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¿Sientes que en tu día a día tus emociones están fuera de control, fluctuando de un extremo a otro? ¿experimentas cambios bruscos de humor?
¿Qué es la inestabilidad emocional?
La inestabilidad emocional se refiere a una mayor sensibilidad a los estímulos emocionales, que puede dar lugar a arrebatos emocionales, cambios de humor o conductas impulsivas. Las personas con inestabilidad emocional suelen tener dificultades para controlar su ira o frustración, y también pueden experimentar periodos de ansiedad o tristeza intensas. Para algunas personas, estos sentimientos pueden ser ocasionales y manejables; para otras, pueden ser tan graves que interfieren en la vida cotidiana.
¿Cuáles son sus causas?
La inestabilidad emocional puede deberse a una amplia gama de causas. Algunas personas pueden tener una predisposición genética, mientras que otras pueden estar expuestas a ella a través de su entorno vital o sus experiencias vitales. Quienes han sufrido traumas, malos tratos o negligencia pueden ser más propensos a desarrollar esta afección en etapas posteriores de la vida.
Además, los que han tenido problemas de abuso de sustancias o adicción son propensos a mostrar signos de inestabilidad emocional. Es importante comprender las diversas fuentes de esta afección para poder gestionarla y manejarla mejor:
- La Química cerebral es una fuente frecuente de inestabilidad emocional. Para ser precisos, las discrepancias en ciertos neurotransmisores, como la serotonina y la dopamina, pueden provocar cambios en el estado de ánimo, irritabilidad y otros síntomas de labilidad emocional.
- Las fluctuaciones hormonales, como las que se producen durante la menopausia o el embarazo, también pueden contribuir a la inestabilidad emocional. En ciertos casos, las afecciones médicas, como el trastorno bipolar o el trastorno límite de la personalidad, pueden ser su causa.
- El estrés es otro factor que puede contribuir a la inestabilidad emocional. Cuando sufrimos estrés continuado, nuestro cuerpo libera cortisol, lo que provoca diversos síntomas de inestabilidad emocional, como ansiedad, depresión o irritabilidad. Además, un acontecimiento traumático, como la pérdida de una persona cercana o un cambio importante en la vida, puede desencadenar inestabilidad emocional en algunas personas. Por tanto, es vital identificar y controlar las fuentes de estrés para evitar que los síntomas se intensifiquen.
- Los factores sociales y ambientales también pueden ser responsables de la aparición de inestabilidad emocional. Quienes han sufrido malos tratos o negligencia en su infancia pueden tener dificultades para regular sus emociones más adelante en la vida. Además, quienes carecen de un sistema de apoyo sólido o de acceso a recursos como la terapia o la medicación pueden ser más propensos a ser inestables emocionalmente.
Síntomas de inestabilidad emocional
La inestabilidad emocional puede presentarse de diversas formas:
- Algunas personas experimentan cambios repentinos de humor. Estos cambios extremos de humor, a veces relacionados con la ira o el miedo, pueden causar angustia y desorientación.
- Otras pueden experimentar arrebatos emocionales y ser propensas a llorar con facilidad o a sentirse abrumadas por pequeños problemas.
- La impulsividad es un síntoma frecuente de inestabilidad emocional. Puede adoptar la forma de gasto impulsivo, abuso de drogas o alcohol, comer en exceso o entregarse a actividades de riesgo.
- En algunos casos, la inestabilidad emocional puede conducir a conductas autolesivas o pensamientos suicidas.
Cómo afrontar la inestabilidad emocional
Afrontar la inestabilidad emocional puede ser un proceso difícil, pero hay formas de afrontarla y crear hábitos saludables. Encontrar lo que funciona para ti es clave, y puede llevar tiempo y autoconocimiento. Aquí tienes algunas estrategias de afrontamiento que seguro te resultarán útiles:
- Estrategias de autocuidado. Identificar los desencadenantes y aprender a gestionar tus emociones antes de que se vuelvan abrumadoras. Esto puede implicar practicar técnicas de relajación, como la respiración profunda o la meditación. Además, establecer límites y dar prioridad al autocuidado son formas eficaces de reducir el estrés y mejorar la salud mental en general. El autocuidado implica dedicar tiempo a actividades que aporten alegría y relajación. Esto puede implicar hacer ejercicio con regularidad, pasar tiempo en la naturaleza o disfrutar de aficiones.
- Tratamiento profesional. Mediante la psicoterapia, puedes adquirir las habilidades que necesitas para afrontar las situaciones con mayor eficacia, así como desarrollar pautas de pensamiento y comportamiento más sanas. Si la inestabilidad emocional es muy limitante también pueden recetarse medicamentos para ayudar a controlar síntomas como la ansiedad o los cambios de humor.
- Establecer objetivos realistas y gestionar las expectativas puede ayudar a controlar la inestabilidad emocional. Es importante recordar que el viaje de cada persona es diferente, y puede haber contratiempos en el camino. Sin embargo, con paciencia, resiliencia y el valor de buscar ayuda cuando sea necesario, puedes alcanzar una mayor estabilidad emocional y vivir una vida plena.