha llegado a la conclusión de que la curiosidad facilita el aprendizaje y su posterior recuerdo. Estos hallazgos podrían poner de relieve algunas formas de mejorar el aprendizaje y la memoria en general, tanto en individuos sanos como en aquellos con trastornos neurológicos.
“La curiosidad puede llevar al cerebro a un estado que le permite aprender y retener cualquier tipo de información”, comentó el autor principal del estudio, Matthias Gruber (Universidad de California).“Nuestros hallazgos tienen importantes implicaciones, ya que revelan una visión de cómo una forma de motivación intrínseca afecta a la memoria y al aprendizaje”.
El estudio reveló tres hallazgos principales. En primer lugar, como se esperaba, cuando los participantes tenían mucha curiosidad por averiguar la respuesta a una pregunta, eran mucho mejores en el aprendizaje de la respuesta.
Curiosamente, sin embargo, una vez que se despertó su curiosidad, mostraron también un mejor aprendizaje de cualquier tipo de información ajena al objeto de su curiosidad.
En segundo lugar, cuando se estimuló la curiosidad, se produjo un aumento de la actividad en el circuito cerebral relacionado con la recompensa, demostrando así que la motivación intrínseca activa las mismas áreas del cerebro que están fuertemente involucradas en la motivación extrínseca, y que se basa en la dopamina como mensajero químico.
Por último, los investigadores encontraron que en los sujetos más curiosos, hubo una mayor actividad en el hipocampo, una región del cerebro que es importante para la formación de nuevos recuerdos, al mismo tiempo que también aumentaron las interacciones entre el hipocampo y el circuito de recompensa.
Conclusiones
En resumen, la curiosidad activa el sistema de recompensas, y las interacciones entre el sistema de recompensa y el hipocampo parecen poner el cerebro en un estado en el que tiene más probabilidades de aprender y retener información, incluso si esa información no es de particular interés o importancia.
Los hallazgos pueden tener implicaciones de gran alcance, ya que comprender la relación entre la motivación y la memoria podría conducir a nuevos esfuerzos para mejorar la memoria en las personas mayores y el desarrollo de nuevos tratamientos para los pacientes con trastornos relacionados con la memoria.
Por otra parte, tanto en el aula como en el lugar de trabajo, el aprendizaje de material “aburrido” se podría mejorar si los maestros y administradores fueran capaces de aprovechar el poder de la curiosidad de estudiantes y trabajadores sobre aquello que de manera natural están orientados a aprender.
En general, potenciar la curiosidad es altamente beneficioso, ya que involucra aspectos cognitivos, emocionales y conductuales orientados al descubrimiento y la novedad, exponiendo de este modo al sujeto a niveles de información y experiencia que antes no estaban a su alcance.
►Recursos:
Los secretos de la motivación
►Fuentes:
Pedersen, T. (2014). Curiosity Primes Brain for Learning. Psych Central. Retrieved on October 28, 2014, from http://psychcentral.com/news/2014/10/05/curiosity-primes-brain-for-learning/75725.html
Imagen cortesía de Carolina L. Llano vía Flickr.com
Encantado con éste artículo, sobre todo al haber terminado una carrera de algo que supuestamente me gusta y sentirme muy motivado a estudiar sociología.
Una buena decisión Alexis. Gracias por comentar.
Muy útil para los que somos docentes. Gracias.
Gracias Jose por tu comentario. Es un placer compartir recursos de utilidad. Saludos!