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Hace años, me prometí a mí mismo que iba a mejorar mi forma física haciendo algo más de ejercicio al menos durante 3 días cada semana. ¡Suena como una meta perfectamente alcanzable, ¿verdad?!
Sin embargo nunca logré establecer un hábito sostenible. Mi objetivo, pese a ser bastante claro, era tal vez demasiado vago y no contaba con límites de tiempo lo bastante específicos. Este fue mi primer aprendizaje sobre el modo en que debo actuar cuando se trata de establecer metas realistas: asignar fechas límite y cantidades específicas.
Cómo establecer objetivos y metas realistas
Desde un punto de vista formal he aprendido con el tiempo que mis objetivos deben ser “SMART”: Específicos, Medibles, Alcanzables, Relevantes y con Límites de Tiempo. En lugar de “hacer más ejercicio”, diría: “Caminar durante 30 minutos, 3 días a la semana (martes, jueves y sábado) a las 9 de la mañana”. Formulando los objetivos con una estrategia SMART tengo muchas más probabilidades de alcanzar el éxito.
Otra cosa que aprendí con la experiencia es que mis metas deben ser desafiantes pero realistas. No deben ser ni demasiado fáciles ni demasiado difíciles. Si son demasiado fáciles, no tendré ninguna sensación de logro al alcanzarlas. Si son demasiado difíciles, sentiré frustración y acabaré por rendirme o por agotarme en exceso. Las mejores metas deben equilibrar estos dos extremos.
También he observado que involucrarme a mí mismo en el proceso de establecimiento de metas mejora mi compromiso de forma importante. En lugar de que alguien me diga qué debo lograr, establecer mis propias metas me vinculará al objetivo con más fuerza. Considerando mis fortalezas, intereses, recursos y límites podré establecer qué nivel de rendimiento es alcanzable de forma realista. Este enfoque centrado en mí mismo me hará más responsable de mis decisiones y mi progreso.
Por último, no olvido revisar y ajustar mis metas periódicamente. Una meta que parecía realista hace 3 meses puede haber cambiado hoy. Cada pequeño logro debe ser celebrado, y la retroalimentación debe utilizarse para establecer nuevos hitos y seguir avanzando.
Con objetivos SMART, metas equilibradas, un enfoque centrado en mí y una revisión frecuente, mi probabilidad de éxito en el logro de mis metas y el establecimiento de hábitos transformadores se ha incrementado de forma significativa.
Algunas claves científicas
Claro que no solo mi propia experiencia me ayudó a encontrar las mejores estrategias para establecer metas alcanzables. La investigación ha establecido una serie de certezas acerca de este proceso, que te resumo a continuación tomando como base tres estudios científicos relevantes:
Objetivos concretos y desafiantes
En un estudio realizado por Locke y Latham en 2002 se realiza un análisis exhaustivo acerca de cómo establecer objetivos y metas realistas. Los autores presentan la Teoría del Establecimiento de Objetivos, que sugiere que establecer objetivos específicos y desafiantes conduce a un mejor rendimiento en comparación con objetivos vagos o fáciles.
Además, el estudio destaca la importancia de proporcionar retroalimentación y monitorear el progreso hacia los objetivos. La teoría también sugiere que la autoeficacia, o la creencia de una persona en su capacidad para lograr un objetivo, es crucial para el éxito, enfatizando la importancia de la aceptación de la meta por parte del individuo y la necesidad de que esa meta esté alineada con los valores y objetivos personales.
Objetivos SMART
En este otro estudio, Doran (1981) introduce el concepto de objetivos SMART, que con los años se ha vuelto tan popular en la planificación de objetivos y metas. SMART es un acrónimo que representa los criterios para establecer objetivos eficaces: Específicos, Medibles, Alcanzables, Relevantes y Temporalmente definidos. Al seguir estos criterios, se pueden establecer objetivos y metas realistas que sean claros, cuantificables y motivadores, lo que aumenta las posibilidades de éxito.
Los objetivos S.M.A.R.T. tienen una mayor probabilidad de influir en el cambio de comportamiento de las personas respecto de sus tareas, además de tener un impacto real en los resultados de las organizaciones. Este enfoque ha sido ampliamente adoptado como una mejor práctica en la gestión de objetivos.
Automotivación próxima
Bandura y Schunk por su parte, investigaron en 1981 el impacto de establecer metas a corto plazo (proximales) en comparación con metas a largo plazo (distales) en la motivación y el desempeño. Los autores descubrieron que establecer metas proximales incrementa la autoeficacia, el interés intrínseco y el rendimiento en comparación con metas distales.
Los resultados sugieren que dividir objetivos a largo plazo en metas a corto plazo más pequeñas y manejables puede ayudar a las personas a mantenerse motivadas y a alcanzar sus objetivos de manera más efectiva.
Las experiencias de dominio generadas a través de lo que llamaron “automotivación próxima” crean un ciclo virtuoso de competencia, autoeficacia creciente y mayor interés intrínseco que conduce a una motivación autónoma y a un mayor compromiso con las actividades.
El éxito depende de las metas
Mis objetivos de ejercicio comentados al inicio eran un buen ejemplo práctico de cómo establecer metas poco realistas. Pero también he fallado en otras áreas de mi vida al no tener suficientemente en cuenta estos principios. Aquí hay algunos otros ejemplos:
- Quiero escribir este año un libro de autoayuda. Esto era una meta obviamente demasiado amplia y sin límite de tiempo concreto. Debí especificar escribir al menos 1000 palabras cada día, 3 días a la semana.
- Voy a ahorrar 30.000 Euros para la jubilación este año. Esto era algo manifiestamente inalcanzable y desalentador. Debí establecer la meta de ahorrar 500 Euros al mes, celebrando a continuación cada logro mensual.
- Quiero aprender a hablar inglés fluidamente. Este era un objetivo demasiado ambicioso y sin un plan detallado para lograrlo. Debí establecer metas más pequeñas como estudiar inglés 1 hora al día, 3 días a la semana y leer un libro en inglés cada mes.
Estos son solo algunos ejemplos de lecciones aprendidas de primera mano. Pero darme cuenta de los errores cometidos me permite mejorar mis probabilidades de alcanzar el éxito en el futuro, al seguir un enfoque más sistemático para establecer objetivos y metas.
A menudo nos sentimos abrumados por la magnitud de nuestros sueños y objetivos excesivamente vagos. Pero si los descomponemos en pequeños pasos manejables, todo parece mucho más alcanzable. Establecer metas realistas no se trata de rendirse a la magnitud de tus ambiciones, sino de tener un plan práctico para lograrlas.
Un proverbio de origen inglés dice: “El camino hacia el infierno está pavimentado con buenas intenciones”. Pero cuando nuestras intenciones se traducen en acción, cuando tenemos un plan concreto y objetivos medibles, ¡entonces el éxito se vuelve mucho más probable!
Concéntrate en el viaje, no solo en el destino final. Celebra las victorias, no importa lo pequeñas que sean. Mantente flexible y adapta tus metas según sea necesario. No abandones nunca. La determinación y la persistencia en el largo plazo son las claves del logro de tus sueños.
Si pretendes cambiar tus hábitos, mejorar tu salud, alcanzar el éxito financiero o dominar una nueva habilidad, establece metas realistas. Haz que tus objetivos sean lo suficientemente específicos y medibles como para guiarte, pero lo suficientemente flexibles como para inspirarte. Con el tiempo y la práctica, lograrás lo que nunca pensaste que era posible.
¡La magia sucede! Ahora, deja de leer y comienza. Establece tus objetivos. Establece tus metas. Y ponte en acción. ¡Buena suerte!