- Vampiros emocionales: Aprende a detectarlos - 5 octubre, 2015
Hemos escuchado hablar de aquellas personas que parecen dejarte exhaustas cada vez que tienes un encuentro con ellas. Personas que viven haciéndose víctimas de sus circunstancias de vida, las que son egocéntricas y se valen de amenazas para llamar la atención, aquellas personas que son tan perfeccionistas que suelen manipular situaciones que ellos generan, otras más que generan sus propias circunstancias y luego culpan a todo de esas circunstancias y unos más que viven tal cantidad de tragedias que los que viven a su alrededor nunca han sufrido.
Este tipo de personas, son llamadas vampiros emocionales o ladrones de energía y es difícil reconocerlos hasta que es tarde. Veamos una mejor explicación con algunos ejemplos:
“Pobre de mí”. Una pareja acaba de tener a su bebé. Después de algunos meses, él busca compañía fuera de casa, encuentra una amante. ¿La razón que le da a su esposa? Pobre de mí, me pasaste a segundo plano, tu mundo ya no gira a mí alrededor, gira alrededor de tu hija.
Intimidadores: Un grupo de amigos prepara un desayuno, uno de ellos prepara huevo revuelto y se le cae un trozo de cascarón a la mezcla. Del otro lado de la cocina se escuchan los gritos del “sarcástico” del grupo: “Mas te vale que lo saques, si me toca a mí, te aviento el huevo en la jeta”
Interrogadores: ¿Quién te dijo que colgaras así ese cuadro? ¡¡Tiene 3 milímetros desviado!! Serás pendejo…
Defensivos: “Papá, creo que quiero cambiarme de carrera. Hija, te dije que tenías que elegir bien, nada más me hiciste gastar… Papá, te dije cuando terminé la prepa que me dieras 6 meses de sabático porque no estaba segura que quería estudiar y tú me pediste elegir carrera y universidad ya en este semestre… Ah, hijita, ahora resulta que es mi culpa, te puse una pistola y te obligué a elegir carrera…”
Atrapados: Han aprendido tan bien cuál es su zona de confort que si se salen de ella, no ven la oportunidad, buscan regresar de una u otra forma. Un asalariado acostumbrado a recibir sueldo quincenal, trabajar de 9 a 5, le dan su liquidación y ni por un segundo le pasa por la mente independizarse; busca un lugar en el que le den las mismas “cosas” a las que está acostumbrado.
Dramáticos: Se parecen un poco al “pobre de mí” con la diferencia que suelen empezar sus frases con un “¿Qué crees que me pasó hoy?” Y hacen un drama de telenovela al contar como llegó a sus manos la tragedia de un accidente de tráfico en Afganistán y el (ellos) viven en Colombia.
Trágicos: Un par de amigas están platicando mientras toman un café, una de ellas está llorosa contando como terminó con su novio, la otra parece escucharla y de pronto le toma la mano, para pasársela por la frente al tiempo que le dice: “¿Te fijas que mi cráneo ya tiene como hendiduras? Seguro es de tanto que me he caído de la moto. ¿Si te acuerdas de aquella vez que casi me mato? ¿Aquella en la que se me atravesó un carro rojo? Su tragedia es mayor que la terminación del novio, ya que la conversación ahora, se dirige a ella y sus accidentes de moto.
Si reconoces alguna circunstancia similar ponte alerta y aléjate de ellos. Y, si alguna de las actitudes mencionadas anteriormente te describe a ti, toma las riendas de tu vida, ejecuta las acciones necesarias, abre los ojos y cambia.
►Recursos:
Vampiros emocionales (Psicología y Autoayuda)
►Fuentes:
Imagen cortesía de Aritz Martínez vía Flickr.com
Ahora entiendo mis conflictos emocionales. Por querer agradar a los demás, porque no era muy agraciado físicamente, toda mi vida la gente me fue absorbiendo, desde algunos familiares hasta mi esposa.
Gracias al universo o a Dios, las nuevas generaciones están más espabiladas, aunque noto que las jóvenes son muy sumisas, cosa que la generación de sus padres luchó por que no lo fuera