En los últimos años, hemos pasado de una educación generalmente autoritaria a una educación permisiva, con una gran falta de normas y límites en los hijos.
El porqué de este cambio puede estar motivado por un rechazo a la educación que nos dieron nuestros padres, por el continuo cambio social que vivimos o simplemente por falta de tiempo.
Sí, tiempo, vivimos rápido y de manera superficial, ocupando nuestra vida de obligaciones, tareas pendientes, planes futuros, compromisos… Vivimos tan deprisa que nos olvidamos de lo realmente importante.
¿Cuántas veces nos paramos a pensar en nuestras prioridades? ¿Cuánto tiempo dedicamos a nuestros seres queridos? Los tres regalos más grandes y valiosos que puedes hacerle a tu hijo son ATENCIÓN, AMOR y LÍMITES, y para todos ellos hace falta TIEMPO.
¿Cuántas veces les decimos que no a los niños? Como adultos en muchas ocasiones nos resulta complicado gestionar las emociones negativas de nuestros hijos, esforzándonos en evitarlas sin darnos cuenta del error.
Vamos a ponernos en la piel del niño por un momento. Imaginemos el primer día de trabajo en una gran empresa en la cual solo nos han indicado donde está nuestro despacho. Nadie nos ha explicado si se puede parar a tomar un café a media mañana, quién es el jefe, cómo debemos realizar el trabajo… ¿Cómo te sentirías en esa situación?
Muy probablemente perdido, confundido, desorientado, deseando que venga alguien, con cierta autoridad y experiencia en la empresa que pueda dejar claro qué se debe hacer y cómo debe hacerse.
Este alguien, en el caso de los niños, son sus padres. Las normas y los límites nos aportan grandes beneficios, ayudándonos a adaptarnos correctamente a nuestro entorno y establecer unas correctas relaciones sociales. No obstante, no son lo único importante.
¿Qué aspectos debemos tener en cuenta para educar a niños felices?
Darles herramientas para gestionar de manera correcta sus emociones
Si resulta que te han despedido injustificadamente de tu trabajo, ese que tanto te gustaba, y vas a contárselo a una amiga pero ella te responde “No te preocupes ni estés triste, ya encontrarás otro”, ¿cómo te sientes? Incomprendida y quizá frustrada. No podemos evitar sentir emociones y nuestros hijos tampoco.
Con este tipo de mensajes únicamente conseguimos que aprendan a no expresar emociones negativas, con la consecuencia negativa para su desarrollo emocional que deriva de ello. Ponle nombre a su emoción y dale espacio para expresarse y buscar juntos una solución si fuese necesaria.
Acuerdo entre la pareja
Resulta imprescindible que ambos padres o figuras de apego que convivan con el niño se sienten a hablar. Ambos deben ponerse de acuerdo para establecer una serie de normas fundamentales, importantes o accesorias, evitando contradicciones y, de este modo, transmitir seguridad al niño evitando la inconsistencia.
Felicitar al niño por su buen comportamiento
Sí, ya sabemos que su obligación es estudiar, portarse bien y ser obediente, pero si somos capaces de apreciarlo y transmitírselo, el niño tendrá menos dificultades para hacer las cosas bien.
Por ejemplo, todos trabajamos a cambio de un salario, lo cual es nuestra obligación, pero si nuestro jefe nos da la enhorabuena por haber realizado un buen trabajo al día siguiente nos esforzaremos más y nuestra actitud será mejor.
Tener una rutina clara
La incertidumbre nos genera ansiedad, tanto a los niños como a los adultos, es por eso que tener una rutina clara donde el niño sepa lo que se va a hacer desde por la mañana hasta por la noche le ayuda a disminuir ese estado de alerta que puede generarle ansiedad empeorando su conducta.
Evitar las etiquetas
Vago, patoso, nervioso, rebelde, perezoso, guarro, tímido… Los niños tienen una gran facilidad para interiorizar los mensajes que les transmiten los padres, asumiendo que son parte de su personalidad y que no los pueden cambiar.
En vez de ponerle la etiqueta, intenta describir el comportamiento concreto que te molesta. Es mucho más sencillo cambiar un comportamiento concreto que una etiqueta que asumimos como parte de nuestra personalidad.
Dedicar tiempo de calidad
No siempre es fácil pero, como bien hemos mencionado anteriormente, se debe priorizar lo importante y, dedicar tiempo a nuestros hijos lo es.
El cuento de por las noches, el ratito en el parque, las conversaciones a la hora de comer (sin televisión claro), el trayecto al cole o la excursión al campo, cada uno puede dedicar tiempo a sus hijos como quiera, pero ellos deben saber que son una parte fundamental en tu día a día y que haces todo lo posible por tener tiempo para ellos, para disfrutar de su compañía.
Demostrarles cariño
Los niños necesitan contacto, caricias, besos, abrazos, guiños, palabras cariñosas que les hagan sentirse queridos y valiosos. Si no hay afecto, si no hay amor, todo lo anterior no sirve para nada.
Educar con cariño y exigenciaCon el acertado subtítulo “Los beneficios de la frustración óptima” la Mancomunidad de Lea-Artibai (País Vasco), en colaboración con la Facultad de Psicología de la UPV/EHU ha publicado una excelente guía para madres y padres que queremos compartir para su descarga como complemento a este artículo. Se trata de un texto breve pero contundente, que aporta una serie de orientaciones con las que se pretende dotar a padres y madres de herramientas útiles para practicar en la educación de sus hijos/as la exigencia y el cariño como elementos potenciadores del desarrollo. Como anticipan sus propios autores en la introducción: “…enseñarles la importancia de la frustración óptima en la educación diaria”. Puedes descargar la guía a continuación. |
►Recursos:
Educar con cariño y exigencia
►Fuentes:
Imagen cortesía de Pixabay
Buena visión global a la importancia de los límites en la educación y a la importancia del tiempo en las relaciones con los hijos. Ahora a profundizar
Muy bueno el artículo. Para compartirlo con otros padres