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¿Pueden nuestras respuestas emocionales al estrés de la vida diaria predecir nuestra salud mental a largo plazo? Según un nuevo estudio publicado en la revista Psychological Science, parecen tener al menos una influencia decisiva.
La científica y psicóloga Susan Charles de la Universidad de California, y sus colegas realizaron el estudio con el fin de responder a una pregunta que ha estado sin responder durante mucho tiempo: ¿Las experiencias emocionales de cada día se suman para hacer colmar el vaso, o por el contrario estas experiencias nos hacen más fuertes y nos proporcionan más tarde una vacuna contra la angustia?
Utilizando datos de dos encuestas nacionales, los investigadores examinaron la relación entre las emociones negativas diarias y los resultados de su salud mental diez años más tarde.
Los niveles tomados en cuenta para las emociones negativas de los participantes fueron predictores de ciertas disfunciones psicológicas (por ejemplo, sentirse inútil, desesperado, nervioso o agitado) al mismo tiempo que anticiparon el diagnóstico de un trastorno emocional como la ansiedad o la depresión una década después de que fueran valoradas inicialmente las emociones. Así pues las respuestas emocionales negativas de los participantes a los factores de estrés diarios (como un problema en el trabajo o en el hogar) predijeron trastornos psicológicos diez años más tarde.
Los investigadores sostienen que un punto fuerte del estudio es su capacidad para aprovechar una muestra importante de participantes que abarcaban un amplio rango de edades. Los resultados se basaron en datos de 711 participantes, hombres y mujeres, con edades de entre 25 y 74 años.
De acuerdo con Charles y sus colegas, los resultados del estudio muestran que la salud mental no sólo se ve afectada por los acontecimientos principales de la vida, sino que también se ve influenciada de manera importante por el impacto de las experiencias emocionales aparentemente menores.
El estudio sugiere finalmente que la naturaleza crónica de estas emociones negativas en respuesta a factores de estrés diario puede pasarnos factura en nuestra salud mental a largo plazo.
►Recursos:
Cómo potenciar las emociones positivas y afrontar las negativas
►Fuentes:
Extraído de Science Daily Imagen cortesía de hotblack vía morguefile.com
Aquí un ejemplo en un estudio profundo de 2009 (!):
EMOCIONES NEGATIVAS Y SU IMPACTO EN LA SALUD MENTAL Y FÍSICA — 2009 ¡!!!
NEGATIVE EMOTIONS IMPACT ON MENTAL PHYSICAL HEALTH
José Antonio Piqueras Rodríguez -Universidad Miguel Hernández de Elche / Victoriano Ramos Linares- Servivios Sociales de Callosa de Segura /
Agustín Ernesto Martínez González- Clínica Neuropsicológica Mayor / Luis Armando Oblitas Guadalupe-Universidad Intercontinental
RESUMEN
El miedo, la tristeza, la ira y el asco son estados emocionales que, cuando son intensos y habituales, afectan negativamente la calidad de vida de las personas. En consecuencia, las emociones negativas constituyen actualmente uno de los principales factores de riesgo para contraer enfermedades físicas y mentales.
Este artículo pretende, en primer lugar, delimitar los conceptos y las características principales de cada emoción; y segundo, sintetizar los hallazgos científicos que avalan la influencia de las emociones negativas clásicas en el proceso salud-enfermedad. Estos fenómenos psicofisiológicos se han asociado a las enfermedades mentales y físicas como variables influyentes en su inicio, desarrollo y mantenimiento. Por lo tanto, se revisan algunos de los vínculos entre las cuatro emociones negativas y los trastornos mentales. También, se repasan las evidencias que respaldan la influencia de las emociones negativas en el desarrollo de comportamientos de riesgo para la salud física. Por último, se describen algunos datos que apoyan el impacto de la activación psicofisiológica emocional en los sistemas orgánicos, como la inmunidad, los procesos tumorales, etcétera. _____
extracto ref. ‘vulnerable’:
… alta activación fisiológica puede estar asociada a un cierto grado de inmunodepresión, lo que nos vuelve más vulnerables al desarrollo de enfermedades infecciosas o de tipo inmunológico, o bien la supresión o control de
estas emociones puede acarrear altos niveles de activación fisiológica y un cierto grado de inmunosupresión.
En resumen, el sufrimiento de estados emocionales negativos persistentes puede afectar al funcionamiento del sistema inmunológico, del sistema endocrino-metabólico y, en general, de todas las funciones fisiológicas (Martín, 2005;
Ramos et al., 2006).
Tengo dudas después de leerlo. En ningún momento se habla de la influencia de las creencias en la cantidad, intensidad y en el manejo e integración de las emociones negativas y los hechos que las provocan. ¿Se ha supuesto que a todos les afectan por igual y que viven los mismos hechos? ¿No sería muy poco real?
Es que me resulta gracioso, ya que los que reporten emociones más negativas, hechos peores, puede ser debido a su mala educación emocional, lo que está claro que tarde o temprano te va a llevar a la enfermedad. Los de mayor inteligencia emocional no van a reportar de la misma manera.
Vamos, que se me antoja más como un estudio sobre inteligencia emocional y cómo esta influye en la posterior aparición de síntomas.
Es que cargar contra las emociones negativas me parece lo menos inteligente emocionalmente hablando.