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¿Alguna vez te has descubierto a ti mismo escuchando música nostálgica, reproducida voluntariamente, y has terminado llorando a moco tendido? ¿Has practicado algún deporte de contacto para librarte de esa sensación de ira y enfado que aparece cuando menos lo esperas?
¡Enhorabuena! Sin saberlo, has puesto en marcha la catarsis. Te explicamos en qué consiste.
¿En qué consiste el proceso catártico?
El reconocido psicoanalista Sigmund Freud utilizaba la catarsis muy a menudo en sus sesiones de terapia, aunque hoy en día se considera al médico y psicólogo Josef Breuer como su creador. El método de asociación libre resultaba de mucha ayuda para ello.
Del griego “katharsis” (purificación), este procedimiento consiste precisamente en eso, en una especie de purificación del alma. En palabras más mundanas, hablamos de un modo de expresar aquellas emociones que en muchas ocasiones tenemos reprimidas. Así, cuando sentimos miedo, enfado, tristeza o incluso alegría, la catarsis nos permitiría dar rienda suelta a dichas emociones para poder vivir de un modo más equilibrado.
En palabras del propio Freud, la catarsis sería “un proceso por medio del cual llegamos a reducir o eliminar un conflicto al activarlo en la conciencia y permitir que salga a la luz”. Adquiere aquí importancia, como vemos, el concepto de inconsciente.
¿Por qué es tan necesaria la catarsis?
No podemos olvidar que determinadas situaciones en nuestra vida, especialmente algunas de nuestras experiencias tempranas, pueden llegar a generarnos diversas emociones a menudo negativas que no siempre somos capaces de digerir de la mejor manera. De esta forma, estas podrían quedar “atascadas”, condicionando en gran medida nuestras decisiones y nuestros comportamientos.
A través de la catarsis se produce una liberación en nuestro interior. Es como si abriésemos un grifo y dejásemos fluir un exceso de agua acumulada. De esta manera estamos dando pie a que se produzca una limpieza energética que trae consigo mayor equilibrio emocional.
Uno de los mayores problemas de las emociones reprimidas es que antes o después acaban encontrando la forma de salir. No es extraño que muchas personas tengan frecuentes dolores de estómago, dolores de cabeza o de espalda a causa de la tensión o malestar que ciertas emociones reprimidas les provocan.
Por tanto, es de esperar que con una adecuada puesta en marcha de esta técnica (una vez identificado previamente el problema y su emoción frecuentemente asociada), la persona sienta un mayor equilibrio, bienestar y madurez emocional.
Ejemplos de catarsis
Aunque no existe un método consensuado para llevar a cabo este proceso, la mayoría de expertos coinciden en que lo realmente necesario es detectar la emoción reprimida, a ser posible identificando el objeto al que está unida.
Por ejemplo, una mujer puede sentirse terriblemente irritada con frecuencia. En terapia, sale a menudo el tema de su enfado con su madre, la cual siempre la trata como una niña y nunca la ha dejado tomar decisiones por sí misma. Esta emoción de ira reprimida estaría tratando de manifestarse en su día a día a través de su asociación con otros objetos, por ejemplo estando siempre enfadada con su marido.
Como podemos ver, una adecuada identificación de la emoción predominante y su vinculación a una experiencia o situación resultan de gran ayuda para lograr llevar una vida más saludable.
Saliendo de la terapia psicológica, existen diversas formas o escenarios que pueden ayudarnos a poner en marcha el proceso catártico. Veamos algunos ejemplos:
- Emocionarnos a través del éxito de otros a través del llanto.
- Ver una película de miedo a través de la cual nos permitimos dar rienda suelta a nuestro temor.
- Escuchar música a todo volumen, autorizándonos para gritar y dar golpes con la almohada.
- Buscar nuestros vídeos de humor preferidos con los que llorar a carcajadas.
Críticas al proceso catártico
Existen autores que no están de acuerdo con la eficacia terapéutica de este método. Es más, lo consideran bastante vago y difuso, sin efectos claros ni forma de confirmar sus resultados.
Para un grupo de psicólogos incluso, la catarsis podría ser contraproducente, en el sentido de que un exceso de liberación de emociones puede conducir precisamente a una especie de adicción a la búsqueda de esa emoción.
Es el caso, por ejemplo, de aquellas personas que rompen cosas para expresar su enfado y terminan aprendiendo una forma errónea de gestionar su ira a través de métodos parecidos.
Por eso es tan recomendable consultar con un profesional acerca de la idoneidad de este procedimiento para valorar en qué casos está indicado y aprender formas saludables de ponerlo en marcha.